Medina y Hernández, Salvador. Cumaná (Venezuela), 22.IV.1820 – Burgos, 25.III.1882. Militar, brigadier de Ingenieros.
Entró a servir en el Ejército como cadete de Infantería en 1837 y el 12 de agosto de 1842 salía de la Academia de Guadalajara como teniente del Cuerpo, después de aprobar los estudios reglamentarios, con destino al Regimiento de Ingenieros, el Regimiento de Zapadores Minadores (único hasta 1860), permaneciendo en la citada unidad como teniente y capitán del Cuerpo, hasta 1853. Había sido nombrado capitán de Ejército por elección el 21 de agosto de 1843 y capitán de Ingenieros, por antigüedad, el 18 de junio de 1845 (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo).
Tomó parte en las operaciones de Cataluña (1842-43), en los sitios de Alicante y Cartagena en 1844 y en la campaña de los “Matinérs” (La Segunda Guerra Carlista o Guerra de los Matiners se desarrolló fundamentalmente en Cataluña entre 1848 y 1849), distinguiéndose especialmente por su valor y servicios facultativos. En Cataluña, y desde 1846, se venía luchando de nuevo con motivo de la citada guerra, lo que puso de manifiesto la necesidad de las comunicaciones telegráficas. En efecto, los carlistas, incapaces de organizar unidades de importancia, contaban con pequeñas partidas cuya movilidad incrementaba la necesidad de disponer de unos medios rápidos que pudiesen transmitir en todo momento la localización de estas partidas. Como consecuencia, se nombró una comisión de jefes y oficiales del Cuerpo (entre los que se encontraba el capitán Medina) para el estudio del terreno, elección de estaciones, así como el proyecto, aparatos e instalación y ejecución de las obras consiguientes. Estas líneas que funcionaron entre 1848 y 1862, partían de Barcelona y terminaban en La Junquera (15 estaciones); Solsona (14); Vich (8); Lérida (18) y finalmente en Tortosa, con 17 estaciones.
En la emboscada que la facción de los Tristanys tendió a una columna cerca del Santuario de Pinós (abril de 1849), las dos compañías mandadas por Medina fueron las únicas que no se desbandaron ante el ataque posterior de los carlistas. Medina se apoderó (en la noche del 13 de abril de ese año) de una altura próxima, estableciendo una posición que opuso una gran resistencia, sirviendo los ingenieros de núcleo a las demás fuerzas hasta que amaneció el siguiente día, en que, con refuerzos, se obligó al enemigo a retirarse. El capitán Medina fue recompensado (si bien cuatro años después) con el empleo de 2.º comandante de Ejército por su comportamiento en el citado hecho de armas, que evitó una gran catástrofe. En la citada campaña obtuvo dos Cruces de San Fernando de 1ª Clase. En ambos casos como recompensa a su actuación para la pacificación del Distrito de Cataluña.
En 1859, destinado en Valencia (fue promovido a comandante de Ingenieros el 1 de noviembre de ese último año), realizó un nuevo proyecto de fortificación de Cartagena, que recogía los proyectos anteriores debidos a ingenieros militares tan prestigiosos, como el comandante Joaquín de La Llave, y en el que se atendía tanto a la defensa terrestre como a la marítima. Las obras comenzaron rápidamente con la construcción de “bóvedas a prueba” (de cañón) o bien con la mejora en ese sentido de algunas de las antiguas. Medina había sido promovido a teniente coronel el 23 de agosto de 1860 y en su proyecto se incluía la construcción de un fuerte en el monte de San Julián. Medina consideraba que su cumbre, en la que existía una antigua torre y una batería, junto a las alturas de Galeras y Atalaya (en las que se habían construido en el siglo XVIII dos buenos castillos abaluartados) “forman un gran triángulo en el que están encerrados la Plaza, el Arsenal y la Bahía”.
Consecuente con su informe, Medina consideraba que era imperiosa la necesidad de asegurar la posición de San Julián, “la principal llave de la defensa de la plaza y puerto de Cartagena”, pese a lo cual, en este caso no comenzarían las obras hasta 1866. La planta del castillo de San Julián es la correspondiente a un cuadrángulo, formado por tres frentes abaluartados unidos por dos tenazas, todo ello rodeado de un foso. Este polígono irregular encierra en su interior las dependencias necesarias, a prueba de cañón, así como una torre del siglo XVII ligeramente modificada y sobre la que se instaló un cañón giratorio. La entrada a la fortaleza está situada en una de las dos tenazas y defendida por una galería aspillerada para uso del fusil. Finalmente, en el ángulo entrante de la otra tenaza (el frente sur) se construyó una caponera con dos órdenes (niveles) de tiro para el flanqueo de sus caras.
El 30 de octubre de 1865 ascendió a coronel del Cuerpo, siendo destinado a la Dirección Subinspección de Ingenieros de Baleares y en 1867 era nombrado vocal de la Junta Superior Facultativa de Ingenieros. Un año después se le destinaba a Dirección Subinspección de Castilla La Vieja.
En 1871 fue nombrado subdirector de la Academia de Ingenieros de Guadalajara y el 16 de octubre de 1874, al ascender a brigadier, pasó a mandar la Dirección-Subinspección del Cuerpo de Ingenieros en Burgos, donde fallecía en 1882.
En el campo facultativo, como se ha señalado, se distinguió especialmente en la dirección de las nuevas fortificaciones de Cartagena.
Además de las dos cruces de San Fernando ya citadas, poseía la Gran Cruz de San Hermenegildo, Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, la Medalla de Alfonso XII, dos cruces del Mérito Militar de guerra y tres blancas del Mérito Civil.
Obras de ~: “Memoria acerca de las mejoras para la plaza de Cartagena proponiendo las del primer grado de fuerza”, en Memorial de Ingenieros (1860).
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales.
Estados del Cuerpo (Escalillas) de Ingenieros del Ejército, 1843-1883; [Redacción], “Necrología”, en Revista quincenal del Memorial de Ingenieros (1 de abril de 1882); VV. AA. Estudio Histórico del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, Madrid, Est. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1911; A. Gómez Vizcaino, Castillos y Fortalezas de Cartagena, Siglos XV al XX, Cartagena, AFORCA, 1997; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, “Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando pertenecientes al Arma de Ingenieros”, en Memorial del Arma de Ingenieros (Madrid, Ministerio de Defensa), n.os 63-66 (2001 y 2002); A. Gómez Vizcaíno, “El agua en las instalaciones militares de Cartagena (1503-1945)”, en Revista Murciana de Antropología, 14 (2007), pàgs. 365-390.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño