Peña Aguayo, José de la. Cabra (Córdoba), 16.XII.1801 – Madrid, 4.XI.1853. Jurisconsulto y ministro.
Nació en el seno de una familia con cierto prestigio y respaldo económico. Sus padres fueron Ramón de la Peña y Benítez, guardia de Corps, y María de las Nieves de Aguayo y Román de Gárate, dama de ilustre y renombrada estirpe. Estudió en el Colegio de la Purísima Concepción de su localidad. Cursó más tarde la carrera de Leyes en la Universidad de Granada, poco después de finalizada la Guerra de la Independencia.
En esta época pudieron comenzar sus simpatías y contactos con el liberalismo, ya que en 1817 la ciudad de la Alhambra se convirtió en un eje de los movimientos que conspiraban contra el poder absoluto de Fernando VII. Durante el Trienio Liberal, Peña Aguayo finalizó sus estudios y enseñó Economía en el mencionado Colegio de la Purísima. El 19 de enero de 1824 fue recibido como abogado en el Colegio de la Real Chancillería de Granada, que, según su testimonio, albergaba un importante núcleo del movimiento liberal. En torno a la misma época habían ingresado allí Estébanez Calderón, Ríos Rosas, Francisco y José de Castro Orozco, Seijas Lozano, etc. A la par que comenzaba a destacar en la vida social granadina, Peña Aguayo desarrolló su trabajo en aquel concurrido bufete, y se recurría a él para algunos casos delicados de resolver. Así ocurrió en la causa contra Bartolomé José Gallardo. Por aquellos días se hallaba preso también, acusado de delitos políticos, Fernando Álvarez de Sotomayor, pariente de Mariana Pineda y ayudado por ella en su fuga. Probablemente en aquel momento, o anteriormente, pudo Peña Aguayo haber conocido a la viuda granadina, pues ambos frecuentaban la tertulia de los conspiradores liberales, en la casa de los Montijo. Fruto de una relación íntima entre Mariana Pineda y Peña Aguayo nació su hija Luisa, acogida en casa de este último después de la muerte de la primera, pero no reconocida como legítima hasta que pasó un tiempo. Aunque se ha dicho que Peña Aguayo fue el abogado en el proceso de Mariana Pineda (ejecutada el 26 de mayo de 1830), no existen pruebas claras de ello en la documentación que se conserva (el único nombre que figura es el de José María de la Escalera, señala Cristina Viñes), aunque sí debió de participar como asesor de la defensa, colaborando en la redacción de su alegato.
Continuó ejerciendo su labor de abogado y trabó amistad con el conde de Ofalia, a raíz de haberle encargado este último la defensa de un pleito de gran importancia. Fue el comienzo de una relación profesional y una amistad que condujo al jurista egabrense a trasladarse a Madrid, en 1833. El 29 de septiembre de aquel año falleció Fernando VII y, de acuerdo con su testamento, se nombró un Consejo de Gobierno para apoyar a la Reina y, si se daba el caso de muerte o enfermedad de aquélla, sustituirla como regente. Ofalia fue nombrado secretario del Consejo, y nombró a Peña Aguayo oficial mayor y secretario de Su Majestad con ejercicio de Decretos.
Su firme adhesión a la causa de Isabel II quedó demostrada en el opúsculo publicado en aquel año sobre el derecho de sucesión de la hija de Fernando VII, entonces Reina menor de edad, bajo la tutela de su madre María Cristina.
El 10 de abril de 1834 se había proclamado el Estatuto Real, que en seguida suscitó debates impulsores de las divisiones entre liberales moderados y exaltados.
Hacia los primeros se inclinó Peña Aguayo, elegido como diputado por Córdoba en las Cortes convocadas para la revisión del Estatuto. Pero tras los sucesos de La Granja, que condujeron al restablecimiento de la Carta Magna de 1812 en agosto de 1836, tomó el relevo el progresismo. Poco después se preparó una nueva Constitución, la de 1837, en cuyas constituyentes no tomó parte el abogado egabrense, mas sí en las primeras que inauguró el nuevo código.
Tomó, pues, asiento en el Congreso representando a Málaga. De forma paralela, el protagonista había seguido ejerciendo su profesión ante los supremos tribunales de la nación y escribiendo. En 1836 se publicó la primera edición de su obra sobre la vida de Mariana Pineda. Un año después apareció un folleto en el que exponía su defensa en un ruidoso pleito de jurados contra los canónigos de la Catedral de Toledo.
Sus conocimientos en materia legal, económica y política se plasmaron igualmente en su Tratado de la Hacienda Española, publicado en Madrid en 1838.
Asimismo, se interesó por el desterrado Manuel Godoy, en cuya defensa compuso otra obra que debió de influir positivamente en la apertura de la causa del exvalido hacia 1839, y que concluyó con su absolución y restablecimiento de su rango y dignidades en 1847, aunque Godoy no pudo regresar a España y murió cuatro años después.
Después del Abrazo de Vergara, que en 1839 puso fin a la Primera Guerra Carlista, se formaron nuevas Cortes en las que Peña Aguayo ocupó escaño por Córdoba. Al año siguiente María Cristina tuvo que dejar el poder y le sustituyó como regente el general Espartero. Durante aquel período, con los progresistas en el poder, Peña Aguayo se retrajo nuevamente de la vida política. Pero al llegar Isabel II a la mayoría de edad retornó a la actividad parlamentaria. Participó en las Cortes que prepararon la Constitución de 1845 y en la legislatura siguiente. Y en el gabinete del marqués de Miraflores (del 12 de febrero al 13 de marzo de 1846) ocupó el cargo de ministro de Hacienda.
Tras la breve experiencia, volvió a decrecer su actividad política. Con todo, fue nombrado senador vitalicio el 14 de abril de 1847 y siguió desempeñando importantes cargos en otras instancias, como el de intendente de palacio o ministro honorario de Guerra y Marina. Por su trayectoria fue también condecorado con la Gran Cruz y Placa de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
Debido a su precaria salud, realizó su testamento en 1852, nombrando su única heredera a su hija Luisa.
Murió el 4 de noviembre de 1853 tras una larga enfermedad, contra la que poco pudo hacer el médico enviado por su amiga la emperatriz Eugenia de Montijo.
En Cabra se le dedicó una calle con su nombre.
Obras de ~: Discurso histórico-legal sobre el derecho de la princesa Isabel Luisa a la sucesión de la Corona por el fallecimiento sin hijos varones de su padre Fernando VII, Granada, F. de Benavides, 1833; El juicio de jurados celebrado en Toledo el día 20 de junio de 1837 para calificar dos escritos del venerable cabildo de aquella iglesia primada relativos a la supresión del diezmo, Madrid, Oficina de don Tomás Jordán, impresor de Cámara de S. M., 1837; Tratado de la Hacienda de España, Madrid, Imprenta de la Compañía Tipográfica, 1838; Defensa legal de don Manuel Godoy, primer ministro del rey Carlos IV: presentada en el Supremo Tribunal de Justicia, Madrid, Imprenta de la Compañía Tipográfica, 1839; Doña Mariana Pineda: narración de su vida, de la causa criminal en la que fue condenada al último suplicio, y descripción de su ajusticiamiento en 26 de mayo de 1831, Albacete, Reimpreso por Herrero-Pedrón, 1842.
Bibl: F. de P. Mellado et al., Diccionario universal de historia y de geografía, Madrid, Francisco de Paula Mellado, 1846-1850, 8 vols.; F. Pérez de Anaya, Lecciones y modelos de elocuencia forense, Madrid, Imprenta de Baltasar González, 1848-1849, 4 vols; G. Delgado Gallego y J. M.ª Rey Díaz, Estudios biográficos (hijos ilustres de la provincia de Córdoba), Córdoba, Imprenta El Defensor de Córdoba, 1913; R. Ramírez de Arellano, Ensayo de un catálogo biográfico de escritores de la provincia y diócesis de Córdoba con descripción de sus obras, vol. I, Madrid, Tipográfica de la Revista de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1921; A. Rull Sabater, Diccionario sucinto de Ministros de Hacienda (siglos XIX y XX), Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1991; R. Santillán, Memorias (1808-1856), Madrid, Editorial Tecnos y Banco de España, 1996; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Editorial Actas, 1998; C. Viñes Millet, “José de la Peña Aguayo. Bosquejo de una vida”, en J. de la Peña Aguayo, Doña Mariana Pineda: narración de su vida, de la causa criminal en la que fue condenada al último suplicio, y descripción de su ajusticiamiento en 26 de mayo de 1831, Granada, Port-Royal Ediciones, 2003, págs. I- XLVI; J. M. Cuenca Toribio, Ocho claves de la historia de España contemporánea, Madrid, Ediciones Encuentro, 2003; C. Viñes Millet, “José de la Peña Aguayo (1801-1853)”, en Andalucía en la Historia, 7 (2004), págs. 84-89.
José Manuel Ventura Rojas