Alarcón, Hernando de. El señor de Alarcón. Marqués de la Valle Siciliana (I), en el Reino de Nápoles, marqués de Rende (I), en el Reino de Nápoles. Palomares del Campo (Cuenca), 1466 – Castilnovo (Italia), 15.I.1540. Militar, teniente general de los ejércitos de Italia y capitán general del ejército del reino de Nápoles, capitán de jinetes en la guerra de Granada.
Hernando de Alarcón era miembro de una familia de nobles cuyo origen se sitúa en la casa de Zevallos, y entre cuyos miembros se encuentran mayordomos mayores de la Casa Real o maestres de órdenes militares.
Hijo de Diego Ruiz de Alarcón y de Isabel de Llanes y Santollo, mostró pronto una gran inclinación por el ejercicio de las armas, por lo que con corta edad tomó esta carrera. Abandonó la casa de sus padres a los dieciséis años y comenzó su formación como militar al lado de sus tíos, Pedro de Alarcón, señor de Valverde, y Martín de Alarcón, junto al que realizará sus primeras intervenciones en España e Italia. La conquista del reino de Granada, en 1485, supuso su primera acción militar. En esta contienda estuvo a su cargo el rey Boabdil, confinado en las fortalezas de Porcuna y Moclín, tras caer prisionero en la batalla de Lucena.
En 1495, Hernando de Alarcón llegó a Italia con su tío Martín de Alarcón bajo las órdenes de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Será en este escenario de las guerras de Italia donde Hernando de Alarcón va a consolidar una novedosa formación militar que lo sitúa en la vanguardia de su época. El señor de Alarcón contribuyó a la creación de las nuevas técnicas militares de la Edad Moderna, basadas en la superación de la guerra de choque medieval, y una mayor responsabilidad de la infantería.
Al mando de esa potente infantería participa en los principales hechos de armas, como la batalla de Garellano, que sitúan a Nápoles bajo la Monarquía española.
En 1506, convertido en uno de los hombres de confianza del Gran Capitán, es nombrado gobernador y capitán general de la provincia de Calabria.
Su suerte quedó unida a Gonzalo Fernández de Córdoba, de tal manera que cuando Fernando el Católico ordenó la vuelta a España del Gran Capitán, Hernando de Alarcón fue obligado también a abandonar Nápoles, acusándolo el Rey de amores prohibidos con una dama principal.
En 1511, Fernando el Católico emprende una nueva campaña contra los turcos y el señor de Alarcón marcha a la conquista de Túnez y Bugía, donde obtiene el cargo de maestre de Campo.
En 1513 el frente de Italia se reavivó, y Hernando de Alarcón participó en los sitios de Bolonia y Rávena, en el que resultó herido y fue hecho prisionero por el duque de Ferrara. Liberado, Hernando de Alarcón continuó al frente del gobierno de Calabria.
Con la llegada al trono de Carlos I, se mantuvo la complejidad de los asuntos italianos, una trama diplomática y bélica que el Señor de Alarcón tan bien conocía. Italia se convierte en el campo de batalla donde Francisco I y el Emperador van a medir sus fuerzas. Hernando de Alarcón participó en numerosos hechos de armas, como la batalla de Bicoca en 1522, tras la que recibió por parte del Emperador el nombramiento de capitán general de la infantería al frente del ejército. Al poco tiempo, Hernando de Alarcón cayó enfermo de extrema gravedad, tanto que llegó a temerse por su vida, pero, recuperado de su enfermedad, tomó parte en 1525 en la batalla de Pavía. Es tras esta contienda cuando acometió un encargo en el que demostró su capacidad como hombre conciliador. Francisco I, capturado tras la batalla, fue puesto bajo su custodia, misión que Alarcón acometió con extremada capacidad dada la delicadeza de ésta. Trasladó al monarca francés a España y le mantuvo cautivo en Madrid, primero en la Torre de los Lujanes y después en el Alcázar, hasta que fue ordenada su libertad. La custodia del rey de Francia no fue la última vez en que Hernando de Alarcón tuvo que mantener prisionero a una personalidad de tan alto estado. Así, en 1527, Alarcón llegó a Roma tras el asalto de las tropas imperiales, el Saco de Roma, y tras refrenar a las tropas en los asaltos posteriores a la batalla, se le encomendó la custodia del papa Clemente VII, prisionero en el castillo de Sant Angelo. Es tras esto cuando recibió los nombramientos de teniente general de los Ejércitos de Italia y capitán general del ejército del reino de Nápoles.
En 1535 volvió a Túnez, llamado por el emperador Carlos, para participar en la toma de la ciudad. Su decisiva intervención en esta contienda le supuso como premio la propuesta de Carlos V como virrey de Sicilia.
Alarcón, debido a su avanzada edad, rehusó este honor, solicitando a cambio al Emperador permiso para retirarse. Permaneció en Italia hasta el fin de sus días, falleciendo el 15 de enero de 1540, a la edad de setenta y cuatro años, en Castilnovo de Nápoles.
Junto al rechazado virreinato de Sicilia, el monarca recompensó a Alarcón con nombramientos como caballero de la Orden de Santiago, marqués de la Valle Siciliana o gobernador de Castilnovo.
Casado con Constanza Lison, tuvo una única hija, Isabel de Alarcón. Puede encontrarse un retrato de Hernando de Alarcón en el libro Comentarios de los hechos del señor de Alarcón, marqués de la Valle Siciliana y de Renda, y de las guerras en que se halló por espacio de cincuenta y ocho años, y en grabados de la Biblioteca Nacional de España, con la siguiente leyenda “Ex Titiani Archetypo Pereter sculp”. Corresponden a un grabado de Pedro de Perret, basado en un retrato de Hernando de Alarcón pintado por Tiziano, hoy perdido.
Bibl.: J. P. Mártir Rizo, Historia de la muy noble y leal ciudad de Cuenca, Madrid, Herederos de la viuda de P. de Madrigal, 1629; A. Suárez de Alarcón, A. de Alarcón y D. Díaz de la Carrera, Comentarios de los hechos del señor de Alarcón, marqués de la Valle Siciliana y de Renda, y de las guerras en que se halló por espacio de cincuenta y ocho años, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1665; T. Muñoz y Soliva, Historia de la muy N. L. É I. ciudad de Cuenca, y del territorio de su provincia y obispado, desde los tiempos primitivos hasta la edad presente, Cuenca, Imprenta de El Eco, 1866-1867; H. Priego Sánchez-Morate y J. A. Silva Herranz, Diccionario de personajes conquenses (nacidos antes del año 1900), Cuenca, Diputación Provincial de Cuenca, 2002.
Fidel Cardete Quintero