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Fernando López Mercader y Uriarte

Biografía

López Mercader y Uriarte, Fernando. Vélez-Málaga (Málaga), 1744 – Málaga, 1785. Capitán del Ejército e ingeniero ordinario.

Ingresaba en el servicio como cadete del Regimiento de Infantería de Zamora, el 22 de marzo de 1764, realizando estudios en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona. Una vez aprobado el examen reglamentario, ingresaba en el Cuerpo de Ingenieros como alférez e ingeniero delineador, con fecha de 4 de noviembre de 1768, siendo destinado al castillo de San Fernando de Figueras, de donde pasaba a la comandancia del Cuerpo en Barcelona.

En abril de 1773 era destinado a Ceuta, donde trabajaba en sus fortificaciones. En julio de ese mismo año levantaba dos planos como ayudante del ingeniero director Martín Gabriel. En ellos se representa la imagen ampliada del Monte Hacho y de su entorno, enriqueciéndola con gran número de detalles, precisando el muro antiguo que separaba la Almina del Valle, el cuartel nuevo, el camino de subida al Hacho y el que lo rodeaba, la batería del Sarchal, el perfil del muro norte que debería construirse para evitar al presente la enfilada de las embarcaciones enemigas, etc. Ascendía a ingeniero extraordinario y a teniente, el 6 de noviembre de 1775.

Destinado en la Comandancia de Málaga como ingeniero ordinario, Fernando López Mercader abordaba la urbanización de la zona más cercana a las instalaciones portuarias de poniente con la apertura del “Salón Bilbao”, hoy Alameda Principal, siguiendo el modelo del “Salón del Prado” en Madrid. Se iniciaba así una nueva fisonomía urbana, que iría haciendo caer sucesivamente las murallas perimetrales del centro histórico, en un necesario empuje que terminaría con el derribo del castillo de San Lorenzo ya en el siguiente siglo.

En la sesión capitular celebrada el día 10 de noviembre de 1783, se daba lectura de una carta enviada al cabildo por Miguel de Gálvez, ministro togado del Consejo de Guerra de Carlos III, en la que informaba que, una vez trasladada la petición remitida por patricios celosos malagueños solicitando permiso para la construcción de un paseo frente a la puerta de la Mar, el monarca la había autorizado según se contenía en la Real Orden que adjuntaba, del conde de Floridablanca, superintendente general de Caminos y Posadas del Reino. La aprobación del proyecto redactado por Fernando López Mercader era procedente para “decoro de la ciudad de Málaga, comodidad de la tropa y desahogo del pueblo y marinería”. Para la coordinación de los trabajos y facilitar todos los medios necesarios, se constituyó una Junta de Obras encabezada por el marqués del Vado, vocal de la Junta de Caminos de Antequera.

El mandato, comunicado por Miguel de Gálvez y firmado por el conde de Floridablanca, concedía “su real permiso para componer y adornar con arreglo al plan y proyecto que ha formado el ingeniero D. Fernando López Mercader, la Puerta del Mar y su playa circunvecina como punto más principal donde concluir el camino que se está construyendo desde esta misma ciudad a la de Antequera y el de la costa por Vélez a Granada”.

El 19 de abril de 1784 se debatía en el cabildo el proyecto de López Mercader y el plano que se presentó ante el concejo, donde se describía de manera detallada el terreno y los trabajos que debían llevarse a cabo. Del memorial de las obras se puede deducir la importancia que se concedió a la urbanización de esta zona, así como sus líneas fundamentales de actuación, ya que las citadas obras servían para embellecer la llegada a Málaga desde los nuevos caminos de Antequera y Vélez, facilitando el acceso tanto a vecinos como a forasteros y dotando a la ciudad de una entrada principal por puerta del Mar.

El programa de formación de la red de carreteras de la segunda mitad del siglo XVIII no pudo realizarse de forma completamente satisfactoria, ya que los problemas financieros, principalmente, impidieron su materialización plena. En esa época, los únicos técnicos que contaban con preparación específica para construir obras públicas eran los ingenieros

militares, sólidamente formados en la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, creada por Felipe V en 1720.

La conexión entre Málaga y Vélez, primer tramo del camino real de Granada, necesario cauce de salida para la producción agrícola de la Axarquía, justificaba plenamente su construcción.

El 15 de enero de 1779, el conde de Floridablanca nombraba al ingeniero en jefe Carlos Lemaur para que dirigiera las obras de la carretera de Andalucía. También en ese año recibía el encargo de Floridablanca para hacer obras en la carretera de Málaga a Antequera, las cuales dieron comienzo en el año 1780, realizando la traza general del nuevo camino de Antequera, al tiempo que levantaba los primeros planos. Las obras comenzaron bajo su dirección en 1884, pero pronto tuvo que abandonarlas al ser reclamado para otras cuestiones. López Mercader tomaría el relevo de Lemaur al frente de la dirección técnica de los trabajos, quien realizaba el proyecto general, organizando los primeros trabajos de construcción. Lamentablemente, López Mercader falleció apenas comenzadas las obras, en mayo de 1785.

Con anterioridad, en 1784, este ingeniero había sido designado para sustituir al ingeniero director Joaquín Villanueva y Pacheco en la dirección de las obras que se estaban realizando en el río Guadalmedina.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Exps. Pers.

H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y Ediciones de la Universidad, 1983; H. Capel et al., De Palas a Minerva: la formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII, Barcelona, SERVAL-CSIC, 1988; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. A. Ruiz Oliva, Fortificaciones Militares de Ceuta: Siglo XVI al XVIII, Ceuta, Universidad Nacional de Educación a Distancia. Centro Asociado de Ceuta, 2002; M. Galland-Seguela, “Las condiciones materiales de la vida privada de los ingenieros militares en España durante el siglo XVIII”, en Scripta Nova, 8, 179 (2004) [en línea], disponible en http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-179.htm; C. Díaz Capmany, “Els enginyers de la fortalesa de Sant Ferran de Figueres”, en Annals de l'Institut d'Estudis Empordanesos, 38 (2005), págs. 279-304; A. Burgos Núñez, J. C. Olmo García y M.ª P. Sáez Pérez, “El Camino de Vélez, pervivencia de una carretera de la España de la Ilustración”, en Tst: Transportes, Servicios y telecomunicaciones, 29 (2015), págs. 36-63; F. Cabrera, “El castillo de San Lorenzo: un fuerte en una alameda”, en Diario Sur, 27 de mayo de 2019; J. García Villanova y A. Serón de la Torre, “Evolución Histórica de la Trama Viaria del Centro”, en OMAU Málaga, págs. 97-108 [en línea], disponible en https://static.omau-malaga.com/omau/subidas/archivos/8/2/8528/evolucion-historica-de-la-trama-viaria-del-centro.pdf.; “Los orígenes de la Alameda Principal y el plano de Joshep Carrión de Mula”, en Archivo municipal de Málaga [en línea], disponible en https://archivomunicipal.malaga.eu/opencms/export/sites/archivo-municipal/.galeria-descargas/10ebb013-ba53-11e3-86e5-005056846acf/DOCUMENTO-WEB-Alameda.pdf.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño