Dávila, Sancho. Ávila, p. s. XII – 1181. Obispo de Ávila.
Según A. Lambert, seguramente fue obispo de Ávila desde marzo de 1161 a mayo de 1181. Según A. Ubieto, desde julio de 1160 a noviembre de 1181. P. B. Gams lo atestigua como contemporáneo del papa Lucio III, que lo fue desde septiembre de 1181 a noviembre de 1185. No se le encuentra en las genealogías de los diferentes linajes Dávila como miembro de ninguna de estas familias; probablemente se le llama así por ser natural de Ávila, como ocurre con otros personajes relevantes de la ciudad.
Durante los años en que Alfonso VIII permaneció custodiado en Ávila, siendo niño, fue protegido por las autoridades abulenses y, a lo que parece, muy especialmente por Sancho Dávila. El agradecimiento real se puso de manifiesto, por ejemplo, el 30 de enero de 1176, cuando el Monarca concedió a la catedral y a su obispo la tercera parte de las rentas reales de la ciudad. Por su parte, el concejo de Ávila estableció una contribución o tributo, llamado Cuartillas, que debían pagar todos los abulenses para costear la estancia del Rey-niño en la ciudad, consistente en la cuarta parte de una fanega de trigo sobre los productos de cada yunta de labor.
Fue uno de los tres comisionados que, por orden del papa Alejandro III, decidieron la suerte de la Iglesia de Zamora, que reclamaban los metropolitanos de Braga y Compostela, pronunciándose por este último. En 1179 asistió al III concilio de Letrán.
Según Ariz, al final de su episcopado tuvo lugar un pleito entre el Concejo de Ávila y el obispo Dávila que dio lugar a que los procuradores de la ciudad se presentaran ante el papa Lucio III, quien encargó a los obispos de Toledo, Santiago, Segovia y Sigüenza que intervinieran para solucionar el conflicto, que consistía, sucintamente, en que el obispo quería cobrar por la fuerza las limosnas que voluntariamente los abulenses daban desde antiguo para la fábrica de las parroquias y de la catedral; que el obispo quería quitar a los parroquianos el derecho de presentación de los clérigos y, finalmente, que el obispo intervenía a favor de algunos cuando el Concejo elegía a su alcalde. Seguramente la solución del pleito tuvo que ser ya durante el episcopado de su sucesor en la diócesis, Domingo Blasco (1182-1190), dada la escasa coincidencia temporal (dos meses) de Sancho Dávila y Lucio III. Está enterrado en el ábside de la catedral.
Bibl.: L. Ariz, Historia de las grandezas de la ciudad de Ávila, Alcalá de Henares, por Luis Martínez Grande, 1607 (ed. facs. de la Obra Cultural de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Ávila, 1978); J. Martín Carramolino, Historia de Ávila, su provincia y su obispado, Madrid, Juan Aguado, 1872; R. Aubert (dir.), Dictionnaire d’Histoire et de Géographie Ecclesiastique, t. V, Paris, Letouzey et Ané, 1931; P. B. Gams, Series episcoporum Ecclesiae Catholicae, Leipzig, Karl W. Hiersemann, 1931; A. Barrios García, Documentación medieval de la catedral de Ávila, Salamanca, Universidad, 1981; A. Ubieto Arteta, Listas episcopales medievales, I, Zaragoza, Anúbar Ediciones, 1989.
José Ignacio Moreno Núñez