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Santo Martino de León

Biografía

Martino de León, Santo. ¿Palacio de Torío (León)?, c. 1130 – León, 12.I.1203. Canónigo regular de San Agustín (CRSA), escritor, santo.

Se daba a sí mismo el nombre de Martinus Sanctae Crucis, que, al trasladarlo al leonés antiguo, conservó las últimas letras, tanto del sanctus como del Martinus.

En cuanto al lugar de su nacimiento, se conserva la tradición de haber ocurrido en el pueblo de Palacio de Torío, a tres kilómetros de la ciudad de León. Se dan los nombres de sus padres: Juan y Eugenia, y, en un estudio científico de sus huesos (1197), se llegó a la conclusión de que pertenecía a la estirpe de los reyes leoneses. Tuvo un biógrafo, Lucas de Tuy, compañero de hábito y claustro del santo, que describe su vida, unos veinticinco o treinta años después de la muerte de éste. Del Tudense se extractan buena parte de los datos de la presente biografía.

Niño aún, ingresó con su padre viudo en el monasterio de San Marcelo de León, de canónigos regulares de San Agustín, sin que se conozcan más noticias de su adolescencia y formación literaria, que debió de ser excelente a juzgar por su obra teológica y escriturística.

Mozo ya y ordenado de subdiácono, emprendió grandes peregrinaciones, que dieron comienzo hacia 1154 y duraron varios años, por los santuarios más célebres de la Cristiandad. El itinerario, tal como lo describe el biógrafo, es el siguiente: San Salvador de Oviedo, Santiago de Compostela, Roma, San Nicolás de Bari, Jerusalén, donde llegó entre la segunda y tercera Cruzada, y allí permaneció dos años sirviendo al Hospital; cargado de reliquias regresó a Europa, visitó los eremitorios antioqueños y se detuvo en Constantinopla.

Aquí se pierden sus pasos, que reaparecen en París, donde se familiarizó con los florecientes estudios escolásticos franceses, cuyos autores citó profusamente más adelante. De París pasó a las Islas Británicas para visitar los cuerpos de santo Tomás en Canterbury y de san Patricio en Dublín. Regresó a las costas mediterráneas; en la ciudad de Beziers, se encontró con la secta de los albigenses. Allí le encarcelaron y le causaron no pequeños sufrimientos. Resueltos, felizmente, estos episodios, regresó a España y se incorporó como canónigo regular a San Marcelo de León, el monasterio de partida. Fue ordenado de diácono y presbítero, aunque fue breve su permanencia en este monasterio, porque el obispo legionense, Manrique (1181-1205), lo secularizó, y Martino buscó refugio en el de San Isidoro, de la misma ciudad y también de canónigos regulares. Acogido en la nueva comunidad, pronto se distinguió por su labor pastoral en la iglesia del monasterio: la predicación y el confesonario; penitentes suyos fueron los reyes de León, Alonso IX y su esposa la reina Berenguela.

En 1185, ya anciano y achacoso, confiesa él mismo que aquejado de fuertes dolores de cabeza y, “porque no valía para otros quehaceres”, dio comienzo a la redacción de su obra teológico-escriturística. Con el permiso del abad y la ayuda económica de la reina Berenguela, logró organizar, dentro del monasterio, un estudio que servían, como amanuenses, siete clérigos que formaban con el maestro una pequeña comunidad aparte. Martino les dictaba y ellos se distribuían el trabajo de preparar los pergaminos, copiar los dictados y decorar los folios con bellas miniaturas, entre las que figura el retrato del santo. Así se redactaron los dos gruesos volúmenes de las obras de santo Martino, cuyo original aún se conserva en el Archivo Capitular de la Real Colegiata de San Isidoro de León. Se distribuye la materia en cincuenta y cuatro tratados, que el autor llama sermones, de tendencia ascético-apologética, con grandes controversias sobre los judíos, muy numerosos entonces en la ciudad de León. Concluye con cuatro comentarios a algunos libros del Nuevo Testamento. Tituló su obra: Concordia Veteris et Novi Testamenti, ya que, según afirma el autor, en ella concuerdan ambos Testamentos. Son sus autores preferidos, que cita profusamente, san Agustín y san Isidoro, y los escritores franceses del siglo XII, especialmente el Maestro de las Sentencias, Pedro Lombardo. Su lenguaje latino es elegante, con abundancia de párrafos asonantados, en los que aparece el cursus metricus de los aticistas medievales.

El biógrafo contemporáneo le atribuye, ya en vida, varios sucesos extraordinarios, entre ellos, la curación del peligro de ceguera, que amenazaba al futuro rey Alfonso IX, cuando era adolescente. Al anochecer del 12 de enero de 1203, ocurrió su tránsito, como consta en el necrologio coetáneo, del monasterio. El pueblo de León acudió en masa a su funeral y le dio culto desde el día de su fallecimiento, con el título de santo y doctor. Lo enterraron en el cementerio conventual; más adelante levantaron una capilla sobre su sepulcro.

A comienzos del siglo XVI, sobre el solar de ésta, construyeron una suntuosa capilla y trasladaron al altar los huesos del santo. Su mano derecha apareció incorrupta y con los dedos en actitud de escribir; la recogieron en un relicario en el que, todavía hoy, se da a venerar a los fieles. En su no muy abundante iconografía se presenta al santo vestido con el hábito de canónigo regular, un libro abierto en la mano izquierda y pluma en la derecha. En la miniatura del siglo XII aparece con ornamentos litúrgicos, libro abierto, y sin nimbo (Concordia, I, fol. 172r.).

De los últimos años del siglo XII, todavía se muestran en la Real Colegiata de San Isidoro de León dos capillas mandadas construir por santo Martino con las rentas que le concedió la reina Berenguela; dedicó una de ellas al Santo Cristo y la otra, a la Santísima Trinidad; allí quedan también dos inscripciones, en piedra, que hizo colocar con la dotación de reliquias y rentas para ésta. También se guardan en el Archivo Capitular diplomas suscritos por el santo, y dos pergaminos de 1199, uno del rey Alfonso IX y el otro de su esposa la reina Berenguela, n.os 189 y 190 del catálogo, declarando libres de toda carga las heredades de la capilla de la Santísima Trinidad, a petición y por respeto a “Don Martino”.

En la última revisión del Martirologio Romano, del papa Juan Pablo II (2001), figura, el día 12 de enero, el siguiente elogio de santo Martino: “Legione in Hispania, sancti Martini de Sancta Cruce, presbyteri et canonici regularis, Sacrarum Scripturarum viri vere periti”.

 

Obras de ~: Concordia, f. s. XII, 2 (Archivo Capitular de la Real Colegiata de San Isidoro de León, sign. XII); Opera nunc primum in lucem editam juxta exemplar ex autographo transcriptum jussu Excellentissimi Domini D. Francisci Antonii Lorenzana, Aechiepiscopi Toletani, Segoviae, typis D. Antonii Espinosa, 1782-1786, 4 vols.; Opera Omnia, Lutetia Parisiorum, P. Migne, 1855 (Patrologiae cursus completus, CCVIIICCIX), 2 vols.

 

Bibl.: Lucas Tudensis, De Miraculis Sancti Isidori (en Archivo Capitular de San Isidoro, sig. LXI (trad. al cast. de J. de Robles, Salamanca, 1525, reimp., León, Cátedra de San Isidoro, 1992); J. Manzano, Vida y portentosos Milagros de el glorioso San Isidro, Arzobispo de Sevilla, y egregio Doctor y maestro de las Españas; con una breve descripción de su magnífico templo y Real Casa de el mismo en la muy Noble ciudad de León, Salamanca, Imprenta Real, 1732; M. Risco, España Sagrada. Memorias de la Santa Iglesia de León, t. XXXV, Madrid, Pedro Marín, 1786, págs. 363-407; J. Pérez Llamazares, Catálogo de los Códices y Documentos de la Real Colegiata de San Isidoro de León, León, Imprenta Católica, 1923; Historia de la Real Colegiata de San Isidoro de León, León, Imprenta Moderna, 1927; A. Viñayo González, San Martín de León y su Apologética Antijudía, Madrid-Barcelona, Instituto Arias Montano, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1948; Santo Martino de León, peregrino universal. Los viajes científico-religiosos en el siglo XII, León, Biblioteca Capitular de San Isidoro de León, 1960; VV. AA., Santo Martino de León. Ponencias del I Congreso Internacional sobre Santo Martino en el VIII Centenario de su obra literaria (1185-1985), León, Isidoriana Editorial, 1987; A. Viñayo González, Santo Martino de León. Vida, prólogos y epílogos parenéticos de sus tratados, León, Editorial Isidoriana, 2003.

 

Antonio Viñayo González

 

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