Criach y Durán, León. Sabadell (Barcelona), c. 1866 – Santander (Cantabria), c. 1928. Pintor y muralista.
Catalán de nacimiento, se le incluye dentro del elenco de pintores cántabros, puesto que la mayor parte de su vida y producción artística se desarrolla en la región cántabra. Hijo de una familia de comerciantes que pronto reconocen las dotes artísticas de su hijo y su temprano empeño, por lo que aceptan su ingreso en la Escuela de Bellas Artes y de Artes y Oficios de Barcelona en 1880, donde permanece hasta 1889. No participa directamente de las corrientes historicistas catalanas y del modernismo, pero recibe su impronta. De este período data un Desnudo (c. 1889), interesante academia, hoy en el Museo de Bellas Artes de Santander.
En 1886, a la temprana edad de veinte años, recibe el encargo de realizar un trabajo mural para el Palacio de los Valle —familia catalana que conoce a Criach—, en el municipio de Lastras (Cantabria), trabajo que hoy se conserva en dos grandes estancias y en donde se mezclan la pintura propiamente decorativa, con arabescos, cenefas, etc., y escenas de paisaje y costumbristas, así como alegóricas. A pesar de no haber finalizado sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, decide instalarse en Cantabria hasta la conclusión del proyecto por un período de tres meses, durante el cual conoce, además, a su futura esposa, Agustina Gutiérrez. Regresan a Barcelona una vez concluido el proyecto, él quizá con la intención de reanudar sus inacabados estudios. En este momento, la Academia le concede un Premio para acudir a Italia, viaje que no llegó a realizar por causas desconocidas. En 1890, Criach vuelve a Cantabria y fija su residencia en Santander, ciudad donde reside ya hasta el final de sus días. En los primeros años, 1890-1915, realiza obras de pequeño formato, tanto en tabla como en lienzo, para darse a conocer en la región. Son, fundamentalmente, paisajes, creados con plena libertad, naturalistas, muy ligados a los conceptos absorbidos en su formación catalana, de gran sencillez y con la presencia de la figura humana dentro del paisaje, especialmente frescos. Trabaja, además, en otros temas, como las naturalezas muertas, retratos, temas populares, interiores, etc.
La otra gran faceta de León Criach, sin duda alguna, fue la de fresquista y decorativista, entre cuyas obras en la ciudad de Santander cabe citar los techos del antiguo Obispado de Santander (Nuestra Señora de la Bien Aparecida rodeada de ángeles), los techos de varios portales de edificios en el centro de la urbe; decoración de algunas casonas en Ruesga (Cantabria) y la decoración de la bóveda del edificio del Real Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santander (hoy desaparecida), que escenificaba el sofoco de un edificio en llamas. También trabaja en el edificio del Teatro Principal de Santander, como decorador y escenógrafo durante varios años, decorando telones y bambalinas. En el propio teatro tenía instalado su taller de pintura.
En 1910 empieza a sufrir de arterioesclerosis progresiva.
Hacia ese año se comienza a observar una evidente involución, naïf e ingenuista plena de errores de composición y perspectiva, así como una pincelada y en tratamiento del color que tienden a la sencillez, de forma apretada y hacia el puntillismo, no exento de cierto interés moderno. En 1915 se incendia el Teatro Principal y se pierde gran parte de obra de Criach, a pesar de los intentos del artista por salvarla.
Tantas desgracias le provocaron un derrame cerebral, que le supuso una grave discapacidad durante algunos años, de la que se irá recuperando parcialmente. Su obra experimenta un claro retroceso, con técnica más apretada, profundizando en esa tendencia ingenuista y hasta naïf, sobre el soporte de la misma iconografía y de resultados escatológicos. Desde 1919 queda postrado en la cama, pero continúa pintando con un caballete especial y prepara así su participación en una muestra colectiva organizada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid (1919), en la que presenta una copia del Cristo de Limpias. Fallece en Santander hacia 1928, tras una larga enfermedad.
La obra de León Criach se enmarca en la de pintores realistas; es de carácter naturalista, aunque con una leve valentía técnica y de concepto, tanto en las obras de pequeño formato como en los desarrollos al fresco, fruto de los contactos con los artistas catalanes inmersos en rupturas estéticas. De su primera etapa se conservan algunos bocetos y estudios de gran calidad, normalmente de figuración humana, dentro del clasicismo académico y de aprendizaje. A partir de su establecimiento definitivo en Santander, se percibe la fusión de lo aprendido en Cataluña con el cromatismo y la iluminación absorbidos en Cantabria. Todas sus composiciones son rigurosas y ordenadas, recordando en ocasiones los paisajes de Vayreda, Casatmijana, etc. Su pincelada —muy catalana—, sorprende por el gran desenfado y la preocupación por la luz, contornos diluidos que denotan una relativa modernidad y recuerdan al impresionismo. Consigue grandes calidades en sus celajes y en la plasmación de las aguas marinas. Su trabajo como muralista y decorativista es concienzudo y elaborado, de gran dominio técnico, especialmente de la perspectiva, que, en muchas ocasiones, se aleja del espacio técnico habitual para dar paso a conceptos clásicos que recuerdan formulaciones del Barroco italiano. Su enfermedad provoca una gran transformación de su pintura desde el punto de vista cromático y compositivo, hacia una mayor sencillez, muy cercana a planteamientos de pintura naïf.
Su obra se conserva en el Museo de Bellas Artes de Santander y en colecciones privadas de Santander y otras localidades cántabras.
Obras de ~: Tertulia en el campo, c. 1895; Tendal en la Bahía, c. 1900; Amanecer, c. 1900; Paisaje urbano, c. 1900; Picos de Europa, c. 1900.
Bibl.: S. Carretero Rebés y L. Rodríguez Alcalde, León Criach y Durán 1866-1928, Santander, Museo de Bellas Artes, 1987; S. Carretero Rebés, Guía del Museo de Bellas Artes de Santander, Santander, Museo de Bellas Artes, 1993.
Salvador Carretero Rebés