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Diego de Baeza

Biografía

Baeza, Diego de. Ponferrada (León), 1582 – Valladolid, 15.VIII.1647. Predicador y teólogo jesuita (SI).

Hijo de Antonio Fernández de Baeza y Beatriz Sánchez de Cancelada. Su entrada en la Compañía de Jesús se produjo en Salamanca y en marzo de 1600.

La primera vez que aparece matriculado en la universidad de aquella ciudad fue en el curso 1606-1607, como teólogo, entre los veinticinco hermanos jesuitas presentes de nuevo en estas aulas, aunque no ocurrió de la misma manera, en el caso de Baeza, en los años siguientes. Diecisiete años después de su entrada en el instituto profesó de cuatro votos, cuando ya había sido ordenado sacerdote. Ingresó entonces como profesor de Filosofía en el colegio de Palencia, pasando después con la teología al más importante centro académico de los jesuitas en Valladolid: el colegio de San Ambrosio.

Destacó, muy especialmente, por sus cualidades como predicador y como escritor que elaboró comentarios alegóricos y morales a la Sagrada Escritura, para, desde ellos, contribuir al ejercicio de la predicación y a la formación de predicadores. Pretendió hacer una obra nueva, donde destacase a Jesucristo como centro de la historia de la salvación. Asimismo, Baeza trabajó con una nueva metodología: los materiales antiguos de la tradición teológica y espiritual. De esta manera, ha sido considerado como un eminente exegeta neotestamentario, cuyas obras no han sido estudiadas de acuerdo con su mérito, como señaló hace tiempo Enrique Llamas. Uno de los aspectos que han sido más recalcados fueron sus comentarios acerca de la paternidad de san José, como quedó de manifiesto en su obra Commentaria moralia et exegetica in Evangelicam historiam. Diego de Baeza se sitúa en la misma línea de Juan de Cartagena, siendo un hecho indiscutible la paternidad de José sobre Jesús, comparándola con la paternidad divina. De esta manera, el Padre Eterno habría engendrado al Hijo, conociéndose a sí mismo; mientras que san José es padre de Jesús por su perfección, por sus virtudes y por sus ministerios. Una paternidad predestinada y no casual, pues gracias a ella se manifestó de modo más adecuado la misión que Jesús tuvo para con la humanidad. Una paternidad que le encumbra sobre el resto de los santos, siendo ella el fundamento de todas las gracias. Si Dios le eligió como padre de su Hijo, fue porque a José le adornaban todo cúmulo de gracias, pudiendo ser acorde con lo dispuesto por la voluntad divina. Asumió, según comenta Baeza, todas las funciones paternas, pues le alimentó, cuidó, respondió por Él como cabeza de familia, por lo que ésta se convierte en la expresión más clara de la paternidad de san José sobre Jesús.

Sus contemporáneos hablaron de él como uno de los predicadores más prestigiosos de su tiempo. En Valladolid, ciudad donde falleció, fue frecuente en el púlpito catedralicio. Precisamente, en aquel ámbito se vio mezclado en un notable conflicto de jurisdicciones, cuando las instituciones tuvieron que elegir predicador que protagonizase las honras fúnebres dedicadas al príncipe y heredero Baltasar Carlos, fallecido en 1646. Iban a ser las honras de la ciudad, celebradas en la iglesia catedral. Hasta ahora, los capitulares habían contado con la competencia de nombrar a este predicador. Sin embargo, en la elección deseaban intervenir ahora los regidores. La chancillería tampoco se quería apartar, hasta que finalmente el cabildo catedralicio respondió a estas intenciones. El poder municipal reclamaba que los nombramientos para estas honras debían realizarse alternativamente, habiendo intervenido ya los capitulares en las todavía recientes honras dedicadas, dos años antes, a la reina Isabel de Borbón, madre del mencionado príncipe. El candidato propuesto por parte de los regidores era el jesuita Diego de Baeza. El conflicto prosiguió y en él se vio involucrado el rector del colegio de San Ambrosio, llegándose a pedir la intervención del provisor y gobernador de este obispado. Este último ponía de manifiesto el escándalo que entre la población estaba causando el aplazamiento de la celebración de estas honras en honor al príncipe de Asturias, habiendo cumplido ya otras iglesias catedrales con los deseos de Felipe IV. Finalmente, la decisión recayó en el franciscano fray Alonso de Prado, calificador también del Santo Oficio. Una vez comunicado a este predicador, se establecía pena de excomunión correspondiente para los que no aceptasen la decisión, incluido los candidatos propuestos por las mencionadas instituciones. Diego de Baeza se dio por notificado desde el gobernador del obispado de Valladolid. Era noviembre de 1646. Las ocasiones de roce, sin embargo, entre el cabildo catedralicio y ciudad continuaron. Finalmente, las honras se celebraron “con mucho lucimiento” con la asistencia del acuerdo de la chancillería, la Inquisición y la ciudad.

Se mostró Diego de Baeza como un hombre de una amplísima cultura, manejando en sus sermones una abundante documentación y los principios de autoridad demostrados en sus escritos. Era un hombre asociado con aquellos que impulsaban la cultura y la ciencia, según demostró en las dedicatorias de sus obras: desde el primer tomo de los Commentaria a la Historia evangelica y el prepósito general Mucio Vitelleschi hasta el obispo Gregorio de Pedrosa; el conde de Lemos, Fernando de Castro; el conde de Luna, Juan Francisco de Quiñones, o el conde-duque de Benavente, Antonio Pimentel.

 

Obras de ~: Commentaria moralia in Evangelicam Historiam, 4 vols., Valladolid, apud Joannem Baptistam Varesium, 1623-1630; Commentaria allegorica et moralia de Christo figurato in Veteri Testamento, 5 vols., Valladolid, ex officina Viduae Joannis Lasso, 1632-1640; Sermones en todas las fiestas de Nuestra Señora, tres en cada una, Valladolid, por Gerónimo Murillo, 1642; Sermones funerales catorce y de ánimas de Purgatorio siete, Valladolid, por Marcos Pérez, 1645.

 

Bibl.: C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesús, vol. I, Bruxelles, Oscar Schepens, 1890, págs. 763-769; E. Llamas Martínez, “La paternidad josefina en los escritores de los siglos XVI y XVII”, en Estudios Josefinos (EJ), 12 (1952), págs. 171-172; H. D. Smith, Preaching in the Spanish Golden Age, Oxford, Oxford University Press, 1978; E. Llamas, “San José en la obra de Diego de Baeza”, en EJ, 69-70 (1981), págs. 93-128; J. Burrieza Sánchez, “Frailes y predicadores en la Catedral de Valladolid”, en Investigaciones Históricas, 24 (2004), págs. 77-104.

 

Javier Burrieza Sánchez

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