Alvito, San. Aloito. ?, p. m. s. XI – Sevilla, 5.IX.1063. Obispo de León y santo.
En el siglo XVIII el padre Enrique Flórez, al tratar de pasada en el tomo XVI de su España Sagrada a san Alvito, negó sin pruebas, dejándolas para su volumen correspondiente, el abadiato de este monje en Sahagún, haciéndolo abad de Samos. Años después el padre Romualdo Escalona, monje de Sahagún, salió por los fueros de su casa, intentando demostrar que los dos eclesiásticos de nombre Alvito, abad de Sahagún el uno y obispo de León el otro, no eran sino la misma persona, pero fue contradicho al poco por el padre Manuel Risco, continuador de la España Sagrada, que se alineó con la postura del maestro Flórez.
Hoy por hoy, parece imposible sostener la postura de Escalona, pero tampoco puede demostrarse que Alvito de León fuera antes de obispo abad de Samos.
Lo único cierto es que aparece como obispo de León desde el 27 de mayo de 1046, viviendo aún el obispo Cipriano, del que pudo ser nombrado obispo coadjutor o auxiliar (utilizando una terminología moderna) por razones que se desconocen. Una carta del 17 de abril del año 1057 señala expresamente que “in sedis Sancte Marie Legionensi cessauit hos dies ab episcopatum Cipriani”, esto es, que terminó el pontificado de Cipriano y no por muerte, pues aún se le cita como “episcopum in Sancta Maria sedis” en abril de 1063.
Pero es legítimo suponer que a partir de 1057 fue Alvito el único titular de la sede legionense y, como tal, se le nombra en numerosos documentos, entre ellos el que señala los límites de la restaurada sede palentina.
En 1063 presidió la embajada que envió el rey Fernando a Sevilla para recoger el cuerpo de la virgen santa Justa. Ante la imposibilidad de hallarlo, se decidieron por trasladar las reliquias de san Isidoro, descubiertas de modo milagroso según el Silense. Alvito cayó enfermo en Sevilla y murió. Su cuerpo fue también llevado a León y, según una leyenda tardía, recogida por un canónigo de San Isidoro de León a finales del siglo xii, a su llegada a la capital se originó una disputa por la posesión de su cuerpo, que fue solucionada por santo Domingo de Silos, a la sazón presente, en favor de la catedral, donde fue sepultado.
Sus reliquias fueron recolocadas en 1164 y en 1527 se levantó un nuevo sepulcro renacentista, obra de Juan de Badajoz, bajo el patrocinio del obispo Pedro Manuel.
Sin embargo, aunque tenido por santo en León, nunca ha gozado de oficio propio y ni siquiera culto litúrgico. La fecha de su muerte no es segura, pero al menos en ese día mencionan su fallecimiento los obituarios medievales de la catedral leonesa, pero sin otorgarle el título de santo.
Bibl.: A. de Lobera, Historia de las grandezas de la muy antigua e insigne ciudad y iglesia de León, Valladolid, Diego Fernández de Córdoba, 1596, fols. 290-294; R. Escalona, Historia del real monasterio de Sahagún, Madrid, J. Ibarra, 1782, págs. 61-65; M. Risco, España sagrada, vol. XXXV, Madrid, P. Marín, 1786, págs. 72-97; J. Pérez de Urbel y A. González Ruiz-Zorrilla, Historia Silense, Madrid, Escuela de Estudios Medievales, 1959, pág. 203; T. Moral, “Alvito o Aloito, OSB”, en Q. Aldea Vázquez, T. Marín Martínez, J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 56-57; M. Herrero de la Fuente, Colección diplomática del monasterio de Sahagún (857-1230). II (1000-1073), León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1988, págs. 284-285; J. M. Ruiz Asencio, Colección documental del archivo de la catedral de León (775-1230). IV (1032-1109), León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1990, pág. 209; M. Herrero Jiménez, Colección documental del archivo de la catedral de León X. Obituarios medievales, León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1994, pág. 480.
Miguel C. Vivancos Gómez, OSB