Mingo Ruiz de Gordejuela, María del Pilar de. Medinaceli (Soria), 14.IV.1896 – Zaragoza, 5.XII.1998. Educadora, superiora general (1941- 1959 y 1965-1971).
María del Pilar fue la segunda hija del matrimonio formado por Enrique de Mingo, médico de Medinaceli, y Pura Ruiz de Gordejuela, hogar en el que nacieron nueve hijos, y de ellos sobrevivieron las siete hijas.
Sus primeros años transcurrieron en Medinaceli. Al nacer Pilar, su padre no sólo le eligió el nombre, sino también la carrera; gran aficionado a la música, quería que su hija fuese una excelente profesora y concertista de arpa, y pronto puso los medios para conseguirlo. A los tres años le regaló un fonógrafo y una caja de música, el aristón, que hicieron las delicias de la niña, y a los cuatro comenzó el estudio de Solfeo con el maestro de capilla de la colegiata de Medinaceli. Como sus hermanas, fue alumna del colegio de clarisas de la ciudad.
El año 1906, a los diez años, empezó los estudios de Música oficiales en el Conservatorio de Madrid. Era la condición necesaria para poder obtener el primer premio nacional al final de la carrera, a lo que aspiraba su padre pensando en la futura concertista. Residía con su abuela y con un hermano de su padre, músico. Con él empezó a tocar sencillas composiciones de arpa. El ambiente vivido y sus buenas aptitudes hicieron que el aprendizaje de la Música fuera rápido y con notas de sobresaliente.
El curso 1907-1908, con su hermana mayor, ingresó como alumna interna en el colegio de las madres escolapias de Madrid. Por deseo de su padre el horario estaba supeditado a los estudios de Música. Por las mañanas asistía a las clases en el colegio. Las tardes las dedicaba íntegras a los estudios de Piano y Arpa en el Conservatorio de Madrid y con profesores particulares.
Con diecisiete años (1913), terminó la carrera de Música y la especialidad de Arpa, y obtuvo el 1.er Premio Nacional. Además, la profesora de Arpa del Conservatorio, que también lo era de la Orquesta Sinfónica de Madrid y del Teatro Real, Vicenta Tormo, le propuso y pidió a sus padres que le permitieran incorporarse a la Orquesta Sinfónica, para que en un futuro, no muy lejano, pudiera sucederle en el puesto. Convencida de su vocación escolapia, María del Pilar no aceptó, sino que solicitó de sus padres y de las escolapias ingresar en el noviciado escolapio de Carabanchel (Madrid).
El 2 de febrero de 1917, ingresó en el noviciado de Carabanchel. Tomó el hábito el 4 de abril de ese mismo año, y profesó en la Escuela Pía el 8 de abril de 1917.
Fueron dos años dedicados a completar su formación espiritual escolapia, y daba algunas clases de Música a las novicias. El 11 de abril de 1917 viajó de Madrid a Zaragoza, destinada al juniorato, donde las jóvenes escolapias completaban y perfeccionaban los estudios civiles y su formación religiosa. El año 1918 lo pasó en el colegio de Barcelona perfeccionando sus estudios de Piano para la interpretación de los autores clásicos.
Terminado el juniorato (1920), se incorporó a la comunidad del colegio Calasanz de Zaragoza. De 1920 a 1934, permaneció allí como profesora, pero a partir del año 1924, alternó la tarea de las clases con responsabilidades de gobierno en la recién erigida provincia escolapia de Aragón (15 de diciembre de 1923).
Daba clases de Música y de Arpa. El colegio Calasanz, con numerosas alumnas, gozaba de gran prestigio en la ciudad. Fue el primer colegio religioso femenino que estableció a principios del siglo XX la segunda enseñanza: bachillerato, Magisterio y Peritaje Mercantil para las alumnas; ofrecía amplios programas de materias, y una metodología pedagógica de vanguardia.
Se daba mucha importancia a la educación física, al aprendizaje de idiomas, con profesoras nativas, y a las enseñanzas artísticas y musicales. Y de estas últimas, la madre Pilar era la profesora responsable.
En 1923, cuando se erigió la provincia, la madre Pilar fue nombrada secretaria provincial. Asistió como vocal al Capítulo General (1925), acompañando a la superiora provincial, y poco después fue nombrada asistenta provincial de Aragón. El año 1929 se celebró el Centenario de la fundación del Instituto por santa Paula Montal, en la que la madre Pilar intervino muy directamente. El 5 de marzo de 1931, la superiora provincial partía de Zaragoza para la nueva fundación de Argentina. La madre Pilar asumió la responsabilidad de la provincia, como asistenta provincial, y la del colegio Calasanz de Zaragoza, ya que la superiora, la madre Mercedes Reig, era una de las destinadas a la fundación.
Cuando el 14 de abril de 1931, se proclamó la Segunda República, las religiosas, tuvieron que dejar el colegio y refugiarse en casas de familiares y amigos.
A los cinco o seis días todo volvió a la normalidad, y el colegio reanudó las clases y su marcha normal. La superiora provincial, conocida la noticia, regresó inmediatamente de Argentina, pero con el propósito de volver para consolidar la fundación, cuando la situación política española fuera más estable. No lo pudo hacer por el deterioro de su salud, y envió en su lugar a la madre Pilar, que partió del puerto de Barcelona, el 1 de mayo de 1933. Cuando a finales de 1933, la salud de la madre Paz de Moraza empeoró notoriamente, fue reclamada con urgencia a España. Embarcó en el puerto de Buenos Aires, el 3 de febrero de 1934. Nombrada superiora del colegio Pompiliano de Zaragoza, pudo asistir a la madre Paz de Moraza en su última enfermedad y muerte, acaecida el 15 de abril de 1934.
A los pocos días la madre Pilar recibió el nombramiento de superiora provincial de Aragón hasta el próximo Capítulo General (1935), que la ratificó en el cargo. Su provincialato (1934-1941) estuvo marcado por la inestabilidad política de la Segunda República Española. Corría peligro la enseñanza de los colegios religiosos. Para evitarlo se fundó en Madrid una Sociedad Anónima de Enseñanza Libre: SADEL. La madre Pilar acogió con premura la iniciativa. El 1 de junio de 1936, el colegio Calasanz pasó a ser: SADEL MONTAL, y el colegio Pompiliano: SADEL LANDRIANI.
El colegio de Andéraz (Navarra) lo cerró la Inspección de Enseñanza. En el colegio Santa Engracia de Zaragoza se adelantaron las vacaciones. Las religiosas se vistieron de seglar para poder dar clase y la dirección pasó a manos de una antigua alumna, Pilar Blanco. El 18 de julio de 1936, comenzó la Guerra Civil (1936-1939). Al quedar Zaragoza en zona nacional, el curso 1936-1937, y durante toda la contienda, se pudo enseñar libremente. Durante la guerra el Instituto quedó dividido en dos zonas: las provincias de Cataluña y Castilla; y Aragón. Totalmente incomunicadas, la madre Pilar desde Zaragoza hizo todo lo que pudo por las hermanas, y asumió el peso y responsabilidad del Instituto, como superiora mayor. Las casas de Zaragoza y Andéraz fueron lugar de acogida para todas las religiosas que lograban salir de la zona de guerra. El 20 de abril de 1937, la superiora general, después de algunos meses de cárcel y persecución, pudo llegar a Andéraz (Navarra), a través de Francia.
La casa se constituyó sede del gobierno general hasta la terminación de la contienda (abril de 1939). En la posguerra, la madre Pilar siguió ayudando a cuantas necesidades se presentaban, pues la mayoría de las casas habían quedado muy maltrechas.
En el Capítulo General celebrado en Zaragoza (7- 28 de agosto de 1941), la madre Pilar, a sus cuarenta y cinco años, fue elegida superiora general del Instituto.
Su primera tarea fue reconstruir las comunidades y los colegios darles impulso y vida. De 1942 a 1945 realizó la visita canónica a todas las casas del Instituto, empezando por Cataluña; siguió Castilla y Aragón, en España; y en 1945, las casas de Argentina, Brasil y Cuba, un total de treinta y siete comunidades y colegios.
También, se dedicó con empeño a la formación de las superioras, publicó el primer Boletín del Instituto; la revista Ideales, de la provincia de Aragón, la brindó al Instituto. El mismo se extendió al fundarse (1943), un colegio en Buenos Aires (Argentina), y varios en España, y se abrió una residencia en Granada (1943) y otra en Zaragoza (1944), para universitarias.
La madre Pilar volvió a salir elegida superiora general en el Capítulo General de 1947. Fue un sexenio especialmente misionero. El Instituto siguió extendiéndose, dado que eran numerosas las vocaciones, y se estableció en: Japón (1951), primera fundación ad gentes del Instituto; Narbona (Francia), 1951; Roma (Italia), 1952; y Santiago (Chile), 1953. En estos años también se fundaron varias casas en España, entre ellas Peralta de la Sal, cuna de san José de Calasanz.
También se celebró en Valencia el Capítulo General de 1953, y la madre Pilar fue reelegida por tercera vez; la Santa Sede otorgó el permiso necesario. Abrió nuevas casas en España, Argentina y Brasil, fundó una residencia universitaria en Roma. Además el Instituto se estableció en Los Ángeles (Estados Unidos), 1953, y Santafé de Bogotá (Colombia), 1954. Acontecimiento importante de este generalato fue la introducción de la causa de beatificación de la madre fundadora, Paula Montaln en Barcelona (3 de mayo de 1957). Al terminar el tercer período de su gobierno, convocó el Capítulo General en Roma (1959). En este Capítulo se eligió superiora general a la madre Loreto Turull, primera asistenta y vicaria a la madre Pilar de Mingo, que apoyó la labor y fue el brazo derecho de la madre Loreto al frente del Instituto.
En el Capítulo General de 1965 fue elegida nuevamente superiora general por un 4.º sexenio. Durante estos años siguió su impulso misionero y fundó en Senegal (1966), Puerto Rico (1968) y México (1971). Siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II convocó el Capítulo General especial en 1969. En él se elaboraron y aprobaron las Declaraciones y Decretos (1970). En 1971 se publicó Datos para nuestra Historia, prologado por la madre Pilar de Mingo. Otro hecho importante fue el traslado de la casa general a Roma (1967).
Cuando cesó como general en el Capítulo (1971), fue nombrada superiora de Narbona (Francia), hasta 1977.
Al terminar su estancia en Narbona, se dedicó a escribir sus Memorias, ante el deseo manifestado por la superiora general. Las redactó entre 1977 y 1982 en 12 volúmenes y es un valioso documento para la historia del Instituto. En 1982 fue destinada al colegio Calasanz de Zaragoza y en 1992 a la Comunidad de la Esperanza, también en Zaragoza. María del Pilar Mingo falleció el 5 de diciembre de 1998, a los ciento dos años.
La madre Pilar durante su mandato, en el que estuvo prácticamente treinta años, trató de potenciar la vida espiritual y la formación pedagógica por todos los medios a su alcance, construyó varios colegios y remodeló los existentes, abrió cuarenta y cuatro casas, extendió el Instituto a nueve naciones: Japón, Francia, Italia, Chile, Estados Unidos, Colombia, Senegal, Puerto Rico y México. Las religiosas pasaron de quinientas noventa (1941), a mil doscientas (1967), alcanzando la cota máxima del Instituto.
Obras de ~: Memorias, 1977-1982, 2 vols. (inéd.); Poesías (inéd.).
Bibl.: M.ª L. Labarta, “Provincia de Aragón”, en Datos para nuestra Historia, Zaragoza, 1971, págs. 577-582; Positio super Virtutibus, Paulae Montal Fornés, Roma, 1985, págs. 848-849; T. Sesma, Necrología de M. Pilar de Mingo, Roma, Ciclostil, 1998.
María Luisa Labarta Araguás