Learte y Ladrón de Zegama, Miguel de. Sangüesa (Navarra), 24.IX.1724 – Buenos Aires (Argentina), 25.II.1795. Comerciante, escritor.
Era el sexto hijo de Martín de Learte y Salvo y de Manuela Ladrón de Zegama y Gil, descendiente de un hogar de hidalgos por ambas ramas. Después de cursar estudios primarios en su ciudad natal, se trasladó a Madrid, pasando por Sevilla y Cádiz. A principios de mayo de 1745 partió desde el puerto gaditano con destino a Veracruz (México), pero, en altamar, el buque que lo conducía mantuvo un combate con los piratas, en cuya lucha intervino Learte, quien logró regresar a la Península sano y salvo. El 13 de junio de 1750 se embarcó otra vez en Cádiz rumbo a Buenos Aires, con sólo diecisiete años de edad. Al año siguiente, después de varias penurias, pasó a Perú, pero fue víctima de un malón indígena en las cercanías del río Luján, en la provincia de Buenos Aires. Logró arribar a Córdoba del Tucumán, pasó por las ciudades de Tucumán, Salta y Potosí, en andanzas comerciales. Unos meses después regresó a Córdoba y a Buenos Aires, para marcharse a Santiago del Estero, Córdoba y Salta, ciudad esta última en la que vivió una temporada en 1764, recluido a causa de una enfermedad. Al restablecerse resolvió permanecer en Córdoba, donde entró como ayudante del procurador del Colegio Máximo y Universidad. Al mismo tiempo, los propios jesuitas iniciaron gestiones ante el gobernador Pedro de Cevallos, postulando el nombre de Learte para gobernador del Tucumán.
En tanto se tramitaba su nombramiento, que nunca llegó a concretarse, viajó a Salta en 1766, ocupado en el negocio de venta de mulas para Potosí. En Jujuy se enteró, por carta desde Córdoba, de la persecución desatada en contra de la Compañía de Jesús por parte del gobernador Fernández Campero. Tuvo, entonces, cierta relación con Ignacio Gorriti y Arambarri, quien pronto debía ser el jefe del movimiento revolucionario en contra de Campero y a favor de los expulsos.
De paso por Salta, sufrió la reclusión por ser considerado hombre adicto a la Compañía. Pasó cuatro meses preso y en sus escritos se queja del trato recibido.
Producida la revolución contra Campero quedó en libertad; huyó a Humahuaca, y desde allí a Potosí.
Después de numerosas vicisitudes en Alto Perú, Córdoba y Buenos Aires, regresó a su querida Córdoba del Tucumán, donde vivió envuelto en una serie de pleitos, pues se creía que ocultaba grandes sumas de dinero. En sus Memorias, que fueron publicadas por el padre Pedro Grenón, cuenta las persecuciones de las que fue víctima.
Learte se había casado en Córdoba, en 1776, con María Ignacia Isasi y Echenique Molina Navarrete, descendiente de familias fundadoras de dicha ciudad.
En su testamento, realizado cuatro días antes de su fallecimiento, Learte dispuso ser enterrado en la iglesia de San Francisco con el hábito de la Orden. Su viuda solicitó licencia al virrey en 1795, 1800 y 1804 para fundar en Córdoba un monasterio de mercedarias descalzas.
Obras de ~: “Memorias”, en P. Pedro Grenón, Las Aventuras de Learte, Córdoba, Argentina, Archivo de Gobierno, 1927, n.os 15, 16 y 17.
Bibl.: V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. IV, Buenos Aires, Elche, 1969, págs. 144-145; P. Pedro Grenón, “Un precioso libro inédito”, en Boletín de Investigaciones Históricas (Buenos Aires), t. I (1922-1923), págs. 237- 241; G. Furlong Cardiff, “Carta de Miguel de Learte a sus hermanos Jerónimo y Martín sobre la situación social y religiosa rioplatense”, en Archivum (Buenos Aires), t. III (1945- 1949), págs. 375-383; C. Bruno, Historia de la Iglesia en Argentina, t. VI, Buenos Aires, Don Bosco, 1970, pág. 477.
Sandra Fabiana Olivero