Mata y Fontanet, Pedro. Reus (Tarragona), 13.VI.1811 – Madrid, 27.V.1877. Médico, escritor, político.
Hijo del médico Pedro Mata y Ripullés, con ejercicio en la villa de Reus y autor de Refutación completa del sistema de contagio de la peste y otras enfermedades epidémicas. La influencia paterna debió de ser decisiva en su formación tanto científica como humanista.
Tras realizar sus primeros estudios en Reus y en Tarragona, cursó Medicina en Barcelona, y se licenció en su Colegio de Cirugía en 1836.
Desde su época de estudiante fue un ferviente partidario del liberalismo, participó en diversas luchas políticas e, incluso, enfrentamientos armados. Columnista brillante, colaboró en publicaciones como El Propagador de la Libertad o El Vapor, con artículos en los que defendía ideas progresistas y democráticas.
Durante la sublevación que tuvo lugar en Barcelona el 4 de mayo de 1837 y que fue reprimida con dureza, Mata fue acusado de ser uno de los cabecillas y tuvo que refugiarse en un barco francés que le llevó a Tolon, desde donde partiría primero a Marsella y más tarde a Montpellier. Su estancia, como refugiado, en esta ciudad francesa le permitió asistir a su prestigiosa escuela de medicina. Un año más tarde, en abril de 1838, regresó a su ciudad natal donde comenzó a ejercer la medicina, mientras colaboraba en el periódico La Joven España.
Muy pronto, Mata volvió a ser perseguido y, en esta ocasión, encarcelado junto a su amigo, el farmacéutico Pedro Sorriega, que murió en prisión. Finalmente, Mata fue desterrado y viajó a París, donde permaneció durante dos años. Entró entonces en contacto con la medicina científica europea y, en particular, con la medicina legal y con la toxicología de la mano de Mateo José Buenaventura Orfila, a quien siempre reconoció como su maestro, aludiendo a él con frecuencia en sus escritos como “el gran Orfila”.
Durante esta época trabajó intensamente como traductor de muy diversas obras, algunas médicas, como las Reflexiones sobre la grippe (Barcelona, 1937) o Tratado práctico de la inoculación aplicado al estudio de las enfermedades venéreas, de Philippe Ricord (Barcelona, 1840), y otras de contenidos muy diversos, como Los desposados o sea el contestable de Chéster de Walter Scott (1840).
En 1840, con la caída de la Regencia de María Cristina y la llegada de Espartero al poder, Mata regresaba a España dispuesto, por un lado, a participar activamente en la Revolución Liberal y, por otro, a instituir e institucionalizar la medicina legal en España. Al año siguiente de su regreso se hacía cargo de la alcaldía de Reus primero y de Barcelona después, para acabar siendo diputado. Durante esta época desarrolló una gran labor periodística como redactor de diversas publicaciones, como el diario El Constitucional o el semanario satírico El Sapo y el Mico. Además de sus colaboraciones habituales en la prensa, cultivó la poesía y la novela, siempre con una intención ideológica; se pueden citar al respecto, entre las obras líricas: Gloria y martirio: poema en tres cantos dedicado al pueblo y Milicia de Reus (1851) y Al pueblo de Madrid (1854); y entre las novelas El poeta y el banquero, escenas contemporáneas de la revolución española (1842), Las amazonas (1852), etc.
En 1842 se trasladó definitivamente a Madrid, con motivo de ser nombrado secretario del Congreso. En la capital del Estado compaginó sus funciones administrativas y políticas, con actividades literarias y periodísticas, siempre en defensa de las ideas liberales.
Participó, asimismo, como oficial primero de la Dirección de Estudios, en la renovación del plan de estudios de Medicina. El “plan Mata” introducía cambios importantes en cuanto a las titulaciones de los profesionales sanitarios en España, pero, de manera específica, creaba cátedras de Medicina Legal y Toxicología en las Facultades de Madrid y Barcelona. Con ello, Mata pretendía organizar la enseñanza y la práctica de la Medicina Forense en España según el modelo que había aprendido en París junto a Orfila.
En 1843, con treinta y dos años de edad, Pedro Mata abandonaba sus cargos políticos y administrativos y se incorporaba a la actividad docente como primer catedrático de Medicina Legal en la Universidad de Madrid. Comenzó entonces una etapa muy fructífera de producción científica, en la que publicó obras fundamentales que suponen el origen de la Medicina Legal española como disciplina científica. Así, Vademecum de Medicina y Cirugía Legal (1844); Aforismos de Toxicología (1846); Compendio de Toxicología general y especial (1846); Tratado de Medicina y Cirugía Legal (1846). Este último texto fue utilizado durante muchos años en todas las universidades españolas y llegó a tener cinco ediciones. Entre las aportaciones de Mata a la Medicina Legal deben destacarse las relativas a los tiempos de putrefacción cadavérica y las técnicas para conservar y reproducir las huellas de los pies.
Sin embargo, la institucionalización de la Medicina Legal, como especialidad médica no pasaba sólo por su presencia en el ámbito universitario. Era necesario también desarrollar todo un discurso de legitimación de la nueva ciencia frente a la sociedad y, de manera particular, frente a los juristas que debían aceptar, en el ámbito de los tribunales de justicia los informes periciales de los médicos forenses. Si en los casos de envenenamiento, la nueva toxicología era capaz de demostrar la existencia o no de determinadas sustancias en el organismo de las víctimas, otra faceta de la medicina forense seguía siendo objeto de dudas y recelos por parte de los magistrados: las relaciones entre crimen y locura. En este sentido, Pedro Mata inició y lideró en Madrid lo que se podría denominar el movimiento frenopático español, siempre con un afán divulgador que diera a conocer al público en general las virtudes y posibilidades del saber psiquiátrico.
En una serie de conferencias pronunciadas en el Ateneo de Madrid a finales de la década de 1850, intentó poner de manifiesto la importancia de la psiquiatría forense, su carácter benefactor para la humanidad y su interés para el desarrollo de la Nación.
La recopilación de estas conferencias dio lugar a una obra importante titulada Tratado de la razón humana con aplicación a la práctica del foro, publicada en tres tomos. El primero dedicado a la razón en estado de salud; el segundo a los “estados intermedios” y el tercero a aspectos más clínicos. Al referirse a los “estados intermedios” Mata abordaba el problema del sonambulismo artificial, término que prefería al de mesmerismo o magnetismo animal, cuya doctrina no compartía. Negó todo efecto terapéutico de los sueños inducidos y su preocupación se centró en el problema de la responsabilidad civil o penal en la que puedan incurrir los sujetos sometidos a la influencia de un magnetizador. Con ello, Mata aceptaba la existencia del sonambulismo como un hecho positivo y, pese a su conocido somaticismo, fue uno de los primeros en planear la imaginación y la sugestión del sujeto como mecanismo explicativo del estado de sueño artificial. De este modo Mata se situaba en la línea “subjetivista” de la concepción pionera de la sugestión hipnótica, iniciada por Faria y continuada por Braid, y defendida años más tarde en Francia por la escuela de Nancy frente a los postulados de la escuela de París que asociaban hipnosis con histeria. Finalmente, en el tercer volumen del Tratado de la razón humana, defendía la idea de que el loco es siempre un enfermo, que debe ser tratado como tal. Para todos los enfermos mentales, incluidos los peligrosos o los que hubieran cometido actos criminales, propugnaba manicomio y terapéutica, en vez de cárcel y castigo. De igual modo, participaba como perito forense en casos criminales, uno de los más célebres fue el llamado caso Fiol, en el que el diagnóstico de monomanía prosperó, por primera vez, ante un tribunal español.
Este interés por la psiquiatría forense, y su capacidad para rodearse de discípulos y crear escuela, hace que Pedro Mata pueda ser considerado como el fundador, si no de una escuela, sí al menos de un núcleo de actividad psiquiátrica importante, que tuvo en José María Esquerdo y el Jaime Vera una continuidad ideológica y doctrinal.
Esta dedicación a la psiquiatría, se completa con su acercamiento, como filósofo materialista a la psicología, que siempre entendió como una parte de la fisiología.
Su interés por la memoria, como capacidad psicológica queda patente en dos obras: Manual de Mnemotecnia (1848) y Nuevo arte de auxiliar la memoria (1862), así como en ciclos de conferencias dedicados a este tema. Otras aportaciones como Compendio de Psicología (1866) o Criterio médico-psicológico para el diagnóstico diferencial de la pasión y la locura (1868- 1869) completan una vasta producción médica y filosófica marcada por el determinismo materialista, el positivismo, frente al idealismo y el empirismo de algunos de sus contemporáneos.
Crítico del vitalismo y del hipocratismo, es de destacar el amplio ciclo de conferencias que ofreció en el Ateneo de Madrid, recopiladas en la obra titulada Examen crítico de la homeopatía (1851-1852), que sirven a Mata para refutar las teorías homeopáticas y el vitalismo que las mismas encerraban. Expresaba su convicción de que la llamada “fuerza vital” tiene, en realidad, un componente fisico-químico, disertaba sobre la química del carbono y propugnaba el método inductivo en las ciencias de la naturaleza, mostrándose partidario de la aplicación de las ciencias básicas (la fisica y la química) a la medicina. En 1849 había publicado una Sinopsis filosófica de la Química, que viene a corroborar la importancia de la misma en la concepción experimentalista de la medicina que había aprendido en París —junto a Orfila, a Thenard— y que ahora pretendía introducir en España.
Otro momento crucial en el que Mata defendió su ideología médica fue en el discurso pronunciado en la Real Academia de Medicina de Madrid, con motivo de la apertura de las sesiones correspondientes al año 1859. El tema elegido fue “Hipócrates y las escuelas hipocráticas” y sus contenidos y argumentaciones, en defensa nuevamente de la nueva química y de la experimentación frente al empirismo y al vitalismo, dieron lugar a una importante polémica sobre la cuestión en el seno de la docta institución que, incluso, llegó a trascender a la prensa profesional y política.
Durante la década de 1860 compaginó su actividad científica con una vuelta a la política. Durante esos años puso en marcha y fue el redactor jefe del periódico liberal El Universal y participó muy activamente en la revolución de septiembre de 1868, tras la cual fue nuevamente diputado y miembro de la Comisión Constitucional. En 1862 impulsó la creación del cuerpo médico forense y en 1870 fue uno de los artífices de la Ley de Registro Civil. Durante la monarquía de Amadeo de Saboya ejerció cargos diversos, entre los que cabe destacar: miembro del Tribunal de Cuentas, senador del reino, decano de la Facultad de Medicina y rector de la Universidad Central de Madrid.
El 1873 sufrió un ataque de apoplejía que le dejó como secuela una parálisis derecha de la que no llegó a recuperarse. Los últimos años de su vida los dedicó a la poesía y a revisar la última edición de Tratado de Medicina y Cirugía legal. Murió en su casa de la calle Cervantes de Madrid, el 27 de mayo de 1877.
Obras de ~: El poeta y el banquero, escenas contemporáneas de la revolución española, 1841-1842; Vademecum de Medicina y Cirugía Legal, Madrid, Imprenta Calle Padilla 11, 1844; Aforismos de Toxicología, Madrid, Imprenta de Suárez, 1846; Compendio de Toxicología general y especial, Madrid, J. Meras y Suárez, 1846; Tratado de Medicina y Cirugía Legal, Madrid, Imprenta de Suárez, 1846; Manual de Mnemotecnia, Madrid, 1848; Sinopsis filosófica de la Química, Madrid, Bailly-Baillière, 1849; Gloria y martirio: poema en tres cantos dedicado al pueblo y Milicia de Reus, Madrid, Manini Hermanos, 1851; Examen crítico de la homeopatía, Madrid, Imprenta Manini Hermanos, 1851-1852; Las amazonas (novela), Madrid, Imprenta de Ayguals de Izco Hermanos, 1852; Al pueblo de Madrid, Madrid, Círculo de la Unión Patriótica, 1854; Hipócrates y las escuelas hipocráticas, discurso inaugural de las sesiones del año 1859 en la Real Academia de Medicina de Madrid, Madrid, Imprenta Manuel Rojas, 1859; Doctrina médico-filosófica española, Madrid, Bailly-Baillière, 1860; Tratado de la razón humana, Madrid, Bailly-Baillière, 1864-1878; Compendio de Psicología, Madrid, Bailly-Baillière, 1866; De la experimentación fisiológica como prueba pericial en los casos de envenenamiento, Madrid, Bailly- Baillière, 1868; Criterio médico-psicológico para el diagnóstico diferencial de la pasión y la locura, Madrid, Bailly-Baillière, 1868; De la libertad moral o libre albedrío, Madrid, Bailly- Baillière, 1868.
Bibl.: F. Domínguez Sierra, “El Dr. D. Pedro Mata y Fontanet”, en Trabajos de la Cátedra de Historia Crítica de la Medicina, 6 (1935), págs. 175-185; T. Ramos, “La polémica hipocrática en la medicina española del siglo xix”, en Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología Médica, 6 (1954), págs. 115-161; R. S ancho de Sanromán, “Pedro Mata y el somaticismo psiquiátrico”, en Cuadernos de Historia de la Medicina Española, 1 (1962), págs. 25-60; M. y J. L. Peset, La universidad española (siglos xviii y xix). Despotismo ilustrado y revolución liberal, Madrid, Taurus, 1974; E. Domenech, “Las ideas de Pedro Mata en el campo de la Psicología de su tiempo”, en Asclepio, 32 (1980), págs. 137- 150; J. Toro Mérida y A. Prieto Alberca, Pero Mata y Fontanet. Vida, obra y pensamiento (1811-1877), Madrid, Prial, 1986; E. Domenech, J. Corbella y D. Parellada (eds.), Bases históricas de la Psiquiatría catalana moderna, Barcelona, PPU, 1987; A. Ibáñez, L’obra novelística del Dr. Pere Mata i Fontanet, Reus, Associació d’Estudis Reusencs, 1994; R. Huertas, Organizar y persuadir. Estrategias profesionales y retóricas de legitimación de la medicina mental española (1875- 1936), Madrid, Frenia, 2002; A. Diéguez, “Hipnotismo y medicina mental en la España del siglo xix”, en L. Montiel y A. González de Pablo, En ningún lugar, en parte alguna. Estudios sobre la historia del magnetismo animal y del hipnotismo, Madrid, Frenia, 2003, págs. 197-228; J. B. Martí Lloret, “Pedro Mata i Fontanet: su vida y su obra”, en VV. AA., Ateneístas ilustres, vol. II, Madrid, Ateneo de Madrid, 2007, págs. 449-460.
Rafael Huertas