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Pedro Cuadrado

Biografía

Cuadrado, Pedro. ¿Medina del Campo? (Valladolid), p. s. XVI – Medina del Campo (Valladolid), 14.IV.1566. Comerciante y fundador del colegio de jesuitas de Medina del Campo.

Se supone que su origen se encontraba en Medina del Campo, villa a la que regresó tras haber acrecentado su fortuna durante su estancia en Flandes, estrategia similar a la seguida por Fernando de Frías.

Sin embargo, durante aquella estancia conoció a un “estudiante pobre y vagabundo” de París —como le describió José Ignacio Tellechea—, llamado Íñigo de Loyola, que perdía dos meses del año en solicitar ayudas y limosnas a los mercaderes que se las podían otorgar y que vivían en las ciudades de Brujas, Amberes e incluso Londres. Precisamente, Pedro Cuadrado le hospedó en Amberes, en torno a 1528-1529, y le extendió una generosa limosna. Según se consigna en su sepulcro, Íñigo de Loyola le profetizó una futura relación entre ambos, mucho más dilatada que una ocasional ayuda. Era el anuncio de una fundación en Medina del Campo, muchos años antes de su realización.

Así se consigna en la inscripción de su sepulcro, en la actual iglesia parroquial de Santiago el Real, antiguo templo del colegio de San Pedro y San Pablo: “cuia ereccion [la del colegio de jesuitas de Medina] profetizo mvchos años antes nuestro glorioso Padre San Ignacio al señor Pedro Quadrado estando en Amberes en los estados de Flandes, respondio a la profecia del santo con animo devoto i larga mano, la piedad i grandeza desta obra”. Ribadeneira también insiste en ello en su Vida del padre Diego Laynez: “estando en Anuers le conocio, y quedó tan pagado de su trato, y tan deuoto a su doctrina, que vino después á fundar con su muger el colegio de Medina”.

Cuando hubo regresado a Medina del Campo, Pedro Cuadrado contrajo matrimonio con Francisca Manjón, una sobrina carnal de la esposa de Rodrigo de Dueñas, uno de los más destacados hombres de negocios de la España de Carlos V, igualmente vinculado a Medina, escenario de algunas de sus destacadas fundaciones y de su residencia. Fue Dueñas el que llamó a los jesuitas a trabajar en la villa de las ferias, aunque le importaba más el papel que podían desarrollar como predicadores y confesores que como maestros asentados y consolidados. Por eso, Dueñas nunca consolidó la fundación de un colegio. El matrimonio formado por Pedro Cuadrado y Francisca Manjón no contaba con descendientes, siendo habitual este tipo de familias entre los notables que configuraban la clientela espiritual de la Compañía, que dedicaban su prosperidad económica a la fundación, construcción y expansión de una obra pía, en este caso del colegio de los jesuitas en Medina y de sus trabajos apostólicos: “como eran tan conformes y cristianos y de gran caridad y virtud, les inspiró el Señor para que fundasen el colegio de la Compañía de Jesús”, según escribió Ossorio.

En realidad, coincidió la protección económica de este matrimonio con la muerte del mismo Ignacio de Loyola en 1556. Pudo ser animado el comerciante por su esposa, Francisca, deseosa como estaba por cumplir las voluntades de predicación dispuestas por su pariente, el mencionado Rodrigo Dueñas. A primeros de agosto de 1557 se capitulaba esta fundación, aunque los jesuitas ya se habían establecido y comenzado sus trabajos. La rapidez constructora dependía de la buena salud de Cuadrado y de la llegada de sus dineros. El templo había comenzado a construirse en el mismo año de 1556, aunque las fechas que figuraban en las claves de los arcos del crucero eran las de los años 1560-1563. La capilla mayor se utilizó en 1561, trasladándose el Santísimo Sacramento el 1 de enero de 1563. Los visitadores jesuitas advertían acerca de las intromisiones cotidianas de los fundadores, tratando de impedir que la esposa de Cuadrado pudiese entrar en el recinto de la huerta del colegio.

El nombre de la casa no era casual, pues san Pedro hacía referencia a la onomástica del fundador. Cuando murió el comerciante, el entonces general Francisco de Borja informó a su viuda de las disposiciones litúrgicas que se habían tomado en toda la Compañía, en justa y necesaria compensación “al amor y buenas obras que dél ha reçiuido nuestra Compañía”. En el concierto de su sepulcro se resaltaba que se hiciese tomando modelo de lo que Gregorio Fernández había labrado en alabastro para los condes de Fuensaldaña, en la antigua casa profesa de Valladolid. Fueron atribuidos los bultos sepulcrales a Pedro de la Cuadra, aunque pudieron intervenir algunos de sus discípulos.

Cuando murió en 1586, la fundadora había realizado ya una nueva donación.

 

Bibl.: P. de Ribadeneyra, Vida del P. Ignacio de Loyola, fundador de la religión de la Compañia de Iesus: y de los Padres Maestro Diego Laynez, y Francisco de Borja, Madrid, por Pedro Madrigal, 1594; E. García Chico, Medina del Campo. Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid, Valladolid, Diputación Provincial, 1961, págs. 138-139; A. Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, Bartolomé de Bustamante y los orígenes de la arquitectura jesuítica en España, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1967; G. Moraleja Pinilla, Historia de Medina del Campo, Medina del Campo, por Manuel Mateo Fernández, 1971; J. I. Tellechea Idígoras, Ignacio de Loyola, solo y a pie, Salamanca, Sígueme, 1997, págs. 215-216; J. Burrieza Sánchez, El poder de la enseñanza y el sermón: presencia de la Compañía de Jesús en el ámbito geográfico de Valladolid (1545-1767), tesis doctoral, Universidad de Valladolid, 2003; “La recompensa de la eternidad. Los fundadores de los colegios de la Compañía de Jesús en el ámbito vallisoletano”, en Revista de Historia Moderna, Anales de la Universidad de Alicante, 21 (2003), págs. 29-55.

 

Javier Burrieza Sánchez

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