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Basilio Álvarez Rodríguez

Biografía

Álvarez Rodríguez, Basilio. O Cura de Beiro. Orense, 10.VIII.1877 – Tampa (Florida, Estados Unidos), 15.XI.1943. Político, periodista y sacerdote.

Nace en Orense en el seno de una familia de clase trabajadora: su padre era herrero. Cursa en su ciudad natal estudios de bachillerato y se ordena sacerdote en el Seminario de San Fernando. Es destinado a la parroquia rural de Parada de Labiote (Irixo, Orense).

Pocos años antes, en 1891, la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII se erigía en dinamizadora del catolicismo social, que animaba a los católicos a implicarse en política y en organizaciones preocupadas por la “cuestión social”, compitiendo con el asociacionismo de clase. Basilio Álvarez se convierte en activo miembro del Círculo Católico de Orense, que animaba el obispo Carrascosa. Si el hábito de predicar desde el púlpito le prepara para su futura tarea de orador en los mítines, la colaboración con la prensa le familiariza con el medio de comunicación de la nueva política de masas. Colabora en El Eco Orensano y El Heraldo Gallego, diario fundado por Valentín Lamas Carvajal. Publica en 1904 El cura rural, donde tercia en la polémica acerca del pago de las oblatas.

Ahí se ganará el futuro apoyo de sus compañeros, con su enérgica argumentación en defensa del derecho de los párrocos rurales a percibir estas rentas, mínima contraprestación, argumenta, a la guía espiritual que ejercían sobre los campesinos, limitando la difusión de ideas republicanas.

En 1907 se traslada a Madrid, donde reside como capellán en la casa del marqués de Urquijo, mientras detenta una cátedra en Toledo. Cultiva amistades importantes y prosigue su carrera periodística.

Se vincula al Centro Gallego y a la revista Galicia, que pasa a dirigir en 1908. Participa en 1910 en la fundación del diario católico El Debate, del que se convierte en director. Dos años más tarde publicará El libro del periodista, en el que apuesta por un estilo contundente y muy personal. Frecuenta los círculos regionalistas y pública Por los agros celtas, colección de cuentos que viene a inaugurar la nueva Biblioteca Galicia editada en la capital. En 1909, paralelamente a la radicalización de las luchas agrarias en Galicia, anima una paralela radicalización del círculo de intelectuales gallegos que se reunía en la tertulia de la cafetería Excelsior. Surge aquí el manifiesto de la Liga de Acción Gallega, de la que será máximo dirigente.

En toda Europa entraba en crisis el modelo de partidos de notables, ante la irrupción novedosa de la política de masas, que abrazaban tanto los socialistas como los católicos-sociales, con el recurso a novedosas formas de movilización y formación de opinión como el mitin y la prensa diaria. Esta situación se especificaba en España en el cuestionamiento del poder ejercido por los dos partidos dinásticos. Animadas por católicos, republicanos o socialistas, proliferaban en Galicia las sociedades agrarias, cuya pujanza venía a reconocer en 1906 la nueva Ley de Sindicatos Agrícolas.

Estas asociaciones denunciaban el escaso apoyo del Estado y luchaban por mejorar las condiciones de intercambio de las pequeñas explotaciones agrarias.

En particular cuestionaban el pago de los foros, rentas que gravaban al campesinado erigidas sobre la distinción entre dominio directo y útil. La conveniencia de tomar el poder en las corporaciones locales para controlar el reparto de impuestos y recursos públicos va a impulsar el paso a la acción política. En 1907 surgía la Solidaridad Gallega, iniciativa que pretendía aplicar en Galicia la estrategia de Francesc Cambó, y que será un vivero de nuevos cuadros políticos y organizará las Asambleas Agrarias de Monforte.

Pero en 1911, tanto Solidaridad Gallega como otras iniciativas para federar a sociedades y sindicatos agrarios de ámbito local parecían agotadas. Es entonces cuando Basilio Álvarez retorna a Galicia para inaugurar una nueva etapa en su carrera política. Lleva en su equipaje la benevolencia del Consejo de ministros presidido por José Canalejas, que veía con buenos ojos cuestionar el turnismo ejercido por los partidos dinásticos en Galicia. Mientras hace campaña por Alfredo Vicenti y por Manuel Portela Valladares, Basilio Álvarez participa en sus primeros mítines, en los que destaca como orador. Asiste a la II Asamblea Agraria de Monforte y se convierte en secretario de la Liga Agrario-Redencionista, que exige una ley de redención de foros que posibilite su extinción a cambio de una indemnización. Firma en 1912 el manifiesto de la Liga de Acción Gallega, y en calidad de líder emprende una activa campaña de mítines en tierras de Pontevedra y Orense, cuestionando la hegemonía ejercida en la primera por el liberal marqués de Riestra y en la segunda, por el conservador Bugallal Araujo.

Previamente había conseguido del obispo Ilundain su nombramiento para el beneficio de Beiro, una parroquia rural situada a corta distancia de la ciudad de Orense: algo que le va a proporcionar credibilidad entre los campesinos y el apoyo de una red de sacerdotes. Localiza sus mítines en los espacios de solidaridad campesina con motivo de ferias comarcales, fiestas parroquiales o a la salida de la misa dominical.

Exhibe una oratoria incendiaria, en la que acogiéndose a la Biblia identifica la cruz con la rebeldía de los gallegos oprimidos por el caciquismo y el Estado. Al tiempo habla siempre en castellano, el idioma de los grupos dirigentes, y se presenta a su auditorio como intermediario ante las elites estatales. Continúa haciendo un uso magistral de la prensa, y en 1913 inspira el diario agrario orensano El Heraldo Gallego con estas palabras: “¡Ciudadanos, un periódico es un volcán que vomita ideas, vale más que mil escuelas, dos mil puentes, que tres mil carreteras, que cuatro mil asilos y cinco mil graneros!”. Su prioridad residió en construir una red clientelar que controlaba como líder carismático: en clave costista apelaba a una nueva elite de periodistas e intelectuales de clase media emanados de las villas (centros urbanos comarcales), para que se pusieran al frente del movimiento. Se le ha achacado escasa elaboración programática, predominio en sus discursos de componentes emocionales y voluntaristas e incapacidad para construir una estructura organizativa sólida. Son, sin embargo, éstas las características que permiten encuadrarlo dentro de la categoría de populista agrario.

No consigue imponerse en las votaciones de las IV y V Asambleas Agrarias de Monforte (1912-1913), en las que se ventilaba el liderazgo del movimiento asociativo en Galicia. Asesinado José Canalejas en 1912, pierde la protección que tenía para enfrentarse a los partidos dinásticos en Galicia. Acción Gallega experimenta entonces escisiones, procesos judiciales y una durísima campaña de prensa en contra. Basilio Álvarez radicaliza su discurso, en el que hace llamamientos irresponsables a la violencia. Expulsado en 1914 de su parroquia por el obispo Ilundain y objeto de suspensión a divinis, pierde el apoyo de los curas rurales.

Aparentemente abandona, obtiene la licenciatura en Derecho y retorna a Madrid, donde organiza un bufete.

Entre tanto había descubierto, como antes hicieran los miembros del gallego Directorio de Teis o los nacionalistas irlandeses, la importancia estratégica de recurrir a las influyentes colonias de emigrantes en América, en busca de financiación y de legitimidad.

En 1913 había viajado a Cuba, donde cultivaba la amistad del poeta Ramón Cabanillas y publicaba Abriendo el surco, en el que sintetizaba los discursos de su campaña agraria. En 1915 visitaba Argentina.

A partir de 1917, y en el contexto de la radicalización política y social que vive España, experimenta un nuevo viraje. Intenta dotarse de un diario que le proporcione aquel órgano de difusión estable que echara en falta en los años de Acción Gallega. Funda en Orense La Raza y La Voz del Agro. El éxito le llega con La Zarpa, que funda en 1920 en Madrid y traslada en 1921 a Orense. Allí la convertirá en publicación diaria, la de mayor difusión de la provincia, con una tirada que llegará a los cinco mil ejemplares.

Al tiempo intenta insertarse en un partido de centro de ámbito nacional, tanteando al Partido Reformista de Melquíades Álvarez y al Partido Agrario Radical de Alejandro Lerroux (al que conoció en 1913 y cuya personalidad le había fascinado). Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera evoluciona hacia posiciones moderadas, como buena parte de los cuadros agrarios que se incorporan por entonces a la Administración local. Preside en Madrid la Casa de Galicia, se reconcilia con la Iglesia y vuelve al ministerio sacerdotal. En 1928 es nombrado hijo predilecto de Orense, e ingresa en el Partido Radical.

La capacidad de este partido para integrar tanto a las viejas elites liberales como a los agrarios le va a proporcionar la hegemonía en la provincia de Orense durante la Segunda República. En 1931 Basilio Álvarez es nombrado diputado por esa circunscripción en las Cortes Constituyentes. En ellas se declara autonomista ferviente, pero se distancia de su partido oponiéndose a la política secularizadora, al establecimiento de la escuela laica y a la expulsión de los jesuitas.

Renueva el acta en 1933 y es nombrado vocal del Tribunal de Garantías Constitucionales, pero disiente del Partido Radical por su acercamiento a la Confederación Española de Derechos Autónomos (CEDA), y acaba renunciando al acta y a la vocalía. En 1936 se presenta por el partido de Portela Valladares, pero no consigue salir elegido.

El estallido de la Guerra Civil le encuentra en Madrid.

Sus manifestaciones de lealtad a la República no son óbice para que, como otras personalidades centristas, tema por su vida. Mientras, su memoria es objeto de persecución en su Orense natal, donde la sublevación ha triunfado. Se exilia en Buenos Aires, donde colabora con la causa republicana. Fruto de sus columnas de prensa es el libro España en crisol, editado en 1937. Gravemente enfermo marcha a Cuba, y en 1938 recala en Estados Unidos, donde sobrevive gracias al apoyo de emigrantes gallegos. Fallece en el hospital de Tampa en 1943. Apenas el Centro Orensano de Buenos Aires se acordó de realizarle un póstumo, aunque emotivo, homenaje.

 

Obras de ~: El cura rural, Orense, A. Otero, 1904; Por los agros celtas, Madrid, Tipografía Moderna, 1907; El libro del periodista, Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1912; Abriendo el surco. Manual de lucha campesina, La Habana, Ricardo Veloso, 1913; Dos años de agitación política, Alcalá de Henares, Imprenta de la Escuela de Reforma, 1933; España en crisol, Buenos Aires, Claridad, 1937.

 

Bibl.: J. Montero Mejuto, Valores nuevos de la política gallega: Basilio Álvarez y los agrarios gallegos, Madrid, Imprenta Cervantina, 1916; A. Vilanova Rodríguez, “Basilio Álvarez Rodríguez: El verbo de Galicia en América”, en Los gallegos en la Argentina. Estudios biográficos sobre personalidades gallegas desde el Virreynato hasta nuestros días, t. II, Buenos Aires, Ediciones Galicia, 1966, págs. 1320-1328; J. A. Durán, “Álvarez, Basilio”, en E. Bande, Basilio Álvarez. El redentor del agro gallego, Orense, Caixa Orense, 1987; S. Cañada (coord.), Gran Enciclopedia Gallega, t. II, Gijón, Silverio Cañada, 1989, págs. 10-11; J. A. Durán (ed.), “Fragmento necesario para una biografía ineludible” y “Epílogo: el destierro, el calvario y la muerte”, en B. Álvarez, España en crisol, Sada, Ediciós do Castro, 1989, págs. 7-24 y 163-174; M. Cabo Villaverde, “Acción Gallega e Basilio Álvarez”, en O Agrarismo, Vigo, A Nosa Terra, 1998, págs. 76-83; R. Soutelo Vazquez, Os intelectuais do agrarismo. Protesta social e reformismo agrario na Galicia rural: Ourense, 1881-1936, Vigo, Universidad, 1999; M. Aznar Soler y J. R. López García (eds.), Diccionario biobibliográfico de los escritores, editoriales y revistas del exilio republicano de 1939, vol. 1, Sevilla, Renacimiento, 2016, págs. 121-122.

 

José María Cardesín Díaz

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