Gast, Matías. Amberes (Bélgica), c. 1523 – Salamanca, 1577. Impresor.
Nacido en Amberes, era hijo de Joan Gast, encuadernador y librero, y de Catalina Coomans. Llegó como librero primero a Medina del Campo, donde se asentó su hermano Nicolás, pasando después a Salamanca.
Está documentada su presencia en esta última ciudad en 1547, donde permaneció hasta su muerte.
Al principio realizó viajes esporádicos a Amberes —documentados en 1553 y entre 1558 y 1561— posiblemente para atender sus negocios allí, por lo que la actividad de su taller salmantino en los primeros años no fue grande.
Se casó con Lucrecia, hija del impresor Juan de Junta, ocupándose entonces, a petición de su suegro —quien le otorgó un poder en 1555—, de sus talleres de Burgos y Salamanca y utilizando como pie de imprenta “Herederos de Juan de Junta”. En los diecisiete años que mantuvo activo su taller produjo setenta y siete ediciones. Siempre se preocupó de dar la máxima calidad a sus impresos, escribiendo incluso a Plantin para solicitarle un buen fundidor y ajustador de matrices. En su taller llegó a utilizar hasta siete marcas tipográficas distintas.
Las cinco hijas que tuvo se casaron con impresores y libreros: Jerónima, la primogénita, nacida en 1556, con Cornelio Bonart; Isabel, con Diego de Robles; Catalina, con Jerónimo de Millis; Lucrecia, con Lucas Junti, y María, con Diego Junti. No consta que se casaran los dos varones, Juan y Felipe. Matías Gast siempre mantuvo trato comercial con diversos Junta, a los que dio poderes, especialmente a su cuñado Felipe, casado con su hermana María Gast, quien se hizo responsable de la imprenta burgalesa que fue de su padre, Juan de Junta, desde diciembre de 1559.
En 1572 con motivo de su detención por la Inquisición, todos los libros de Gast fueron mandados secuestrar.
Se conserva el inventario de su librería, por el secuestro judicial. Su causa duró varios meses concluyendo a primeros de octubre de 1573, a diferencia de la de fray Luis de León o Martínez Cantalapiedra, coetáneos cuyos procesos duraron años. Gast no fue delatado por judaizante sino por luteranismo y quizá influyó en esta denuncia el que en ese momento era considerado uno de los impresores salmantinos más destacados en cuanto a volumen de negocio y producción.
Su primer impreso es De arte dicendi (1558) de Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense, del que imprimió varios textos. Su taller permaneció inactivo durante tres años hasta su vuelta de Amberes en 1561 en que imprimió Escriptura original (1561) y ya no paró de imprimir con regularidad hasta 1577, siempre alternando su oficio de tipógrafo con el de librero. Entre sus impresiones se encuentran Arithmetica practica y speculatiua del bachiller Juan Pérez de Moya (1562); Acerca de la materia medicinal de Dioscórides y traducida por el doctor Laguna (de la que se hicieron tres ediciones en 1563, 1566 y 1570); De locis theologicis libri duodecim de Melchor Cano (1563); Regula et Constitutiones sacri ordinis Sanctae Mariae de mercede redemptionis captiuorum de Gaspar de Torres (1565); Breuiarium almae ecclesiae Compostellanae (1569); Alphabetum hebraicum (1569); Tratos y contratos de mercaderes y tratantes de fray Tomás de Mercado (1569); Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas (1570); Commentaria in Esaiam prophetam, de León de Castro (1570); Ad constitutiones codice de bonis maternis commentarii de Aires Pinhel (1573, al fin 1572).
Su taller produjo casi el total de la edición de obras litúrgicas y religiosas en Salamanca. En 1574 consiguió la exclusividad para imprimir las obras de fray Luis de Granada, quien acababa de abandonar descontento a sus impresores, los Portonariis. Otros impresos suyos son Adiciones al Memorial de la vida christiana de fray Luis de Granada (1575); Assertio veteris vulgatae editionis iuxta decretum Concilii Tridentini de Nicolás Ramos (1576); Meditaciones del amor de Dios de Diego de Estella (1576); De vera religione in omnes haereticos libri tres de Diego de Zúñiga (1577). Una de las últimas ediciones hechas por Matías fue De musica libri septem de Francisco Salinas (1577), de la que sus herederos aprovecharán un resto de edición para cambiarle la portada y lanzarla al mercado de nuevo en 1592.
A partir de 1578, todas las obras salidas de su taller figuran a nombre de sus herederos. Al morir, dejó su próspero y sólido negocio a su yerno Bonart con el visto bueno de su viuda, Lucrecia, hasta su disolución en 1586-1587.
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Lourdes Gutiérrez Gutiérrez
