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Antonio del Águila y Paz

Biografía

Águila y Paz, Antonio del. Ciudad Rodrigo (Salamanca), 1480 – Zamora, 1560. Presbítero, conciliarista, canónigo, deán, arcediano, obispo de Guadix y de Zamora.

Hijo de Antonio del Águila y de María de Paz. Hizo sus primeros estudios y los eclesiásticos de Filosofía y de Sagrada Teología en el convento de los franciscanos de su ciudad natal. Una vez ordenado presbítero ocupó sucesivamente las funciones de canónigo y deán en la catedral de Ciudad Rodrigo, pasando después al gran arcedianato de Alcaraz, que era una dignidad de la archidiócesis de Toledo (hoy, Alcaraz pertenece a la diócesis y Provincia de Albacete).

Era amigo íntimo del rey Carlos I, quien lo nombró su consejero, considerándolo un verdadero “hombre de Estado” por su sabiduría y prudencia.

Dícese que le analizaba las informaciones procedentes de Alemania y Flandes. El Rey, apreciando sus cualidades, y sus conocimientos teológicos, le facilitó viaje para asistir a las sesiones de la segunda apertura del Concilio de Trento, aunque no llegó a participar por haberse suspendido éste nuevamente; así que Del Águila volvió a España, donde el Emperador, en 1537, lo propuso para el Obispado de Guadix, en vacante causada por fray Antonio de Guevara, recibiendo la bula oportuna fechada el 11 de abril de 1537 (conservada en el Archivo episcopal).

El episcopado en la diócesis accitana de Antonio del Águila duró hasta 1546. Intentó solucionar el viejo problema de la jurisdicción de Baza y su hoya en el Obispado de Guadix (porque era un enclave del Arzobispado de Toledo), y el prelado pareció resolverlo con un arreglo que daba Baza a la jurisdicción de Guadix (documento de escritura con la Dignidad Episcopal de Toledo del 15 de marzo de 1544) aunque creando un juez de Apelaciones que el Arzobispo de Toledo situaría en Quesada. El viejo pleito de la jurisdicción se transmutó en otro pleito distinto: el del juez de Apelaciones creado. Allí lo dejó sin resolver Antonio cuando fue promovido el 19 de abril de 1546 al Obispado de Zamora, en cuyo episcopado, gobernado con prudencia y vigilancia durante catorce años, falleció en 1560, a los ochenta años de edad, siendo sepultado en la capilla del convento de franciscanos de Ciudad Rodrigo que se dirá a continuación. Le sucedió el obispo Álvaro de Moscoso.

Fue muy caritativo con los pobres, dejando a su muerte varias fundaciones piadosas con este fin. Por su testamento, otorgado en Zamora, dejó a la catedral una hermosa lámpara de plata y a Ciudad Rodrigo una obra pía de ochocientas fanegas/año para limosnas a pobres y cuatrocientos mil maravedíes/año para dotes de doncellas. Fue un varón insigne y generoso, favoreció mucho a Ciudad Rodrigo, a su familia, a la iglesia catedral de Zamora y a la Orden franciscana, a la que amaba con una especial predilección por su pertenencia a la Venerable Orden Tercera de Penitencia, con numerosas obras pías, cuantiosas sumas de dinero, muchas obras de arte, como el óleo del Santo Cristo, llamado de Burgos, otro Cristo de la escuela de Berruguete y, sobre todo, el Calvario del maestro Juan de Juni. Todas estas obras de arte las situó en la capilla que mandó construir en el convento o monasterio de San Francisco, de Ciudad Rodrigo, capilla que se llama “del Obispo de Zamora”, donde se sepultó su cuerpo, poniéndose a continuación una lápida que decía: “Esta capilla mandó hacer D. Antonio del Águila, Obispo de Zamora, á gloria de Dios, para que en ella encomienden el alma del Emperador D. Carlos y la suya y la de sus deudos y las que fueron á su cargo y de su iglesia quae per misericordiam Dei requiescant in pace. Dotó esta capilla para que siempre se digan dos misas cada día y otras obras cristianas en esta ciudad, suplicando á Dios le perdone las malas que él hizo. Murió año de 1560”.

Siete años después de su muerte comenzó un largo proceso jurídico para hacerse con el mayorazgo instituido por Diego del Águila y acrecentado por su hijo Antonio del Águila, capitán de la Guardia, y por Antonio del Águila y Paz, obispo de Zamora. Todo en torno al llamado palacio de los Águila, en Zamora (antes, “Casa de los Águila”). Este palacio se encuentra hoy en día bien conservado.

 

Bibl.: “Águila (D. Antonio del)”, en “Noticia de los Españoles que asistieron al Concilio de Trento”, por D. P. Sainz de Baranda, págs. 7-8 del vol. IX de Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, Madrid, Imprenta de la Viuda de Calero, 1846; C. Fernández Duro, Colección Bibliográfico-Biográfica de noticias referentes a la provincia de Zamora ó Materiales para su Historia [...], Madrid, Imprenta y Fundición de Manuel Tello, 1891, pág. 335; Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Madrid, Espasa Calpe, vol. III, 1908, pág. 527; A. Andrés: “Águila (Antonio del)” en Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclésiastiques [...], vol. I, Paris, Letouze et Ané, Editeurs, 1912, col. 1.062; P. Suárez, Historia del Obispado de Guadiz y Baza publicada primeramente en Madrid, Año de 1696 [...] nuevamente impresa y ampliada, Madrid, Artes Gráficas Arges, 1948, cap. XVI: “Don Antonio del Águila sucede en el Obispado de Guadix”, págs. 198-200; Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, vol. II, 1972, “Guadix.- Episcopologio”, pág. 1.058, vol. IV, 1975, “Zamora.- Episcopologio”, pág. 2.800; Index Bio-Bibliographicus Notorum Hominum, vol. 2, Osnabrück, Biblio Verlag, 1975, pág. 1.214; C. Asenjo Sedano, Episcopologio de la Iglesia Accitana, histórico, sentimental y heráldico, Guadix, Instituto de Estudios Pedro Suárez, 1990. págs. 102-103; L. Ruiz Gutierre, OFS, Don Antonio del Águila y el “Calvario’”de Juan de Juni. Ciudad Rodrigo bajo la influencia del franciscanismo, en http:://www. ciudadrodrigo.net/cultura/libros/antoniodelaguila.htm [con acceso el 16 de agosto de 2006].

 

Fernando Rodríguez de la Torre

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