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Julio Ostalé Gómez

Biografía

Ostalé Gómez, Julio. Zaragoza, 3.V.1902 – 3.V.1992. Árbitro de fútbol, directivo y jugador.

Su afición al fútbol, en unos momentos en los que Zaragoza se había quedado sin equipos, lo llevó a fundar, con un grupo de amigos, uno de los equipos con más solera en la historia del fútbol aragonés: Iberia Sport Club. Era en marzo de 1917. Tenía quince años y estuvo en el club hasta los veinticino, como defensa. Era un jugador bravo, incansable que llegó a ser el alma del equipo “avispa”. Destacó en los puestos de defensa y delantero centro. Ganó siete Campeonatos de Aragón.

Una vez retirado decidió probar suerte en el menester de árbitro. De carácter enérgico a la vez que afable, se adaptó muy pronto a la tarea arbitral y no tardó en ser muy solicitado en todas las regiones. Ingresó en el Colegio Aragonés en 1928. Ostalé se colocó rápidamente a la cabeza de los árbitros españoles; juzgó infinidad de partidos de enorme envergadura. En 1930-1931 era ya árbitro de Primera División. Lo fue durante ocho temporadas, durante las cuales dirigió cuarenta y ocho encuentros en Primera División. A su cargo corrió también la dirección de veintinueve partidos del Campeonato de España, entre ellos las finales de 1936, entre el Madrid y el Barcelona, y de 1940, entre Madrid y Español de Barcelona. Arbitró en 1934 la final de la Copa Amateur entre Imperio y Erandio.

La Real Federación Española le propuso para la categoría de árbitro internacional, siendo aceptado por el organismo competente, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA); era el primero del Colegio Aragonés.

Durante la Guerra Civil fue llamado a arbitrar un partido internacional entre las selecciones de Portugal y Hungría, pero hubo de renunciar por haberse incorporado a filas como voluntario. Su reaparición internacional fue como juez de línea en Vigo, en un partido internacional celebrado entre las selecciones de España y Portugal. Su retirada definitiva del arbitraje tuvo lugar en 1941. Fue entonces cuando lo llamó el Real Zaragoza para que se encargara de su secretaría técnica. Se sintió obligado a ser el pararrayos de los resultados del club, protegiendo de esa forma la fama profesional de sus entrenadores. Así pues, el público, cuando las cosas iban mal, arremetía con sus gritos contra él. El 22 de noviembre de 1942, en una delicadísima situación del equipo, cuando el Celta de Vigo marcó su gol de la victoria todo el público coreó “¡Fuera Ostalé!”.

Ante la persistencia de los gritos, se levantó del banquillo, se quitó el sombrero, se volvió hacia la tribuna, inclinó la cabeza y soportó todo el griterío; cuando éste cesó, se retiró lentamente hacia los vestuarios y redactó su dimisión.

Más tarde, en ocasiones comprometidas y como puente entre dos entrenadores, entrenó al Real Zaragoza. Con enorme éxito. Su último servicio al club zaragozano, fue tan útil como pintoresco. Fue en 1949 y el club estaba en trance de ascender a Segunda División. Fue a Mallorca para estar en contacto telefónico con el campo de Torrero e ir narrando las incidencias del mismo, porque en ello iba la suerte del Zaragoza. Ocurrió que se averiaron las líneas telefónicas de Palma; ni corto ni perezoso alquiló una avioneta que estuvo todo el partido sobrevolando el campo del Atlético de Baleares e iba transmitiendo las incidencias al aeródromo de Barcelona, desde donde daban telefónicamente los mensajes al campo zaragozano; allí, inmediatamente, se comunicaban al público por los altavoces. Tras este peculiar servicio a su club, jamás volvió a pisar un campo de fútbol.

 

Fuentes: Archivo del Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español (CIHEFE).

 

Luis Javier Bravo Mayor

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