Tolsá Sarrión, Manuel. Enguera (Valencia), 4.V.1757 – Ciudad de México, 24.XII.1816. Escultor, arquitecto.
Nació en la villa de Enguera, y se trasladó a Valencia para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Aunque no se ha hallado ningún rastro documental de su paso por esta Academia, según su propio testimonio, inició sus estudios de escultura con José Puchol Rubio, que por aquel entonces era el director. Puchol era un ejemplo de una generación de varios artistas valencianos que ejercían de escultores y arquitectos, por lo que seguramente Tolsá recibió de él algunas lecciones de arquitectura como parte de su formación.
En ese momento, cuando en toda Europa triunfaba el estilo neoclásico, escultura y arquitectura empezaban a diferenciarse como disciplinas y las academias mediaban cada vez más en la trayectoria de los arquitectos aprendices. Seguramente, ésta fue la causa para que el joven Tolsá se trasladase a Madrid en 1780 para continuar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Allí fue discípulo de Juan Pascual de Mena, aunque también se sabe que recibió clases de José Arias. En 1781 participó en concursos de pintura y en 1784 ganó el segundo premio en el concurso de primera clase de escultura por su bajorrelieve titulado La entrada triunfante de los Reyes Católicos en Granada después de su rendición. En Madrid había una mayor preponderancia de los estilos neoclásicos y rococó por el ambiente cortesano y Tolsá se vio rápidamente influido por ellos. Participó en la creación de los ornatos públicos para la entrada de Carlos IV y, tras finalizar los estudios, fue nombrado académico de San Fernando en 1789.
A finales de ese año recibió la noticia de su aceptación para trasladarse a la Academia de San Carlos de México. El anterior director de escultura de la institución, su profesor José Arias, había fallecido en 1788, cuando apenas llevaba tres años en el cargo. La plaza había quedado vacante y Tolsá la solicitó, en parte gracias a la recomendación de Francisco Cerdá y Rico, oficial de la Secretaría de Estado. Además de su participación en los concursos académicos y de los trabajos realizados para el conde de Floridablanca, también consiguió el aval de otros escultores, como Juan Adán y Manuel Álvarez, para su nombramiento.
La Academia de San Carlos pidió que se le enviasen algunos materiales y modelos de esculturas y Tolsá pasó a encargarse personalmente del traslado. En septiembre de 1790 se trasladó a Cádiz, donde fue reuniendo hasta setenta y seis cajas con libros, moldes, copias de yeso de obras notables (algunas del mismo Museo Vaticano) y demás objetos variados. El retraso de la mudanza le mantuvo retenido allí varios meses, de modo que le dio tiempo a trabajar en el retablo de la iglesia de la Conversión de San Pablo. Finalmente, zarpó de Cádiz el 20 de febrero de 1791 en la fragata Santa Paula y llegó a Nueva España por Veracruz, después de hacer escala en La Habana.
En la Academia, Tolsá conoció a otros dos artistas valencianos: Joaquín Fabregat (director de grabado) y Rafael Ximeno (director de pintura). Tras reparar los desperfectos causados a los modelos durante el viaje, se incorporó a su labor docente. Allí fue maestro de muchos escultores mexicanos ente los que destacamos a José Fortí y Felipe González Santisteban. En 1794 se casó con María Luisa de Sanz Téllez Girón y Espinosa, con la que tuvo nueve hijos, el primero de los cuales nació ese mismo años y murió apenas dos después.
Su primer gran encargo fue en 1793, cuando fue nombrado director de la conclusión de las obras de la catedral de México, en sustitución de José Damián Ortiz de Castro. Este había dejado las obras en marcha antes de morir, de manera que Tolsá tuvo que adaptarse al plan establecido. Sin embargo, introdujo algunas modificaciones de corte neoclásico en la fachada y la cúpula. Ese mismo año, el virrey le encargó el diseño de una plaza de toros para la ciudad. No se llegó a realizar, pero los planos dejan ver un proyecto de pequeñas dimensiones y tallada en madera, aunque con motivos muy ornamentados. Había de ser situada entre la Casa de la Acordada y el Paseo Nuevo de la ciudad.
Con la muerte de Carlos III, el virrey Revillagigedo (que destacaba por su mecenazgo con las artes) fue reemplazado por el marqués de Branciforte, cuñado de Godoy. Éste encargó una estatua de Carlos IV que había de ser instalada en la Plaza Mayor de la Ciudad de México. Tolsá empezó a trabajar en ella en 1796 y la terminó en el verano de 1803. Fue descubierta el 28 de diciembre en medio de una gran expectación popular, ya que para aquél momento era la estatua de mayores dimensiones de la América española. Su inauguración oficial se realizó el 9 de diciembre con motivo del cumpleaños de la reina María Luisa, con grandes festejos que incluyeron salvas de cañones, música y una misa solemne. Fue muy bien recibida por la crítica por su realismo y su cuidado trabajo.
A partir del año 1797, Tolsá fue aceptado como académico de mérito por arquitectura e inicia toda una nueva serie de encargos. El más importante fue la edificación del Real Seminario de la Escuela de Minería. Se trata de un amplio edificio con un patio y una escalera de escala monumental, inspirado seguramente en grandes edificaciones como en el Monasterio de las Salesas o el Palacio Real. Fue terminado en 1811 y se considera uno de los ejemplos más logrados del neoclasicismo colonial.
Otro importante trabajo que inició en este período fue la construcción del tabernáculo de la Catedral de Puebla, conocido como el “Ciprés”. Aunque se inició en 1799, la escasez de bronce retrasó la fundición del conjunto y tuvo que ser acabado por su discípulo Pedro Patiño Ixtolinque en 1819. Aunque el baldaquino tenga motivos neoclásicos, estos están tan abigarrados que los historiadores del arte no dudan en calificarlo de barroco. Otro altar parecido, aunque no tan notable, se encuentra en la Iglesia de Santo Domingo.
También elaboró el proyecto para reformar la capilla de la Real Casa de la Moneda, que también fue finalmente terminado por Patiño (aunque fue destruido a mediados del siglo XIX). Se tiene noticia de que también llegó a pintar algunos elementos de los templos, como los sepulcros de la Iglesia del Tercer Orden de Nuestra Señora de Carmen. También elaboró el proyecto para mejorar la cúpula y la fachada principal del templo de la Virgen de Loreto, aunque hay dudas sobre si finalmente se ocupó de su construcción.
También participó en la proyección de la fachada de la iglesia de Jesús y María y del convento carmelita de Querétaro. Ambos proyectos fueron realizados posteriormente por diferentes arquitectos.
Además de edificios de carácter religioso, Tolsá participó en numerosas construcciones civiles. Diseñó dos casas nobiliarias: la residencia de los marqueses del Apartado (aunque posteriormente se le han dado otros usos) y la Casa de Pinillos (también conocida como Palacio de Buenavista, en la que llegó a habitar Antonio López de Santa Anna). Recibió encargos municipales para fuentes y monumentos en varios caminos, intervino en la implantación del desagüe de la Ciudad de México y planeó un cementerio extramuros que nunca se llegó a realizar.
Desempeñó sus habilidades en las llamadas artes menores y fue bastante reconocido, de modo que incluso algunos historiadores del arte se refieren a la existencia de un “estilo Tolsá”: imágenes, muebles, vasijas de cerámica, y hasta un busto de Hernán Cortés. Durante las guerras de independencia, apoyó a los realistas mediante la fundición de cañones y fabricación de granadas.
Pese a su largo recorrido como arquitecto, no recibió su título oficialmente hasta 1810-1813, pocos años después de jubilarse (en su testamento de 1807 ya figuraba como jubilado). Sus últimos años los pasó dando clases particulares en su casa, en las que acogía tanto a aprendices del oficio como a niños huérfanos a los que enseñaba dibujo y pintura. Finalmente, Tolsá falleció en 1816 por una úlcera gástrica y fue inhumado en el panteón del templo de Oaxaca.
Obras de~: Retablo de la Iglesia de la Conversión de San Pablo, Cádiz, 1791; Fachada de la Catedral de México, Ciudad de México, 1793-1813; Estatua de Carlos IV (El Caballito), Ciudad de México, 1793-1806; Palacio del Marqués del Apartado, Ciudad de México, 1795-1805; Palacio de Buenavista, Ciudad de México, 1795-1805; Palacio de Minería, Ciudad de México, 1797-1811; Baldaquino de la Catedral de Puebla, Puebla de Zaragoza (México), 1799-1819; Retablo de la iglesia de Santo Domingo, Ciudad de México, 1810.
Bibl.: F. Almela y Vives y A. Igual Úbeda, El arquitecto y escultor valenciano Manuel Tolsá (1757-1816), Valencia, Insitución Alfonso El Magnánimo, 1950; A. Gómez-Ferrer Bayo y F. Chueca Gotiia, Una lección neoclásica: la arquitectura de Manuel Tolsá en la Nueva España, Valencia, Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, 1986; J. Bérchez (ed.), Tolsá, Gimeno, Gabregat: trayectoria artística en España, catálogo de exposición, Valencia, Comissió per al Vé Centenari del Descobriment D’Amèrica Encontre de Dos Mons, 1989; Á. Gómez- Ferrer Bayo, “Tolsá: convergencia y síntesis“, en Archivo de arte valenciano, n.º 89 (2008), págs. 393-400; M.ª C. Soriano Valdez, “La huerta del Colegio de San Gregorio, asiento del taller de Manuel Tolsá y su transformación en Fundición de Cañones, 1796-1815”, en Historia mexicana, vol. 59, n.º 4, n.º 236 (abril-junio de 2010), págs. 1.401-1.432.
Alfonso Calderón Argelich