Infante, José Miguel. Santiago de Chile (Chile), 1778 – 1844. Abogado e independentista.
José Miguel Infante nació en Santiago de Chile en 1778, y sus padres fueron Agustín Infante y Rosa Rojas.
Pertenecía al grupo de criollos descontentos con el régimen colonial y que querían sustituir a García Carrasco por una junta. En 1810 formaba parte del Cabildo Municipal de Santiago en calidad de procurador, e interino con Fernando Errázuriz y Agustín Eyzaguirre en la agitación que ocasionó la caída de García Carrasco y el nombramiento de capitán general de Toro y Zambrano. Cuando la Audiencia propuso el reconocimiento de la Regencia española, Infante redactó un informe contrario a la misma, considerándola ilegítima. Asimismo, propuso la formación de una Junta en el Cabildo Abierto del 18 de septiembre de 1810, proponiendo dos meses más tarde, en noviembre, el reclutamiento de tropas. Infante formó parte del denominado Grupo Aristocrático Chileno.
Si se revisa el discurso pronunciado ante los cabildantes por Infante, como procurador del Cabildo, se advierte que la junta que se proponía era una institución netamente hispana, inspirada, como señala Lynch (1979: 149), en un ideario libertario atávico, antiautoritario, remontable a los fueros vascos y castellanos.
En este discurso, Infante acudía a las Partidas (ley tercera, título quince, segunda Partida) para argumentar la devolución del poder local en caso de encontrarse cautivo el Soberano. Este argumento estaba unido a muestras de lealtad hacia Fernando VII y el deseo de conservar provisionalmente los dominios hasta su retorno. Se estaba vinculando la creación de la Junta de Gobierno con una doctrina tradicional de partición del pueblo en la génesis del poder.
En 1811, Infante fue elegido diputado al Congreso por el grupo autonomista, oponiéndose al grupo de los Larraín. Junto con Eyzaguirre y los Errázuriz, representó, de junio a septiembre de ese mismo año, el gobierno de la aristocracia de Santiago.
Pidió la expulsión del agente argentino Álvarez Jonte por, entre otros motivos, la pretensión de éste de enviar el ejército chileno al Plata, con lo que se debilitaría, en opinión de Infante, la revolución chilena.
No se atrevió a oponerse al golpe dado por Carrera el 4 de septiembre, pero la nueva junta lo eliminó del Congreso y lo desterró de Santiago. Infante era partidario de la independencia de Chile, sin embargo, deseó evitar la persecución a los españoles para impedir una guerra civil, si el virrey Abascal se mostraba hostil a la revolución chilena. Formó parte del Senado creado por José Miguel Carrera en 1812.
Ante la invasión de las tropas enviadas por Abascal y mandadas por Antonio Pareja en 1813, y mientras Carrera combatía en el sur, se formó una junta interina en la que entró Infante con Francisco Antonio Pérez y Juan José Carrera. Esta junta se constituyó el 31 de marzo, sustituida por la junta definitiva el 13 de abril con Infante, Eyzaguirre y Francisco Antonio Pérez a la cabeza. Esta junta definitiva suponía la unión de las dos facciones aristocráticas que, con permiso de Carrera, crearon un gobierno enérgico y eficaz. La nueva junta solicitó auxilios a Buenos Aires y proyectó, junto con esta última ciudad, un ataque chileno-argentino al realista Perú. Asimismo, esta junta creó el Instituto Nacional, nuevo centro de enseñanza superior, en cuya creación participó también Camilo Henríquez.
Infante ayudó a redactar los decretos que la junta proclamó contra los desmanes ocasionados por las tropas, siendo también éste uno de los motivos de enfrentamiento con Carrera. Cuando Irisarri planteó abiertamente la cuestión de la plena independencia, Infante apoyó la cuestión y se inclinó por seguirla hasta el fin. Poco tiempo después, Irisarri negó la validez del Reglamento Constitucional de 27 de octubre de 1812. Debido a los fracasos y la hostilidad de Carrera en la guerra, Infante logró del Senado, de acuerdo con Eyzaguirre, la destitución de aquél.
Así, asumió la junta los plenos poderes y fue a Talca para negociar la paz con el jefe realista, Juan Francisco Sánchez, que la rechazó. La derrota de Talca ocasionó el Cabildo Abierto de 7 de marzo de 1814, dándose el mando como director a Francisco de la Lastra, volviendo Infante al Senado. Lastra envió, poco después, a Infante como representante a Buenos Aires, por lo cual no le cogió en Chile la reconquista realista de la ciudad. Regresó en 1818 después de la batalla de Chacabuco.
Con O’Higgins en el poder, se convirtió en ministro de Hacienda, poniéndose al frente del Ministerio poco después. Tomó parte activa en el Cabildo Abierto de 28 de enero de 1823 que obligó a dimitir a O’Higgins, siendo nombrado miembro de la nueva junta en la que estaban también Errázuriz y Eyzaguirre.
Esta nueva junta sería sustituida por la dictadura de Ramón Freire, que había encabezado un movimiento revolucionario de las provincias frente a la capital y frente a O’Higgins.
Siendo miembro Infante del Senado conservador, promovió la Ley de Abolición de la Esclavitud (1823).
Para Infante, las personas que defendían la esclavitud como propiedad inviolable, y por tanto equiparable a la tierra, las casas o los animales, no eran más que asesinos.
En 1826, a pesar del enfrentamiento con O’Higgins, hizo que el Congreso rechazara la proposición presentada por Blanco Encalada de declarar al desterrado O’Higgins fuera de la ley. Cuando Freire partió a la conquista de la isla de Chiloé, presidió Infante el Consejo dictatorial que gobernó en su ausencia (1824) y desterró al prelado Rodríguez Zorrilla, por enemigo del nuevo régimen republicano. Del autonomismo defendido por Infante al inicio de la revolución, evolucionó al federalismo, y creó para su fomento y defensa El Valdiviano Federal, periódico que publicó hasta su muerte. A la caída de Freire, logró imponer estas ideas federales en la Constitución de 1826. Tras el fracaso de esta Constitución federal y la subida de Francisco Antonio Pinto al poder (1828), se mantuvo en la política activa, oponiéndose a la anulación de grados a los liberales por decreto de Diego Portales, hasta 1830. Posteriormente fue ministro de la Corte Suprema y dirigió la Facultad de Leyes, renunciando a ambos cargos. Murió en Santiago de Chile en 1844.
Bibl.: M. L. Amunátegui y V. Gregorio, Biografías de americanos, Santiago de Chile, 1854; J. D. Cortés, Diccionario Biográfico americano, Paris, 1875; J. Lynch, Las Revoluciones hispanoamericanas, 1808-1826, Barcelona, Ariel, 1976; V. Herrero Mediavilla (ed. y dir.), Índice biográfico de España, Portugal e Iberoamérica, München, Saur, 1995.
Celia Suárez Cabal
