Sandoval, Gonzalo de. Medellín (Badajoz), 1497 – Palos de la Frontera (Huelva), 1528. Conquistador, capitán en la expedición de Hernán Cortés a México, aguacil y justicia mayor.
Siendo apenas un adolescente embarcó hacia las Indias en busca de fortuna. Fue uno de los iniciales pobladores de la ciudad cubana de Trinidad, y consta que, como tenía conocimientos de alarife, dirigió las primeras construcciones de la villa. A principios de 1519, se unió a la tropa conquistadora de Cortés, cuando éste hizo escala en Trinidad, en su viaje hacia el Yucatán.
El cronista Bernal Díaz del Castillo lo retrata como un muchacho fuerte y ancho de pecho, sin grandes ambiciones de riqueza pero sí de fama, ceceaba y tartamudeaba al hablar, lo que unido a su aspecto tosco y sus escasos conocimientos, le daban un aire rudo y ordinario. Sin embargo se rebelaría como un excelente capitán y magnífico jinete, conocedor de la milicia y, seguramente, el lugarteniente de mayor confianza que tuvo Cortés. También Bernal cuenta que poseía el mejor caballo de los españoles, llamado Motilla. Otro cronista de la conquista de México, Vázquez de Tapia, cuenta que era muy blasfemo, que había renegado de la Divina Providencia y hacía gala de su ateísmo.
Desde muy pronto ganó la confianza de su jefe, lo que se comprueba ya tras el encuentro con los tlaxcatecas, cuando el gran jefe Xicotencalt ofreció sus cinco hijas doncellas a Cortés, y éste, a su vez, entregó la menor a Sandoval como regalo especial. Asimismo, el 9 de noviembre de 1519, cuando Cortés fue a entrevistarse con el emperador Moctezuma, entre los cuatro capitanes elegidos estaba el joven Sandoval. Y días más tarde, cuando tomó la decisión de apoderarse de la capital azteca y apresar al Emperador, compartió y discutió tan peliaguda cuestión con su círculo de capitanes más íntimo: Velázquez de León, Ordás, Alvarado y Sandoval.
El 16 de noviembre, Sandoval fue uno de los hombres que volvieron a acompañar a Cortés al palacio de Moctezuma, cuando el conquistador español le comunicó su arresto. Poco después fue nombrado alguacil mayor. Es decir, en unos pocos meses y justo antes de la conquista de Tenochtlitlán, el joven soldado embarcado en Trinidad era ya uno de los hombres más cercanos e influyentes de Cortés.
Sucedió a Alonso Grado en la gobernación de Veracruz, y desde allí organizó la defensa de la ciudad ante la inminente llegada de los barcos de Pánfilo de Narváez. La guarnición de Veracruz estaba defendida por no más de sesenta españoles, varios de ellos heridos. Narváez, confiado, mandó a negociar la rendición a tres hombres de su confianza: el clérigo Ruiz de Guevara, el escribano Alonso de Vergara y el soldado Pedro de Amaya. Sandoval, sin arrugarse, los detuvo y los mandó con grillos ante Cortés. Después, al saber que Narváez se asentaba en Cempoal, creyó prudente abandonar la ciudad y concentró sus magras tropas en un alto cercano.
La noche del 28 de mayo de 1520 dirigió el ataque al campamento de Narváez en Cempoal, con la orden de cogerlo vivo o muerto. Al amanecer del día 29, Sandoval tomaba preso a un derrotado Narváez, malherido en un ojo. Pero no tuvo mucho tiempo para saborear la victoria o tomar un descanso. Tras los sucesos iniciados el 16 de mayo, y que confluyeron en la matanza de la famosa Noche Triste, Sandoval tuvo que regresar a Tenochtiltlán para, junto a Cortés organizar la resistencia y posterior huida española de la ciudad. Tras este desastre, Sandoval se convirtió definitivamente en el alter ego de Cortés.
Durante el tiempo que Cortes empleó para rehacer su tropa y volver a reconquistar la capital azteca, Sandoval se encargó de capitanear varias expediciones. Marchó hasta Veracruz para asentar el dominio español y asegurar la ciudad como base de retaguardia y aprovisionamiento. Colonizó y sometió a obediencia a los indios Chalco, logrando pacificar aquel importante territorio entre Tetzcuco y Tlaxcala. Después marchó a Acolmán donde esperó órdenes mientras se encargaba de tener dispuestos los trece bergantines, que serían fundamentales para la toma definitiva de Tenochtiltán. Durante el sitio de la ciudad, Gonzalo de Sandoval estuvo al frente de una de las tres compañías en las que se dividió la hueste conquistadora. Estaba formada, según las crónicas, por veinticuatro caballos, trece ballesteros, cuatro hombres con arcabuces, ciento cincuenta soldados a pie y treinta mil indígenas, que avanzando desde Iztapalapa, debían encontrarse con Olid en la calzada principal de entrada a la capital. Después pasó a ocupar la calzada de Tepeyac, desde donde trasladó su tropa a la calzada de Tacuba, para desde allí lanzar un ataque combinado el 30 de junio de 1521, que le situó a las puertas de la ciudad, pero por motivos desconocidos se inició una retirada que terminó con la muerte de muchos españoles, al intentar huir por pasos que no habían sido cegados. Después de ser rechazados, y tras mes y medio de sitio, el 13 de agosto se lanzó el ataque definitivo a la capital azteca. Sandoval estaba al frente de los bergantines y coordinaba el ataque desde las aguas circundantes a la ciudad. Uno de los hombres bajo su mando, García Holguín capturó a Cuauhtémoc —sucesor de Moctzuma y general de las tropas aztecas— honor del que se apropiaría el mismo Cortés, al incluirlo en su escudo de marqués.
Una vez derrotado definitivamente el ejército azteca, y tomada Tenochtiltán por lo españoles, algunos de los mejores solares y palacios fueron entregados a Sandoval como reconocimiento a su pericia militar y lealtad. Tampoco esta vez disfrutó mucho de sus heredades, pues a finales de año estaba ya en campaña en la región de Coatzalcoalco. Allí sometió a los nativos de Tustepec, Huatusco y Oaxaca. Fundó las villas de Medellín (en honor a su ciudad natal) y el puerto de Espíritu Santo en el Pacífico, y tomó para sí el pueblo de Guastalpetec. En el verano de 1522 mientras seguía explorando la región, recibió noticias de la llegada de un barco en el que venía Cataliana Suárez, la mujer de Hernán Cortés. Sandoval y sus hombres se apresuraron a recibir al séquito de Catalina y la escoltaron hasta la residencia del conquistador en Cuyoacan.
En 1523, fue el encargado de sofocar la rebelión de los huaxtecas, lo que hizo de forma brutal y sanguinaria buscando el ejemplo aleccionador. Ese mismo año, dirigió la primera expedición española a la zona costera de Jalisco, y el 25 de junio fundó la ciudad de San Sebastián de Coloma. También fundó la villa de San Esteban del Puerto, junto a la desembocadura del río Panuco Siempre al lado de su jefe, lo acompañó en la campaña de Hibueras, iniciada en octubre de 1524, y se adentró en las tierras del sur de México que hoy pertenecen a Honduras y Guatemala.
Tras más de un año de dura e infructuosa exploración, regresó a México, donde encontró una ciudad llena de disturbios y conspiraciones, y a un juez que venía de España a residenciar a Cortés. Ante este panorama tan complejo, a finales de 1526 Sandoval fue nombrado justicia mayor, para mantener el poder y la influencia del conquistador en los asuntos de la ciudad. Pero su mandato duró unos pocos meses.
El 17 de marzo de 1528 se embarcó hacia España junto a Hernán Cortés. El viaje por mar y algunas viejas heridas le quebraron la salud. Quedó enfermo en una posada de Palos de la Frontera, donde unos bandidos le asaltaron, lo hirieron y le robaron trece lingotes de oro que custodiaba. No pudo reponerse y murió a los pocos días. Desaparecía así quien, para el historiador Salvador de Madariaga, fuese la figura más importante de la conquista de México, después de Hernán Cortés.
Bibl.: S. Madariaga, Hernán Cortés, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1951; F. García Sánchez, Gonzalo Sandoval, Segundo Conquistador de México, Trujillo, IX Coloquios Históricos de Extremadura, C.I.T., 1978; G. Bleiberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1981; B. Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de Nueva España, Barcelona, Plaza y Janés, 1998; H. Thomas, La Conquista de México, Barcelona, Planeta, 2000; Quién es quién de los Conquistadores, Barcelona, Salvat Editores, 2001; J. Miralles, Hernán Cortés. El inventor de México. Barcelona, Tusquets, 2001; J. M.ª González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento, 2003.
José María González Ochoa