Fritz, Samuel. Trutnov (República Checa), 9.IV.1654 – Jeberos (Perú), 20.III.1728. Religioso jesuita (SI), misionero en la región de Mainas, superior de las misiones, explorador y autor de un célebre mapa de la cuenca amazónica.
Siendo joven se matriculó en la Facultad de Filosofía de Praga. Estudió Humanidades, Teología y Filosofía.
En 1673 fue admitido en la Orden jesuita. Al poco tiempo de su ordenación, en 1686 se embarcó hacia Sudamérica con destino a las misiones que la Orden mantenía en la región de Mainas, en plena cuenca amazónica. Permaneció allí más de cuarenta años. Se hace cargo de los Omaguas, a quienes bautiza y adoctrina. Posteriormente evangelizará a los Yurimaguas, Ayzuares e Ibanomas. Funda San Joaquín, Nuestra Señora de las Nieves de Yurimaguas y cuarenta reducciones más. Los años finales de su vida los pasó en el pueblo de La Laguna y luego en el pueblo de Jeberos en el Alto Marañón. La estancia de Fritz en la Amazonía coincide más o menos con el momento de más apogeo de las misiones, esto es cuando la Orden mantenía algún tipo de control sobre una población de cuarenta mil indígenas aproximadamente. Su prestigio entre los aborígenes de la zona y sus aptitudes misioneras le valieron para que fuera nombrado en 1704 superior de las misiones. Este cargo lo ocupó hasta 1712. Navegó por los ríos Amazonas, Huallaga, Ucayali y Napo. En mayo de 1693 logró llegar al lago Laurincocha, al que señaló como el origen del río Amazonas.
Además de misionero, puede ser considerado como uno de los más firmes protectores de los indígenas habitantes de la región de Mainas y una de las máximas figuras que hizo frente a las continuas incursiones portuguesas dedicadas a la trata de esclavos. Esta amenaza supuso frecuentes movilizaciones de la población nativa y la consiguiente reubicación de los pueblos. Gran parte de los esfuerzos del padre Fritz se dedicaron, precisamente, a convencer a los indígenas acerca de la necesidad de buscar nuevos y más seguros asentamientos. Esta actitud le convirtió no sólo en un protector de los pueblos indígenas, sino en uno de los principales defensores de los derechos de la Corona española sobre la cuenca alta del Amazonas.
El gran interés que demostró por delimitar las posesiones españolas y portuguesas se plasmó en sus Apuntes que realizó para tales efectos. Según su tesis, los portugueses sólo podían alegar derechos hasta los “cuatro grados y dos tercios de longitud” desde la boca del Amazonas.
El padre Fritz fue un hombre polifacético. Se desempeñó como un gran evangelizador y también como arquitecto, carpintero, escultor y pintor. Al parecer, varias iglesias de las misiones estaban adornadas con pinturas y con tallas de madera cuya autoría se le atribuyen. Aunque no existe la evidencia de los textos, se le considera autor de una gramática y de un vocabulario en lengua omagua. Fue un estudioso de las costumbres y de la cultura de las diferentes etnias aborígenes del Amazonas. Durante todo el tiempo que permaneció en las misiones se dedicó a realizar viajes de exploración y mediciones geodésicas. Resulta muy curiosa la precariedad de los instrumentos que disponía. Para sus expediciones sólo disponía de una brújula y de un hemiciclo de madera. Una de sus grandes proezas fue sin lugar a dudas la confección de una carta geográfica de la cuenca amazónica. Dicho mapa fue grabado en Quito por el padre Juan de Naváez. Posteriormente, este documento cartográfico fue utilizado y luego publicitado en Francia por el célebre geodésico La Condamine.
Sus Diarios, que contienen invalorables informaciones etnológicas y relaciones detalladas de las incursiones esclavistas portuguesas, fueron publicados por el padre Pablo Maroni como parte de sus Noticias auténticas del famoso río Marañón. Lamentablemente una parte importante de este documento, que abarcaba un total de cinco años, se perdió en un accidente en el río Hondache ocurrido en 1707.
En 1689, una enfermedad tropical le mantuvo postrado durante más de tres meses. Buscó asistencia médica en las posesiones portuguesas y para ello viajó al Gran Pará, ciudad situada en la desembocadura del Amazonas en el Atlántico. Se alojó en el colegio jesuita de la ciudad, donde fue atendido con gran solicitud.
Su estadía, sin embargo, se vería contrariada por una acusación de espionaje hecha por el gobernador de Maranhao. Las sospechas que sobre él pesaban supusieron su encarcelamiento. Gracias a una orden real despachada en Lisboa, se ordenó su inmediata liberación. Por su gran carisma, adquirió fama de poseer poderes milagrosos e, incluso, el rango de figura mesiánica. Los terremotos que asolaron Mainas fueron atribuidos por los indígenas al apresamiento de Fritz por los portugueses. Algo semejante ocurrió con los negros del Pará, quienes creyeron que había venido para liberarlos. Partió hacia Mainas el 8 de julio de 1691 habiendo estado en el Pará un total de veintidós meses. Llegó al pueblo de La Laguna a fines de febrero de 1692.
Una vez de vuelta a Mainas, resolvió ir a Lima y tratar directamente con el virrey, Melchor Portocarrero, conde de la Moncloa, el problema del avance portugués y de las continuas incursiones esclavistas a las cuales tenían que hacer frente las misiones. Llegó a Lima el 2 de julio de 1692. Algo que llamó mucho la atención fue su primitiva vestimenta que recordaba a los antiguos anacoretas. “El P. Samuel alto, bermejo y enjuto, de aspecto venerable, con barbas muy crecidas; su vestido, una sotana corta hasta media pierna, de hilos de palma, con alpargatas en los pies y cruz de chonta en la mano”. En esta capital denunció las pretensiones de las autoridades lusas sobre los territorios de los Omaguas que Fritz los consideraba como pertenecientes a la jurisdicción de Mainas y, por consiguiente, a la Corona de Castilla. Insinuaba la necesidad de que la Corona adoptara una nueva estrategia en la zona capaz de aumentar la presencia española a fin de parar el avance portugués. Sus advertencias fueron desoídas y de hecho la cuestión de los límites entre ambas coronas fue encarpetado. Al tenor de los escritos de Fritz se percibe claramente la falta de interés de la Corona y de las autoridades virreinales por estos territorios. En buenas cuentas lo único que logró de este viaje fueron dos mil pesos con cargo a las cajas reales y una provisión dirigida a los corregidores y justicias para que le socorrieran. Después de casi un año de estancia en esta ciudad, retornó al Marañón por la vía de Jaén de Bracamoros.
A fines de 1700 y utilizando la vía fluvial del Napo, realizó un viaje a Quito conjuntamente con un grupo de indígenas Yurimaguas. En esta ciudad gestionó con el presidente el envío de un contingente de soldados para la protección de los asentamientos misioneros de Mainas y Omaguas. En su viaje de retorno también vino acompañado de una nueva remesa de misioneros y de un pequeño contingente de soldados quiteños, la mayor parte de ellos inexpertos y poco aptos para colaborar en una empresa de semejantes magnitudes.
En 1706 realizó un segundo viaje a Quito llevando consigo a cuarenta indios procedentes de las diferentes reducciones. Su objeto fue reclutar más misioneros.
En su viaje de regreso le acompañaron diez nuevos curas.
Obras de ~:G. Edmunson (ed.), Journal of travels of father Samuel Fritz in the river Amazonas, between 1686 and 1723, London, Hakluyt Society, 1922; “Carta del P. Samuel Fritz al P. Diego Francisco Altamirano”, en Historiadores y cronistas de las misiones, Quito, Editorial Cajica, 1960, págs. 279-285; P. Maroni, Noticias auténticas del famoso río Marañón y misión apostólica de la Compañía de Jesús de la provincia de Quito en los dilatados bosques de dicho río, escribíalas por los años de 1783 un misionero de la misma compañía, edición crítica, introducción e índices, Jean Pierre Chaumeil, Iquitos, Monumenta amazónica, 1988, págs. 167-374.
Bibl.: Ch. de la Condamine, Viaje a la América meridional por el río de las Amazonas, Amsterdam, Imprenta de Joan Catuffe, 1745; M. Mendiburu, Diccionario histórico-biográfico del Perú. Parte primera que corresponde a la época de dominación española, Lima, 1874-1890, 8 vols.; M. Morales y Eloy, Ecuador. Atlas histórico y geográfico, Quito, Ministerio de Relaciones Exteriores, 1942; M. Uriarte, Diario de un misionero de Mainas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1952; F. de Figueroa et al., Informes de Jesuitas en el Amazonas (1600-1684), Iquitos, monumenta amazónica, 1986; Ch. de la Condamine, Diario del viaje al Ecuador, Quito, Ediciones Publitécnica, 1986; J. P. Chaumeil, “Introducción”, en P. Maroni, Noticias auténtica del famoso río Marañón, Iquitos, Monumenta amazónica, 1988, págs. 11-43.
Fernando Hidalgo Nistri