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Alonso García Siliceo

Biografía

García Silíceo, Alonso. ¿Baja Extremadura?, p. s. XVII – ?, 1657. Aguacil mayor y regidor de Badajoz, asentista del pan de munición del Real Ejército de Extremadura.

Entroncado genealógicamente con la Baja Extremadura, la trayectoria vital de Alonso García Silíceo aparece intrínsecamente fusionada con el contexto bélico y financiero de los últimos años del reinado de Felipe IV. En este sentido, la actividad de este asentista pacense se inscribe dentro de la evolución conceptual a la que dichas circunstancias dirigieron la naturaleza de los hombres de negocios, desde una práctica más vinculada con el sentido comercial, a la preeminencia en la gestión y arrendamiento de rentas reales, no abandonando en un principio su originaria ocupación y ejerciendo de esta manera de forma mixta, pero sí derivándola hacia su especialización y profesionalización financiera. La suspensión de pagos de 1647 (posterior a la de 1575 contra los asentistas genoveses a favor de los castellanos) y las pesquisas inquisitoriales efectuadas frente a los portugueses introducidos por Olivares tendían a favorecer esta evolución para los castellanos, lo que, unido a la bélica y convulsa coyuntura política y hacendística, favorecieron que Alonso García Silíceo iniciara una tradición familiar de trascendencia socioeconómica que se materializaría finalmente en su hijo, Sebastián Silíceo, y su colega, Antonio García, reconocidos en las fuentes como los “García Silíceo”, aunque el vinculado al personaje que aquí se biografía es únicamente el primero.

Como coyunturalmente expresó el conde duque de Olivares antes de su cese, “las obras heroicas de los reyes [...] no pueden ejecutarse sin hacienda”, lo que genera una vinculación a nivel nacional, concejil y extranjera para la provisión de medidas con las que efectuar los gastos necesarios para su resolución, hecho que se ve reflejado en personajes como Alonso García Silíceo, pertenecientes a ámbitos geográficos y cronológicos concretos.

En su caso coyuntural, y como bien recoge Gelabert, el doble frente bélico interior catalán y portugués aumentó cuantitativamente estos procedimientos de asientos en metálico y en especie, destinados al aprovisionamiento de las provincias fronterizas (fundamentalmente Salamanca y Extremadura en esta época) y, en el caso de Alonso García Silíceo, del Real Ejército extremeño. El agravamiento de la sublevación del 1 de diciembre y las sucesivas tomas de ciudades pacenses por parte portuguesa generaron la ampliación de las licencias de subdelegación, en paralelo a las dotaciones de jueces de comisión que se hacían dotar en sus escrituras los propios asentistas del Ejército. En este sentido debemos entender el asiento de pan de munición que le fue consignado a Alonso García Silíceo, “con yniuición en todos los Consejos, tribunales y justicias, [...] excepto a mi Consejo de Hazienda, a donde an de acudir las apelaciones”. Mediante este asiento, se facultaba a Silíceo para que el proveedor general del Real Ejército de Badajoz, Gerónimo de La Haya y Vitoria, pudiera nombrar, a su petición, juez en las causas vinculadas a la administración de su asiento, lo que recayó en Antonio Flores, escribano de la audiencia del Ejército. Historiadores como Gelabert y, sobre todo, Gabriel Hanotaux han vislumbrado en esta práctica una anticipación de la intendencia de Ejército, de la que era partícipe Alonso García Silíceo.

El saqueo de la población de Barcarrota, entre 1643 y 1644, llevó a la Corona, en marzo del primer año, a cerrar unos asientos para la provisión del Ejército de Extremadura, ante el agravamiento del conflicto portugués. Alonso García Silíceo, que por entonces aparecía ya como alguacil mayor perpetuo de Badajoz, se coaligó con los hermanos Rodríguez Silveira (judeoconversos de Campomayor), proporcionando 250.000 escudos al 8 por ciento de interés, más aldealas y transportes, para el pan de munición. Se formalizó el contrato en 1644, bajo la condición de la naturalización de sus compañeros y la promesa de aportación por su parte de veinticinco mil raciones diarias para soldados y habitantes de la frontera. La Administración trataba directamente con Alonso García Silíceo y su compañía, el conjunto de inversores y negociantes que le respaldaba y organizaba las compras, molienda de grano, transporte y distribución, cuyas consignaciones recaían sobre las rentas y derechos de los extremeños, destacando fundamentalmente el licenciado Luis de Francia Caldera, a quien, cinco años después, el propio Silíceo otorgaba poder para recibir del depositario de esos fondos (Francisco Vázquez Eraso) 900 reales de vellón, entregados por el presbítero Hernando Ramírez Alcedo. Ese mismo año (1649), Silíceo aparece beneficiario de los maravedís procedidos de quiebra de millones por orden del Rey.

Esta actividad del impulsador de la familia de asentistas Silíceo se vio reflejada en una serie de traslados de cartas reales en las que se sobrecartaban reales cédulas ordenando el pago de cantidades a proveedores de cebada para el consumo de la caballería del Ejército y del pan de munición, especificando las contribuciones y los lugares de retribución. Alonso García Silíceo aparece en las de Madrid del 14 de febrero de 1649 (procedente de la media annata de juros de salinas y millones de Salamanca, Cuenca y Badajoz) y en la de 10 de febrero de 1650, continuándole su hijo en 1659 y 1664. Gracias a estos asientos de provisiones de pan de munición para el Real Ejército de Extremadura, consiguió el estatuto de asentista con todas sus ventajas, consolidación que combinó socialmente con el matrimonio de su heredero y continuador (su hijo Sebastián), con la hija del doctor Rodríguez Jurado, fiscal del Consejo de Hacienda. Su hijo continuó los asientos de su padre al Ejército, llegando a ser oficial de la Contaduría y a participar en negocios indianos con Antonio García, evolución financiera de la que Alonso García Silíceo había “asentado” sus bases.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Cuentas, 3.ª época, leg. 60; Consejo y Junta de Hacienda, leg. 1153; Archivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 13207, n.º 72; Hacienda, Consejo Real, lib. 7894, fol. 125; Archivo Histórico Provincial (Badajoz), leg. 309, fols. 99, 105 y 110.

J. H. Elliott, La España Imperial, 1469-1716, Barcelona, Vicens Vives, 1965; F. Cortés Cortés, “Guerra en Extremadura: 1640-1668. Ejército, financiación y consecuencias”, en Revista de Estudios Extremeños, 38, n.os 1-2 (1982), págs. 37-122; J. H. Elliott et al., La España del Conde Duque de Olivares, Valladolid, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 1987; C. Sanz Ayán, Los banqueros de Carlos II, Valladolid, Secretariado de Publicaciones de la Universidad, Biblioteca de Castilla y León, 1989; F. Serrano Mangas, El secreto de los Peñaranda. Casas, médicos y estirpes judeoconversas en la Baja Extremadura rayana. Siglos xvi y xvii, Madrid, Hebraica Ediciones, 2004.

 

Diccionario Biográfico Español