Vergara Gimeno, Ignacio. Valencia, 6.II.1715 – 13.IV.1776. Escultor.
Hijo del escultor Francisco Vergara el Mayor y de Agustina Gimeno, Ignacio Vergara es unánimemente considerado por cuantos se han ocupado de él como uno de los escultores valencianos más importantes de su época y el que ejerció un papel hegemónico, sobresaliendo entre todos los escultores activos en Valencia contemporáneos suyos. Esa supremacía es patente no sólo por la calidad de sus obras, que no desmerecen respecto a otras del panorama español, sino porque acaparó buena parte de los encargos relativos a su profesión de mayor envergadura del momento y porque jugó un papel muy destacado en la enseñanza de la escultura desde las aulas académicas, hasta el punto de señalar Orellana que fue él quien introdujo en Valencia la perfección en este arte al haber introducido el estudio del dibujo. Estilísticamente su escultura muestra un fuerte influjo de la escultura y la pintura del barroco italiano, que conoció por las obras de ese origen existentes en Valencia y también a través de estampas. En ocasiones sus creaciones presentan gran fuerza y grandiosidad, insistiendo en otras en la nota dulce e íntima, de recuerdo napolitano, muy del gusto popular. Estas características se plasman no sólo en sus obras definitivas, en madera, piedra o estuco, muchas de ellas perdidas, sino también en los numerosos bocetos de barro que de él se conservan, auténticas creaciones con entidad artística propia. Ignacio Vergara influyó poderosamente en la escultura valenciana posterior. Tuvo muchos discípulos, algunos tan destacados como José Esteve Bonet (1741-1802), que llegó a ser escultor de cámara honorario de Carlos IV.
En 1715, año en que nació Ignacio Vergara, todavía eran visibles las consecuencias de la Guerra de Sucesión.
La abolición de los fueros en 1707 supuso la desaparición de su propia existencia legal como reino diferenciado y la castellanización de las instituciones, con una masiva llegada de funcionarios procedentes de otras regiones de la Monarquía, especialmente de Castilla. A lo largo del siglo xviii se asistió a una expansión demográfica en la ciudad de Valencia y a un desarrollo manufacturero, en el que tuvo un florecimiento muy notable la sedería, industria en que Vergara tuvo intereses personales. Durante la segunda mitad de la centuria el gobierno desarrolló una política reformista ilustrada desde el punto de vista de la organización del trabajo, que empezó a hacer tambalear las rigideces del sistema gremial. En el terreno cultural el Siglo de las Luces conoció un gran esplendor en la ciudad de Valencia, con personalidades tan destacadas como Gregorio Mayans, Pérez Bayer, Vicent Blasco, Andreu Piquer, Joan Baptista Berní o Antonio Bordassar, entre otros.
Ignacio Vergara aprendió el dibujo en la academia que mantenía en su casa el pintor valenciano Evaristo Muñoz (1671-1737), y escultura en el obrador de su padre. Fue un artista precoz que alrededor de los diecisiete años llevó a cabo su primera obra: un grupo de Santa Rita de Casia para su capilla en la iglesia del antiguo convento de San Agustín de Valencia, obra hoy inexistente que le valió los mayores elogios. En esos momentos su padre, Francisco Vergara el Mayor, era un artista consagrado, ocupado en uno de los proyectos más ambiciosos del momento: la portada principal de la Catedral de Valencia. Consciente de las dotes profesionales de su hijo, pronto contó con él para que le ayudara en algunos trabajos. Así, el 13 de abril de 1733 firmaron conjuntamente los capítulos para la ejecución del retablo de la ermita de la Virgen de la Misericordia y San Sebastián de Vinaròs (Castellón).
Otra obra en la que trabajaron ambos, entre 1732 y 1737, fue el retablo mayor de la iglesia del convento de San Agustín de Valencia. Al parecer, él se ocupó de añadir ropaje a la imagen del titular y de todo el resto de la escultura. Es relativamente poco lo que se sabe de estos primeros años de actividad del artista, quien a los veintinueve años alcanzó la plena madurez profesional al obtener el grado de maestro del gremio de carpinteros de Valencia. Hacia ese año de 1744, precisamente, labró la portada del palacio del marqués de Dos Aguas de Valencia, la más famosa de sus obras.
Diseñada por el pintor y grabador valenciano Hipólito Rovira y Meri (1693-1765), ha sido objeto de diferentes lecturas iconográficas. Formalmente acusa influencias del manierismo miguelangelesco y de la fuente de los Cuatro Ríos de Bernini.
En los primeros años de la década de los cincuenta Ignacio Vergara acometió importantes obras en algunos edificios religiosos de la ciudad de Valencia donde también trabajó su padre, que posiblemente actuara como valedor suyo. Buenos ejemplos son sus obras en la iglesia de San Martín, con los diseños de las portadas Norte y Sur, y en ésta el relieve de San Antonio Abad (1750-1751, y el relieve de los Ángeles adorando el anagrama de María de la portada barroca de la catedral (1752), una de sus obras maestras, con la que concluía la decoración escultórica del conjunto.
Este berninesco relieve, inspirado en los Ángeles mancebos de la Capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de San Pedro del Vaticano, es magnífico exponente de su modo de trabajar, pues de él se conservan dibujos y bocetos de barro preparatorios. Uno de estos últimos sería el que en 1762 le valió el nombramiento de académico de mérito de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Precisamente el director general de la academia madrileña y primer escultor del Rey, Giovan Domenico Olivieri se interesó por él en una de sus visitas a Valencia.
El año 1753 es una fecha importante en su biografía.
En agosto de ese año murió su padre y él, aún soltero, pasó a ser el cabeza de familia y a dirigir el taller paterno. A partir de entonces y en años sucesivos se documenta el afirmamiento en su casa de varios aprendices, entre los que cabe destacar a, los más tarde notables escultores, Francisco Sanchis y Agustín Portaña, ambos en 1758. En 1755 había contraído matrimonio con Josefa María Vidal, hija de un maestro torcedor de seda que gozaba de una buena situación económica. Al morir su suegro, él se hizo cargo de sus asuntos económicos y tal vez esa relación con la industria sedera explique algunos de sus encargos, como el relieve que se le atribuye de San Jerónimo de la portada del Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia (1756), y también las imágenes que llevó a cabo (década de los sesenta) para la ciudad de Cádiz, capital en la que residía un importante número de comerciantes valencianos ligados a dicha próspera manufactura.
Sus esculturas gaditanas más seguras son la Purísima, el San Pascual Bailón y el San Antonio de Padua de la Catedral Nueva, y el San Vicente Ferrer de la Piedad de las Descalzas. También están muy próximas a él la Virgen del Mayor Dolor de la iglesia de San Agustín y, fuera de la ciudad, la Inmaculada de la iglesia conventual de la Victoria de Puerto Real. Tanto las dos imágenes de la Inmaculada, muy semejantes, como el San Vicente Ferrer remiten a modelos de Pierre Puget. La postura semiarrodillada de San Pascual Bailón y de San Antonio de Padua sobre características nubes “en ensaimada” con graciosos angelillos y querubines los repite el escultor en numerosas obras y bocetos de barro. El segundo es ejemplo de su faceta más tierna, acorde con la sensibilidad rococó y muy del gusto popular.
En la década de los sesenta Ignacio Vergara era un artista plenamente consagrado en Valencia. Ese reconocimiento se traducía en un gran número de encargos y en la entidad de los mismos. Su nombre y el de su hermano José están detrás de muchas de las empresas artísticas valencianas más ambiciosas del momento.
Así, por ejemplo, en torno a 1758-1763 ambos hermanos fueron requeridos por el arzobispo de Valencia Andrés Mayoral para que se ocuparan de la decoración escultórica y pictórica de la antigua capilla de Santa Rosa de Lima de la Real Casa de Enseñanza de la ciudad. También por esos años Ignacio Vergara trabajó en el retablo mayor de la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, y en torno a 1758-1764 asumió el más importante de sus encargos civiles: las estatuas del remate con Carlos III entre la Justicia y la Prudencia y el escudo de la fachada de la antigua Real Aduana de Valencia, actual Palacio de Justicia. En la escultura del Rey se han visto paralelismos con las estatuas regias del Palacio Real de Madrid. El grupo vergariano, por la nobleza de la apostura del Monarca y la gracia de las Virtudes, muy retocadas pero conocidas las originales por un boceto que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia, es considerado como uno de los conjuntos más bellos de su tiempo.
Gran reconocimiento ha merecido también su San Pedro de Alcántara de la iglesia del convento de franciscanos alcantarinos de la Mare de Déu del Rosari de Villareal (Castellón). Tallada hacia 1765, la imagen, inspirada en grabados, es tremendamente expresiva y denota una atenta observación del natural por parte de su artífice, cualidad que es patente en otras muchas de sus tallas. Buen ejemplo es también el San Félix de Cantalicico de la iglesia del Oratorio de San Felipe Neri de Barcelona (1767), en la que la ancianidad está representada con gran dignidad y verosimilitud.
Forma parte del retablo de San Felipe Neri, en el cual también son suyos la imagen del titular y la de San Raimundo de Peñafort. De la primera y la última se conservan bocetos preparatorios de barro en el Museo de Bellas Artes de Valencia, y de la segunda en el monasterio de Santo Espíritu de Gilet (Valencia).
Esta intensa actividad laboral contribuyó a que ya en esos momentos gozara de una boyante situación económica, que se vio también muy favorecida por la herencia que recibió en 1760 al morir su suegro. Es significativo que poco tiempo después el escultor adquiriera varias casas. Por el inventario de bienes realizado a su muerte se sabe que llegó a ser propietario de trece en la ciudad de Valencia y una de recreo en Godella (Valencia), aparte de poseer varias extensiones de tierra de cultivo en distintas poblaciones cercanas a la capital. Asimismo, se sabe de su riqueza en joyas y otros objetos de valor.
Aparte de en el trabajo estuvo muy volcado en la enseñanza de su profesión, no sólo a través de su taller sino especialmente desde las aulas académicas.
Su contribución al afianzamiento del academicismo artístico valenciano ha sido uno de los aspectos más destacados de su figura. Ya en los primeros años de la década de los cincuenta había ayudado a su hermano José a la creación, en 1754, de la Academia de Santa Bárbara de Valencia, de la que fue nombrado director de escultura. Esta academia, heredera de las de dibujo del siglo xvii, fracasó en 1761 por falta de medios económicos. A partir de entonces un grupo de artistas ligados a ella empezó a dar pasos para fundar una nueva academia oficial de Arte. Una de las medidas a tomar fue optar al nombramiento de académico de mérito de la Academia de San Fernando de Madrid, distinción que Ignacio Vergara logró el 3 de enero de 1762, habiendo presentado para la ocasión — como se ha dicho— un relieve de barro con los Ángeles adorando el anagrama de María. Después de un largo proceso, que pasó por la formación de una junta preparatoria en 1765, el 14 de febrero de 1768 fue fundada oficialmente la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, en la que el artista desempeñó el cargo de director de escultura y de director general, éste desde 1773. Hasta que en 1774 la enfermedad le obligó a jubilarse, Vergara desempeñó sus tareas docentes con gran dedicación, como ya destacaron sus contemporáneos. Acudió a prácticamente todas las juntas ordinarias, generales y públicas convocadas en la Academia. Eso contrasta con su ausencia de las juntas del gremio de carpinteros de Valencia, institución de la que quedó desvinculado desde la fundación de la Academia de San Carlos en 1768.
Su desinterés por tener algún protagonismo en el gremio de carpinteros a diferencia de otros miembros de su familia, como su padre o su tío Manuel Vergara, que desempeñaron importantes cargos en la tradicional corporación, quizá se debiera a la concepción de su profesión como un arte liberal frente a los meros carpinteros que desempeñaban un oficio mecánico.
Dedicado gran parte de su tiempo a la docencia en la Academia, disminuyó la práctica de su profesión, pero no por eso dejó de atender encargos, bien directamente o bien a través de sus oficiales y discípulos de mayor confianza. Es de suponer que siempre seguiría supervisando personalmente las obras. Entre 1767 y 1771-1773 labró las esculturas de la fachada de la iglesia de las Escuelas Pías de Valencia, templo que se edificó bajo los auspicios del emprendedor arzobispo Mayoral. En el primer cuerpo se alza la escultura de San Joaquín, en la hornacina central, y a los lados las de Santa Ana, a su izquierda, y San José, a su derecha.
Esta última representa al esposo de la Virgen sosteniendo al Niño dormido en sus brazos, motivo éste que repite en otras de sus representaciones del santo y que plasmó en algunas esculturas el napolitano Nicola Fumo, artista con el que ya sus contemporáneos compararon a Vergara. En el segundo cuerpo de la fachada se encuentran las esculturas de San Andrés y San José de Calasanz. En la misma iglesia es suyo el conjunto escultórico del remate del retablo mayor, fechable en 1773. En él, San Mateo es copia literal del que labró Camilo Rusconi para la basílica romana de San Juan de Letrán. Entre los grabados de escultores barrocos italianos que Ignacio Vergara poseía se nombran dos estampas del apostolado de aquella iglesia.
Hacia 1770 Ignacio Vergara talló el San José (desaparecido) de la iglesia del convento de Santa Tecla y dos años después aproximadamente el de la iglesia del antiguo convento de Santo Domingo, ambos en Valencia. Éstas son dos de las cuatro imágenes de san José del artista que destacaron sus contemporáneos.
Las otras se encontraban en las iglesias valencianas de San Juan del Mercado (conocida por fotografía y por grabados) y del convento de San Francisco.
En 1774 Ignacio Vergara sufrió un ataque de apoplejía que le privó de movimiento en el lado izquierdo de su cuerpo. Hacia ese año quizá realizaría la que Ponz consideró su última obra: un San Juan niño para la iglesia valenciana de los Santos Juanes. El 13 de abril de 1776 el escultor murió en la ciudad de Valencia a raíz de un agravamiento de su enfermedad.
Su muerte fue muy sentida y su cadáver llevado a hombros por sus discípulos a la iglesia de San Agustín, donde fue enterrado al día siguiente de su fallecimiento en la capilla de Nuestra Señora de la Correa, tal como había dispuesto en su testamento. Veintidós años después su figura todavía era recordada y homenajeada en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, la que había sido su segunda casa.
Obras de ~: Esculturas y retablos: Grupo de Santa Rita de Casia para su capilla en la iglesia del antiguo convento de San Agustín, Valencia, c. 1732 (desapar.); con F. Vergara el Mayor, retablo mayor de la iglesia de San Agustín, Valencia, c. 1732-1737 (desapar.), y retablo de la ermita de la Misericordia y San Sebastián, Vinaròs (Castellón), 1733-1734 (desapar.); uno de los cuatro niños de las andas de Jesús de los oficiales del Gremio de Carpinteros, Valencia, antes de 1742 (desapar.); portada del palacio del Marqués de Dos Aguas, Valencia, c. 1744; San Bartolomé de la portada de la iglesia parroquial, Godella (Valencia), c. 1744-1754 (desapar.); San Lorenzo para don Juan Magadán, Madrid, c. 1748-1753 (desapar.); Crucificado de la iglesia del monasterio de Santo Espíritu (Gilet), Valencia, 1749; medallón con el relieve de San Antonio Abad de la portada de la iglesia de San Martín, Valencia, c. 1751; grupo de Ángeles adorando el anagrama de María de la portada barroca de la catedral, Valencia, 1752; trabajos en el interior del palacio del Marqués de Dos Aguas, Valencia, 1753; obras de escultura en la capilla de la Virgen de Gracia de la iglesia del antiguo convento de San Agustín (desapars.), Valencia, c. 1753; conclusión del retablo de la capilla de Comunión de la iglesia del Salvador (desapar.); conclusión del retablo de la ermita de los Ángeles y San Miguel, Nules (Castellón), c. 1753-1757 (desapar.); relieve de Abel y Caín ofreciendo sacrificios a Dios para la Academia de Santa Bárbara, hoy en la Universidad Politécnica, Valencia, 1754; retablo mayor de la iglesia del convento de San Agustín, Valencia; retablo mayor de la iglesia del convento de San Agustín, Castellón de la Plana, 1754 (desapar.); relieve de San Jerónimo de la portada del Colegio del Arte Mayor de la Seda, Valencia, 1756; San Lorenzo de la portada de la iglesia parroquial, Cálig (Castellón), c. 1758; retablo mayor de la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, Valencia, 1758-1763 (desapar.); retablo mayor (desapar.) y esculturas de la antigua capilla de Santa Rosa de Lima de la Real Casa de Enseñanza, Valencia, 1758-1763; esculturas del remate y escudo de la fachada del actual Palacio de Justicia, Valencia, 1758-1764; San Miguel de la iglesia de San Miguel Arcángel, Enguera (Valencia), 1759 (desapar.); Virgen del Mayor Dolor de la iglesia de San Agustín, Cádiz, 1761; San Pedro de Alcántara de la iglesia del convento de franciscanos alcantarinos de la Mare de Déu del Rosari, Villarrreal (Castellón), c. 1765; imágenes de San Felipe Neri, San Raimundo de Peñafort y San Félix de Cantalicio de la iglesia del Oratorio de San Felipe Neri, Barcelona, ant. a septiembre de 1767; esculturas de la fachada de la iglesia de las Escuelas Pías, Valencia, 1767 y 1771-1773; San Vicente de la Piedad de las Descalzas, Cádiz, 1768; San José de la iglesia del convento de Santa Tecla, Valencia, c. 1770 (desapar.); San José del antiguo convento de Santo Domingo, Valencia, c. 1772; conjunto escultórico del remate del retablo mayor de la iglesia de las Escuelas Pías, Valencia, c. 1773; San Juan niño de la iglesia de los Santos Juanes, Valencia, c. 1774 (desapar.); San Bruno de la Capilla de Nuestra Señora de la Sapiencia de la Universidad Literaria, Valencia, s. f.; Virgen Dolorosa de la iglesia parroquial de la Asunción, Villanueva de Castellón (Valencia), s. f. (desapar.); San Pascual Bailón, San Antonio de Padua e Inmaculada, Catedral Nueva, Cádiz, s. f.; Virgen Dolorosa del convento de las Cinco Llagas, Jumilla (Murcia), s. f.; bajorrelieves de la fachada de la iglesia del convento de San Felipe, Valencia, s. f. (desapars.); San José de la iglesia del convento de San Francisco, Valencia, s. f. (desapar.); Virgen del Portaceli de la catedral, Valencia, s. f.; San José de la iglesia de los Santos Juanes, Valencia; Púlpito de la iglesia de San Martín, Valencia, s. f.; San Pascual Bailón de la antigua iglesia de la Congregación de San Felipe Neri, Valencia, s. f.; Cristo yacente de la iglesia del monasterio de la Trinidad, Valencia, s. f. (desapar.); Trinidad del patio del monasterio de la Trinidad, s. f. (desapar.); San Ignacio de Loyola de la iglesia de la Enseñanza, Barcelona, s. f. (desapar.); Calvario del convento de franciscanos descalzos de San Diego, Cádiz, s. f. (desapar.); santos agustinos del convento de agustinos (desaparecidos?), Cartagena (Murcia), s. f. (desapars.); San Miguel de la iglesia de los franciscanos descalzos (desaparecido), Murcia, s. f.; bustos de cerámica en la casa señorial de los Scoto de la calle San Vicente, Valencia, s. f. (atrib.) (desapar.); San José de la iglesia del Colegio de San Pío V, Valencia, s. f. (atrib.); San Gabriel, San Rafael y San Miguel de la iglesia del Hospital General, Valencia, s. f. (atrib.); San Antonio de Padua de la iglesia parroquial de San Andrés, Valencia, s. f. (atrib.); retablo de la Virgen de la Luz de la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, Valencia, s. f. (atrib.); San Joaquín de la iglesia de San Esteban, Valencia, s. f.; (atrib.); San Joaquín de la iglesia de San Juan de la Cruz, Valencia, s. f. (atrib.) (desapar.); San Antonio Abad y San Vicente Ferrer de la iglesia de los Santos Juanes, Valencia, s. f. (atrib.) (desapar.); San Isidro labrador de la iglesia parroquial de San Luis Beltrán, Fuente de San Luis (Valencia), s. f. (atrib.) (desapar.); esculturas de San Joaquín y San José que flanquean la ventana sobre la puerta principal en el interior de la iglesia de San Martín, Valencia, s. f. (atrib.); San José de la iglesia de San Nicolás Valencia, s. f. (atrib.); Divina pastora de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar y San Lorenzo, Valencia, s. f. (atrib.); Virgen de la leche del antiguo Museo Diocesano, Valencia, s. f. (atrib.) (desapar.); Virgen del Rosario de la iglesia parroquial de San Antonio Abad, Alginet (Valencia), s. f. (atrib.) (desapar.); Dolorosa de la concatedral de San Nicolás, Alicante, s. f. (atrib.); Asunción y demás esculturas del retablo mayor de la iglesia parroquial de la Asunción, Benaguacil (Valencia), s. f. (atrib.) (desapar.); Virgen del Rosario (desapar.) y San José de la iglesia de San Pedro, Buñol (Valencia), s. f. (atrib.); Santa María Magdalena de la ermita de San Luis, Buñol (Valencia), s. f. (atrib.) (desapar.); Nazareno de la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, Carlet (Valencia), s. f. (atrib.); Inmaculada de la iglesia de San Nicolás, Castellón, s. f.; (atrib.) (desapar.) Virgen de Gracia de la iglesia parroquial de la Virgen de Gracia (atrib.) (desapar.); púlpito de la iglesia de San Lucas, Cheste (Valencia), s. f. (atrib.); San Miguel y San Roque de la iglesia parroquial de San Juan Bautista, Chiva (Valencia), s. f. (atrib.) (desapar.); esculturas de la Pasión y Virgen de la Esperanza de la iglesia de la Sangre, s. f. (atrib.) (desapars.), Onda (Castellón); San Juan de la Cruz de la iglesia parroquial de San José, s. f. (atrib.) (desapar.), Pobla de Farnals (Castellón); Dolorosa de la iglesia parroquial de San Nicolás, Requena (Valencia), s. f. (atrib.); Santa Ana del retablo mayor de la iglesia del convento de Pie de la Cruz y Santa Ana, s. f. (atrib.), Sagunto (Valencia) (desapar.); Virgen del Remedio de la ermita de la Virgen del Remedio, s. f. (atrib.) (desapar.); San Francisco de Paula de la iglesia parroquial, s. f. (atrib.) (desapar.).
Obras de arquitectura: diseños de las portadas norte y sur de la iglesia de San Martín, Valencia, c. 1750; trazas de la capilla de la Soledad, Nules (Castellón), (atrib.).
Bibl.: A. Ponz, Viaje de España, IV, Madrid, Joaquín Ibarra, 1774 (3.ª ed., 1789); L. Tramoyeres blasco, “La familia Vergara. Nuevos datos para completar las biografías de los escultores valencianos Manuel, Francisco e Ignacio y del pintor José”, en Archivo de Arte Valenciano (AAV), 1917, págs. 146-152; A. Igual Úbeda, “Un gran escultor valenciano del siglo XVIII. Ignacio Vergara Gimeno”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (1929), págs. 161-178; M. A. Orellana y Mocholí, Biografía pictórica valentina o vida de los pintores, arquitectos, escultores y grabadores valencianos, Valencia, Xavier de Salas, 1967; F. Pingarrón Seco, “Nuevas referencias documentales sobre la vida y la obra de Francisco Vergara el Mayor (1681-1753) y su familia”, en AAV, LXIII (1982), págs. 54-65; A. E. Pérez Sánchez: Valencia, Barcelona, Noguer, 1985; J. Bérchez Gómez, Arquitectura y academicismo en el siglo XVIII valenciano, Valencia, Alfons el Magnànim, 1987; A. M. Buchón cuevas, Ignacio Vergara y la escultura de su tiempo en Valencia, Valencia, Secretaría Autonómica de Cultura y Política Lingüística de la Generalitat Valenciana, 2006; A. M. Buchón Cuevas, Ignacio Vergara en el tricentenario de su nacimiento: 1715-2015. Valencia, Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, 2015.
Ana María Buchón Cuevas