Ayuda

Juan Fernández de Salinas y de la Cerda

Biografía

Fernández de Salinas y de la Cerda, Juan. Manzanares (Ciudad Real), 29.VIII.1617 – España, 1674. Gobernador y capitán general de Costa Rica.

Juan Fernández de Salinas nació en Manzanares, reino de Toledo, el 29 de agosto de 1617, hijo de Juan Fernández de Salinas y de la Cerda y de Leonor de Oviedo y Pereira. En la ciudad de Cartago casó con María Núñez Temiño Vásquez de Coronado, adelantada de Costa Rica, hija de Francisco Núñez de Temiño y Agustina Vásquez de Coronado, cuyo abuelo Diego Vásquez de Coronado y Rodríguez del Padrón, adelantado de Costa Rica, le cedió su título en 1656.

En consecuencia, el matrimonio con María Núñez posibilitó a Juan Salinas obtener el título de adelantado de Costa Rica.

Antes de llegar a esta provincia, Juan Fernández de Salinas sirvió en el Ejército de Flandes, Estado de Milán, Cataluña y fronteras de Portugal. Además fungió entre 1618 a 1624 como gobernador de la Florida, cuando esos territorios petenecían a la Monarquía hispánica. Por Cédula Real de 27 de abril de 1650 fue nombrado gobernador y capitán general de Costa Rica. Tomó en diciembre de ese año posesión del cargo, que desempeñó durante casi una década, hasta enero de 1659.

Durante su gestión en Costa Rica intentó con denuedo la conquista de Talamanca y, en 1652, fundó el pueblo de Boruca que vino a ser de mucha utilidad para los comerciantes de mulas que se dirigían hacia Panamá. Fernández de Salinas, después de haber visitado Tierra Adentro y reunido varias tribus que estableció en la ribera del río Tarire, pidió en 1651 que se le confiara la reconquista de Talamanca y en 1653, junto con Francisco Núñez de Temiño, su suegro, dirigió al Rey una nueva solicitud en el mismo sentido.

En su correspondencia se vislumbra la visión que tenía de Talamanca como una región de inmensas riquezas, cuya conquista podría sacar a la provincia de la pobreza que la afligía. Ejemplo de ello es la siguiente descripción: “En Talamanca, por las noticias que tengo, hay más de ocho mil indios y toca a la Mar del Norte, donde tiene puertos muy navegables y en sus costas muchas maderas ricas de que se pueden hacer astilleros para grandes fábricas de navíos, y está tan vecina a la ciudad de Portobelo, donde se va en veinte y cuatro horas, y confina con la bahía de Almirante, río del Estrella y Escudo de Veragua; es tierra muy rica en oro como se experimentó en tiempo que estuvo pacífica”.

Por Real Cédula de 21 de marzo de 1654, el Rey pidió informe a la Audiencia de Guatemala sobre la jurisdicción de Talamanca, el envío de un mapa y la descripción de la zona. El Rey, con esa información en mano declinó la oferta de Fernández de Salinas.

A pesar de la negativa, éste se empeñó en habilitar el puerto de Suerre en el llamado Mar del Norte que hacía veintiún años se había perdido y que era una importante vía para el comercio con San Felipe de Portobelo, principalmente de géneros, harinas, bizcochos y carnes. Asimismo, logró habilitar veintiséis leguas de camino por la montaña, estableció caseríos en la zona y una aduana. En Cartago formó la población de la Puebla de los Ángeles, compuesta de negros y mulatos, y estableció límites a esa barriada para que no se mezclase con los vecinos españoles; una cruz de Caravaca los dividía.

Durante su gobierno, la Audiencia de Guatemala acordó dar una escolta de cincuenta soldados a los frailes que entrasen en Talamanca. En consecuencia, los naturales de la zona vieron en los misioneros la imagen del fraile conquistador, a quien llegaron a temer y hostilizar. En 1653, Fernández de Salinas realizó una amplia visita al pueblo de Quepo.

El 15 de julio de 1654 se presentó ante la Audiencia de Guatemala un memorial que manifestaba el malestar de algunos vecinos por la explotación que sufrían los indígenas y que a la letra dice: “Cristóbal Hidalgo, alcalde del pueblo de Turrialba, Diego Dionisio, regidor del pueblo de Tucurrique y Miguel, principal de todos los indios del partido de Turrialba provincia de Costa Rica, por nos y en nombre de los pueblos de dicho partido [...] decimos que los corregidores y doctrineros ordinariamente ocupan los indios é indias, muchachos y muchachas, en sacar pita, zarza y caña para chiquihuites, y que la hilen al muslo y al huso; y van de seis leguas a sacar dicha zarza, todo sin paga y los ocupan en otros tequios a que no son obligados en que reciben notables agravios y vejaciones; y no tienen tiempo para acudir a sus sementeras y granjerías de que se sustentan y pagan su tributo [...]. Para remedio de lo cual pedimos a Vuestra Majestad y suplicamos nos mande librar provisión a favor de los pueblos de dicho partido para que los dichos corregidores y doctrineros, así los que al presente son como los que adelante fueren, no ocupen los indios en dichos servicios”. Esta petición y otras en igual sentido motivaron en 1655 que la Audiencia de Guatemala impidiera al gobernador de Costa Rica repartir indios más allá del radio de cinco leguas de sus pueblos respectivos.

A pesar de tales denuncias, la probidad de Juan Fernández de Salinas en el ejercicio de sus funciones públicas es reconocida por el mismo Consejo de Indias en la sentencia de su juicio de residencia, donde afirma su desvelo en el cumplimiento de sus funciones y su interés en procurar el aumento del Real haber.

Todo lo cual permite concluir que Fernández de Salinas fue un gobernador de Costa Rica bueno, activo e inteligente.

Pero la carrera pública de Fernández de Salinas no concluyó ahí. En 1665 se le designó gobernador de Nicaragua. Durante su gestión afrontó las invasiones de bucaneros en la zona de San Juan de Norte, asediada regularmente por reconocidos piratas que tenían como objeto final el saqueo de la ciudad de Granada. En 1666 construyó el castillo de San Carlos de Austria, en un sitio cercano adonde comienza el Desaguadero del Lago. Esta obra trajo muchas complicaciones al gobernador, a quien se le abrió un proceso por diferencias con la Audiencia de Guatemala en cuanto a la ubicación de la fortaleza, los malos materiales empleados en la obra y los excesivos gastos. En septiembre de 1667, Juan Fernández de Salinas estaba preso en Guatemala. Tiempo más tarde regresó a España, donde murió en 1674.

 

Bibl.: R. Fernández Guardia, Reseña histórica de Talamanca, Costa Rica, Imprenta Alsina, 1918; R. Obregón Loría, Las autoridades coloniales superiores de Costa Rica, Costa Rica, Universidad, 1971; L. Fernández, Historia de Costa Rica durante la dominación española, 1502-1821, Costa Rica, Editorial Costa Rica, 1975; C. Meléndez, Conquistadores y pobladores: orígenes histórico-sociales de los costarricenses, San José, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1982.

 

Margarita Silva Hernández