Andrés, Lope. ?, p. m. s. xii – Astorga (León), 1205. Obispo de Astorga (1190-1205).
Fue designado para ocupar la cátedra asturicense cuando Alfonso IX depuso del obispado a su antecesor Fernando Pérez. Sin que se sepa nada de su ascendencia y naturaleza, sí aparece en los documentos astorganos desde veinte años antes de su elección, como arcediano del cabildo y su tesorero.
En el primer año de su episcopado, Clemente III expide una bula (26 de abril de 1190) en la que ordena que Astorga se someta al metropolitano de Braga, al igual que las diócesis de Tuy, Lugo y Orense, las cuales estaban adheridas a Compostela en perjuicio de la sede bracarense; bula que repitió Inocencio III en 1199.
Como buen obispo cortesano, producto de la época, y éste con más razón si se tienen en cuenta las circunstancias de su nombramiento, sigue fielmente a la Corte real consiguiendo numerosas concesiones de Alfonso IX; como la realizada en junio de 1192, de la cual es beneficiario el propio Lope librando de todo tributo a los vecinos de varios pueblos cercanos a Astorga, vasallos del obispo.
Mantuvo su fidelidad al Rey hasta el punto de ser excomulgado, por el Legado Pontificio, al sostener junto con los obispos de León, Zamora y Salamanca la legitimidad del matrimonio del Rey con su prima carnal, Teresa de Portugal; entredicho que recayó, también, sobre los reinos de León y Portugal.
La misma postura, recibiendo igualmente la excomunión papal, adoptó con el posterior matrimonio de don Alfonso con Berenguela de Castilla.
Participa al lado del Rey leonés en las luchas constantes que éste mantiene con sus vecinos de Portugal y Castilla, así como en las escaramuzas contra los musulmanes.
Las relaciones con el metropolitano de Braga no eran todo lo cordiales que debieran; aparte de negarle obediencia el astorgano tenía otras razones como la retención que el de Braga hacía de los territorios de Braganza y Aliste, pertenecientes a Astorga.
Cercano el final de su pontificado (1203) estalló un grave escándalo del que es protagonista nuestro obispo. Es denunciado ante el propio Inocencio III por un canónigo astorgano como usurpador de la sede, lo acusa de perjurio, maldad y simonía; de ser indigno del obispado por promover a puestos del cabildo a dos homicidas, uno de ellos al arcedianato y otro al diaconado; y de “hacer dar muerte con veneno mortal al mestre Miguélez, doctor en Leyes”. Actuación de la que salió indemne.
En ese mismo año de 1203, consiguió Lope que el monasterio de Carracedo se adhiriera, definitivamente, al Císter; se eliminaba así el cisma interno monacal que venía arrastrándose desde más de sesenta años; adhesión que fue ratificada por bula de Inocencio III del 18 de noviembre de dicho año.
Aunque no queda constancia escrita de ellas, se sabe que en 1204 firmó Lope unas constituciones para el régimen de la iglesia diocesana.
Falleció en 1205, en mes y día que no se puede determinar, y fue enterrado en el claustro de la desaparecida catedral medieval.
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Martín Martínez Martínez