González de Lara, Fernando. Ciadoncha (Burgos), 1724 – Burgos, 1796. Arquitecto y escultor.
Nació en Ciadoncha, localidad burgalesa de la que eran naturales sus padres Manuel González y Manuela Julián de Lara. Se formó en Valladolid bajo la influencia de los destacados profesionales ligados a la Corte que, a mediados del siglo xviii, estaban dirigiendo importantes obras en esta capital. Ya a finales de la década de 1850, se asentó en Burgos y permaneció como vecino de esta ciudad hasta su fallecimiento.
Casado con la vallisoletana Ángela Rodríguez, tuvo su domicilio en la casa n.º 8 de la calle Alta hasta que levantó su propia residencia en la calle Fernán González.
Tras el fallecimiento de su esposa, contrajo nuevas nupcias con la burgalesa Polonia del Ribero y se trasladó a las proximidades de la iglesia de San Cosme y San Damián donde, una vez producido su fallecimiento, recibió cristiana sepultura.
Representa magníficamente el cambio experimentado en el ejercicio de las artes a partir del reinado de Fernando VI. Durante algún tiempo actuó como escultor y, aun educado en la tradición artesanal, trató de adaptarse a la disciplina propia del Barroco clasicista.
Así, transcurridos ya veinticinco años de su fallecimiento, se diría de él que “fue el último escultor de mérito que hubo en ésta [ciudad de Burgos]”. No obstante, a partir de la década de 1870, ante el general desarrollo del país bajo los presupuestos ilustrados, iba a orientarse preferentemente hacia el ejercicio de la arquitectura. Ya en 1772 figuraba como arquitecto supernumerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y, en 1777, se le concedió el preciado título de arquitecto académico de mérito.
Los veinte años siguientes marcan una etapa de intensa actividad que le llevó a realizar continuos viajes a lo largo de la región y zonas limítrofes. La Academia madrileña apoyó sus propuestas, obtuvo el favor de personalidades tan destacadas como Antonio Ponz e Isidoro Bosarte, y el sabio dominio del oficio que demostró lo consagraron con un amplio reconocimiento.
Su colaboración fue solicitada, así, por los principales promotores de obras públicas, como el Consejo de Castilla o el Concejo de Burgos, por entidades eclesiásticas tan relevantes como el Arzobispado o el Cabildo de la catedral, y por múltiples particulares, entre los que se contaban algunos tan influyentes como el Consulado o el duque de Lerma. En consecuencia, intervino en todo tipo de obras aplicando sobrios principios de funcionalidad, solidez y economía. Desde puentes y calzadas o nuevos trazados urbanos hasta edificios civiles dedicados a consistorio, cárcel, teatro, escuela, parador, mesón, etc. Igualmente son notables sus creaciones de carácter religioso, ya bien inspirándose en la antigüedad clásica o de acuerdo a tipologías consagradas pero concebidas con una equilibrada composición.
Interés particular revisten, también, sus actuaciones en conjuntos históricos del máximo relieve, como la catedral o el palacio ducal de Lerma, en los que trataba de aplicar conceptos propios del arte del momento o reproducía las formas legadas a través del tiempo.
No obstante, ya en el último decenio del siglo iba a experimentar serias contrariedades. Por una parte, las propias instituciones locales trataron de favorecer a algunos de los profesionales formados en el entorno más inmediato y, de manera progresiva, se hacía patente una marcada hostilidad hacia el académico sólidamente consagrado. Al mismo tiempo, su salud sufrió serios problemas hasta quedar totalmente ciego.
Finalmente falleció en medio de grandes penurias.
No obstante, en 1831, se reconoció que “este benemérito profesor es el que dio principio [en Burgos] a la bella arquitectura griega romana y fue destruyendo el estilo churrigueresco”.
Obras de ~: Representación de san Nicolás Albergado, monje cartujo, e imágenes de san Martín el Bueno y san Ruperto, retablo para el convento de trinitarios, Burgos, 1762; Retablos de la capilla de las Reliquias, catedral, Burgos, 1763; Retablo de la capilla de San Juan de Sahagún, catedral, Burgos, 1770; Retablo colateral, iglesia de Mazuelo (Burgos), 1771; Retablo mayor de la capilla de Santiago, catedral, Burgos, 1772-1773; Edificio n.º 4 de la calle Fernán González (portada actualmente en el Museo de Burgos), 1772-1774; Construcción de la Cárcel Real, Burgos, 1772-1774; Proyecto de Casa Consistorial, Burgos, 1772-1774; Proyecto para una escuela, Burgos, 1775; Restauración del palacio ducal, Lerma (Burgos), 1777-1784; Construcción de la Casa Consistorial, Burgos, 1783-1786; Proyectos de la torre de la iglesia, Cabia (Burgos), 1783-1786; Iglesia, Huérmeces (Burgos), 1783- 1786; Corrección de la obra del parador de Vega y proyecto para el puente de Moneo (Burgos), 1786-1788; Nuevo paseo del Espolón, Burgos, 1787-1790; Nuevo enlosado y levantamiento de la planta, catedral, Burgos, 1788-1789; Portada principal de la fachada del Perdón, catedral, Burgos, 1790-1791; Proyecto del puente, Pinillos de Esgueva (Burgos), 1793; Proyecto de casa-mesón, Quintanavides (Burgos), 1794; Proyecto para teatro, Burgos, 1796-1797.
Bibl.: E. Llaguno Amirola, Noticias de los arquitectos y de la arquitectura en España desde su Restauración, t. IV, Madrid, Imprenta Real, 1829, pág. 261; A. C. Ibáñez Pérez, “La iglesia de San Juan de Huérmeces”, en Boletín de la Institución Fernán González (BIFG) (1976), págs. 813-818; L. S. Iglesias Rouco, Arquitectura y urbanismo de Burgos bajo el reformismo ilustrado (1747-1813), Burgos, Caja de Ahorros Municipal, 1978, págs. 47-48, 63-65, 68-78 y 125-126; A. Quintana Martínez, La arquitectura y los arquitectos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1744-1774), Madrid, Xarait, 1983, págs. 100- 101; I. Cadiñanos Bardecí, “El arquitecto Fernando González de Lara. Notas a su vida”, en BIFG (1985), págs. 57-58; C. Sambricio, La arquitectura de la Ilustración, Madrid, Instituto de Estudios de la Administración, 1986, pág. 336; R. J. Payo Hernanz, El artista burgalés en la época ilustrada, Burgos, Institución Fernán González, 2005, págs. 99-103.
Lena Saladino Iglesias Rouco
