Plans y Freyre, José María. Barcelona, 17.VII.1878 – Madrid, 11.III.1934. Astrónomo, físico, matemático.
Hijo de Fructuoso Plans Pujol y de María Freyre, quedó huérfano de padre cuando tenía once años.
Como luego ocurriría con su hijo, la carrera de Fructuoso Plans, doctor en Ciencias Naturales, discurrió en la enseñanza. Su primer puesto relevante fue el de catedrático de Ciencias Naturales en el Instituto de Segunda Enseñanza de Gerona, pero luego pasó a ocupar la Cátedra de Materia Farmacéutica, Vegetal y Animal en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago de Compostela, y más tarde (1865), la de Botánica de la misma Facultad pero en la Universidad de Barcelona.
José María estudió en el Colegio del Sagrado Corazón de Barcelona, de los jesuitas, destacando como alumno (por un programa de una fiesta escolar de 1889, Pedro Puig Adam averiguó que a los once años ya había realizado, entre otras, una traducción en verso al castellano de la égloga de Virgilio, “Tityre, tu patulae...”). Indeciso sobre qué carrera universitaria seguir, simultaneó inicialmente en Barcelona los estudios de la licenciatura de Ciencias Físico-Matemáticas con las carreras de Ingeniería Industrial y Arquitectura, aunque finalmente se decantó por la primera, licenciándose con sobresaliente y Premio Extraordinario en 1899. Dos años después consiguió el título de doctor en Madrid (también en Ciencias Físico-Matemáticas y con sobresaliente y Premio Extraordinario).
Recién doctorado, en 1899 opositó al puesto de profesor auxiliar de Electricidad y Magnetismo de la Facultad de Ciencias de Barcelona, sin éxito (el puesto fue a parar a su único contrincante, Ramón Jardí Borrás). En 1901 opositó nuevamente, esta vez a la Cátedra de Mecánica Racional de la Recién creada Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao, que no logró, aunque sí el puesto de profesor auxiliar de la Escuela el curso de 1901 a 1902 (explicó Análisis Matemático).
Tampoco tuvo éxito en 1904, cuando participó en las oposiciones a la Cátedra de Electricidad y Magnetismo de la Facultad de Ciencias de Madrid.
Ramón Jardí, de nuevo, y Blas Cabrera fueron sus contrincantes y fue éste, el futuro líder de la física española, quien obtuvo la plaza. Finalmente, en 1905, consiguió una cátedra, aunque no universitaria: la de Física y Química del Instituto de Castellón de la Plana. Cuatro años más tarde, llegó finalmente la deseada cátedra universitaria: la de Mecánica Racional de la Universidad de Zaragoza, que acababa de dejar vacante quien fue amigo íntimo suyo, Esteban Terradas.
Permaneció Plans en la capital aragonesa hasta 1918, cuando obtuvo, mediante una nueva oposición, la Cátedra de Mecánica Celeste de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. Aquel mismo año, un trabajo suyo, “Sobre los movimientos vibratorios elípticos o de Dirichlet, de una masa fluida en rotación que afecte la forma de elipsoide de Jacobi su estabilidad”, fue premiado por el Instituto de Ciencias de Barcelona.
Fruto de uno de los cursos que dictó (entre 1911 y 1913) en Zaragoza fue su primer libro, Lecciones de Termodinámica con aplicación a los fenómenos químicos (1913). De este texto (que vio una segunda edición, publicada por Calpe —la primera había sido privada— en 1922) escribió Blas Cabrera en la Revista de Libros (octubre de 1913): en esta “obrita [...] su autor, una de las inteligencias más claras y de las voluntades más firmes del profesorado español, trata de poner al alcance de los químicos las nociones fundamentales de la Termodinámica [...] el Sr. Plans ha logrado encerrar en las 96 páginas de que consta el libro lo más esencial e importante de la termodinámica moderna. Pero además, y esto claro es que no puede desprenderse de la lectura de dicho índice, y aun pudiéramos decir que parece incompatible con él, la exposición está hecha con tal claridad que parece difícil puedan encontrar grandes dificultades en su lectura aquellos a quienes el libro va dirigido”. En Zaragoza también explicó Cosmografía y Física del Globo entre 1911 y 1917 y Electricidad y Magnetismo el curso 1915-1916.
En Madrid, además de su Cátedra de Mecánica Celeste, que, según Francisco Navarro Borrás, consistía en iniciar a los alumnos del doctorado de la Sección de Matemáticas en la lectura de tratados clásicos como los de Poincaré (especialmente el de Les méthodes nouvelles de la Mécanique céleste), de Tisserand, de Charlier (Die Mechanik des Himmles), así como de monografías de, entre otros, Whittaker, Bruns, Bohlin y Levi-Civita, tuvo a su cargo los cursos de Metodología y Crítica Matemática, Matemáticas Especiales para Químicos y cursillos de Cálculo Diferencial Absoluto, Mecánica Relativista, Mecánica Cuántica, Hidrodinámica y Teoría del Potencial.
Y más aún: explicó Matemáticas en la Escuela Superior del Magisterio y en el Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI); tuvo a su cargo las asignaturas de Cálculo Infinitesimal, Mecánica Racional, Termodinámica, Hidráulica y Mecánica Elástica. Cuando, en 1928, Emilio Herrera creó la Escuela Superior de Aerotécnica, encargó a Plans, primero, los cursos de Cálculo Integral, y luego los de Física Matemática (más tarde explicó también materias como Teoría de Funciones y Representación Conforme).
El mismo año (1918) en que se instaló en Madrid, Plans se incorporó al Laboratorio-Seminario Matemático que había creado en 1914 la Junta para Ampliación de Estudios y que dirigía Julio Rey Pastor.
Plans, recordó uno de los miembros de aquel centro, José Barinaga, “debutó [...] con la difícil empresa de orientar a los que por aquellos años se graduaron de doctor con tesis sobre asuntos de mecánica”.
Como científico especializado en la física matemática y teórica, Plans no destacó como creador: poco original hay en sus trabajos. Fue sobre todo un concienzudo y riguroso profesor y expositor; las abundantes cargas docentes que tuvo que soportar a lo largo de su vida no favorecieron en absoluto que su actividad creativa fuese mayor. Junto a Esteban Terradas y Blas Cabrera, Plans fue uno de los grandes introductores en España de las teorías relativistas de Albert Einstein. De hecho, sus contribuciones fueron de un carácter mucho más técnico que las de sus dos colegas. Ya en 1920 publicó en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química unas “Notas sobre la trayectoria de los rayos luminosos en el campo de un centro gravitatorio según la teoría de Einstein”, a las que siguió su libro Nociones fundamentales de mecánica relativista (168 páginas), publicado en 1921 dentro de la serie Memorias de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Surgió esta obra como respuesta, señalaba Plans en su “Prólogo”, al “tema propuesto por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales para el concurso del año 1919”, concurso que el escrito de Plans ganó. Aunque la mayor parte del libro trataba de la relatividad especial, los últimos dos capítulos estaban dedicados a la relatividad general.
Era el texto de Plans exigente y detallado matemáticamente, una obra sin parangón en España en el dominio de la relatividad, que dio origen, además, al menos a un intento de profundizar en la física relativista: la tesis doctoral del matemático Pedro Puig Adam, “Resolución de algunos problemas elementales en mecánica relativista restringida”, que dirigió el propio Plans y apareció publicada primero en 1922 en la Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y luego como una memoria en las Publicaciones del Laboratorio y Seminario Matemático de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1923). “Iniciamos este trabajo —escribía Puig Adam en la ‘Introducción’— por indicación de nuestro querido catedrático doctor don José María Plans”, habiendo “continuado bajo su tutela, siguiendo sus indicaciones y estudiando previamente un notable trabajo suyo, premiado recientemente por la Real Academia de Ciencias, y en cuyo contenido hemos encontrado la preparación preliminar suficiente para poder emprender las cuestiones que desde un principio nos propusimos resolver”.
El año 1924 contempló dos nuevas publicaciones de Plans en el dominio relativista. Una era también obra premiada por la Real Academia de Ciencias: Nociones de cálculo diferencial absoluto y sus aplicaciones (284 págs.). Como su título indicaba claramente, este texto estaba dedicado a presentar la matemática (la geometría de Riemann) necesaria para la teoría de la relatividad general, que también se explicaba en el libro. La otra publicación era el texto de su discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, que tuvo lugar el 18 de mayo de 1924 (en 1914 había sido nombrado académico correspondiente); se titulaba Algunas consideraciones sobre los espacios de Weyl y de Eddington y los últimos trabajos de Einstein. El tema que abordó allí fue el de las aportaciones de Hermann Weyl y Arthur Eddington en la búsqueda de una teoría que reuniese en un mismo marco geométrico, en el mismo estilo que el einsteiniano-riemanniano de la relatividad general, gravitación y electromagnetismo, un camino que Einstein siguió con dedicación durante las últimas décadas de su vida.
Practicó, asimismo, la traducción de obras científicas.
Vertió al español, en efecto, textos como Los fundamentos de la teoría de la gravitación de Einstein (Calpe, 1922), de Erwin Freundlich. Espacio, tiempo y gravitación (Calpe, 1922), de Arthur Eddington, y Física teórica. Mecánica. Acústica. Luz. Calor (Labor, 1930), de Gustav Jäger.
Fue también corresponsal de la Pontificia Academia Romana dei Nouvi Lincei, de la Academia de Ciencias de Lisboa, del Instituto de Coimbra y de las Reales Academias de Ciencias de Barcelona y Zaragoza.
Es obligado mencionar, como uno de los rasgos que más marcaron su vida y personalidad, que fue una persona con creencias religiosas en la fe católica muy firmemente arraigadas. En la necrológica que le dedicó a su muerte, Francisco Navarro Borrás manifestó: “Su cultura religiosa era proverbial. Credo, sed intelligere desidero, decía como San Anselmo; y en efecto, pesaba sobre su entendimiento la necesidad de explicarse el universo, la vida, su propia alma, los fundamentos de la moral, el más allá”.
De salud frágil casi permanentemente (“en mis recuerdos de niño —escribió su hijo, Antonio Plans— aparece mi padre como persona casi de continuo enferma”), murió a la edad de cincuenta y cinco años.
Obras de ~: “Pequeñas oscilaciones de sistemas no holónomos”, en Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1909); Lecciones de termodinámica con aplicación a los fenómenos químicos, Zaragoza, Est. Tipográfico de G. Casañal, 1913 (2.ª ed., Madrid, Calpe, 1922); “Sobre el movimiento hiperbólico de Born en la cinemática relativista”, en Revista de la Academia de Ciencias de Zaragoza, 2 (1917), págs. 115 y ss.; “Nota sobre alguna explicación sencilla del método de las perturbaciones”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 16 (1918), págs. 546-553; “Notas sobre la forma de los rayos luminosos en el campo de un centro gravitatorio según la teoría de Einstein”, en Anales de la Sociedad Española de Física y Química, 18 (1920), págs. 367-372; Nociones fundamentales de mecánica relativista, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1921; “Proceso histórico del cálculo diferencial absoluto y su importancia actual”, en VV. AA., Actas del Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, Oporto, 1921, págs. 23-43; Nociones de cálculo diferencial absoluto y sus aplicaciones, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1924; Algunas consideraciones sobre los espacios de Weyl y de Eddington y los últimos trabajos de Einstein, discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Madrid, 1924; “Nuevas repeticiones del experimento de Michelson”, en Ibérica, 28 (1927), págs. 94-95; “El experimento de Miller y la teoría de la relatividad”, en Ibérica, 28 (1927), págs. 168-171.
Bibl.: B. Cabrera, “Plans y Freyre (José M.) – Lecciones de Termodinámica con aplicación a los fenómenos químicos”, en Revista de Libros, n.° V (octubre de 1913), págs. 49-50; L. O. de Toledo y Zulueta, “Contestación al discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias de José María Plans”, en J. M. Plans, Algunas consideraciones sobre los espacios de Weyl y de Eddington y los últimos trabajos de Einstein, discurso de entrada en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Madrid, 1924, págs. 45-59; P. Puig Adam y F. Peña, “D. José María Plans y Freyre”, en Revista Matemática Hispano- Americana, n.º 4 (1934), págs. 81-94; F. Navarro Borrás, “D. José María Plans y Freyre”, en Anales de la Universidad de Madrid (1934), reimpr. en Revista de la Academia de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de Zaragoza, 19 (1935), págs. 11-29; J. Barinaga, B. Cabrera y J. M. Puig Adam, “Discursos necrológicos sobre J. M. Plans”, en Las Ciencias, 2 (1935), págs. 259-272 (también publicado como Discursos necrológicos leídos en la velada que en la memoria del Illmo. Sr. D. José María Plans de Freyre se celebró el día 18 de marzo de 1935 en el Salón de Actos de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Madrid, Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, 1935); T. F. Glick, C. López Bustos, A. Plans y J. M. Torroja, Discurso pronunciado en la sesión necrológica en memoria del Excmo. Sr. D. José María Plans celebrada el día 13 de diciembre de 1989, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1990.
José M. Sánchez Ron