Lázaro de Santa María. ?, s. xvi – s. xvii. Religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OH), explorador.
Los hermanos de San Juan de Dios fueron enviados por Felipe II en 1571 a las Indias Occidentales para hacerse cargo de los hospitales y de los soldados españoles enfermos que acompañaban a los conquistadores, y llegaron a Cartagena de Indias.
Analizando las crónicas, se observa que por Cédula Real despachada en Valladolid el 31 de marzo de 1603, por el rey Felipe III y cursada a Luis de Velasco, conde de Monterrey, le fue autorizado al capitán Pedro Fernández de Quirós que partiera de Lima a hacer el descubrimiento. Su llegada a Callao, después de infinitas vicisitudes, se determinó el 6 de marzo de 1605 presentando al virrey las autorizaciones personales de las que había constancia oficial. En ellas se le consideraba “como muy platico del mar del Sur y del gran golfo que hay desde las costas de la Nueva España y del Perú al Japón e Islas Filipinas”.
Fueron tres naves las que se le concedieron, la San Pedro y San Pablo, capitana —muy acomodada para semejante descubrimiento—, la almiranta San Pedro y una lancha o zabra. Con una dotación de más de trescientos hombres, entre ellos cuatro hermanos de San Juan de Dios para curar los enfermos, fray Lázaro como superior.
El 1 de mayo de 1605 penetraron las naves en una gran bahía que dieron el nombre de San Felipe y Santiago, y al puerto, que llamaron Veracruz. Al bajar a tierra y hacer el acto de toma, con todos los pronunciamientos, llegó a establecer seis posesiones: en nombre de la Santísima Trinidad, de la Iglesia Católica, de la Orden de San Francisco, de la Orden de San Juan de Dios, de la Orden del Espíritu Santo y en el de Su Majestad. La posesión de San Juan de Dios rezaba de esta forma: “Tomo posesión de todas las tierras y parte en nombre de Juan de Dios y de todos los hermanos profesos de su Orden y como presente en nombre de Lázaro de Santa maría que aquí vino en cumplimiento de un breve que su Santidad me dio para este fin, para que ellos mismos funden, administren y conserven con su profesa caridad, a todos los hospitales que en todas estas partes ha de haber y tan necesarios son para que los naturales suyos se aficionen a todo nuestro proceder y nos tengan la devoción y el amor que merece el ver cómo los nuestros curan y sufren a sus enfermos y les hacen otros bienes”.
Los propósitos de Quirós fueron fundar la ciudad de Hierusalem, sobre las tierras “que dejo vistas y estoy viendo y de toda esta parte del Sur hasta su Polo, que desde ahora se ha de llamar la Australia”. Destaca la procesión del Corpus Christi con participación de todos los soldados, donde se hicieron varios altares, y se dice que a su lado estaba “su autor el hermano Juan de Dios (Lázaro) de rodillas haciendo oración”. Se anotan las muchas vicisitudes en el regreso de vuelta y sobre el estado sanitario de la tripulación que tuvo que afrontar fray Lázaro que se sentía mal por la carencia de agua y de lo menesteroso para los enfermos, y lo poco que tenía lo administró con ejemplar caridad, eficiente celo hospitalario y al estilo del fundador san Juan de Dios. Tanto fray Lázaro como los otros tres hermanos desarrollaron la labor hospitalaria con eficiencia y comodidad, no solamente con los soldados que llevaban sino con los naturales, sacramentando a los enfermos, sepultar a los muertos, consolando a los soldados por la dura navegación, ya que esta obra de misericordia y hospitalidad era muy útil y necesaria para la expedición y para el reino de España y para la sociedad a la que prestaban tan generoso servicio enfermerístico y médico.
Bibl.: J. Zaragoza y P. Fernández de Quirós, Historia del descubrimiento de las regiones Australes, Madrid, Manuel G. Hernández, 1876-1882; C. Fernández Duro, Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y León, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1895-1903; S. Clavijo y Clavijo, La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en la Marina de Guerra, Madrid, Tipografía Artística, Alameda 12, 1950.
José Luis Martínez Gil, OH
