Guzmán Ozámiz, Enrique de. Ferrol (La Coruña), 21.IX.1930 - Madrid, 15.VII.2014. Ingeniero aeronáutico.
Ingeniero Aeronáutico español de origen vasco aunque nacido en Galicia. Trabajador infatigable y creativo que impulsó la industria aeroespacial española, realizando su integración para dominar nichos de mercado en el ámbito mundial.
Tras una infancia difícil, al haber sido ejecutado su padre en la Guerra Civil, estudió en el Colegio de Huérfanos de la Armada y se graduó en el año 1954 con el número uno de la primera promoción de Ingenieros Aeronáuticos civiles. Fue doctor en Ingeniería Aeronáutica el año 1959.
Pronto destacó en el sector del motor ocupando un puesto directivo en la empresa de fabricación de motores de automoción Perkins, después de iniciar sus primeros trabajos en los talleres Aeronáuticos de Barajas (TABSA), empresa que mantenía motores de las flotas de Iberia y AVIACO. En 1969 fue nombrado director general de La Hispano Aviación, empresa sevillana que fabricó el primer reactor español, el HA 200 Saeta, que prestó servicio en el Ejército del Aire español, y del que se derivó el HA 220 Super Saeta, avión ligero de ataque monoplaza que entraría en servicio con los ejércitos del aire español y egipcio.
Al inicio de la década de los setenta, el Instituto Nacional de Industria (INI) acometió una reestructuración del sector aeronáutico español, fusionando lastres empresas en las que participaba (CASA, Hispano Aviación y ENMASA) para conseguir una dimensión empresarial capaz de ser competitiva internacionalmente e integrarse en el concierto aeronáutico europeo.
Enrique de Guzmán fue seleccionado como el hombre idóneo para realizar la citada fusión en el plano empresarial, en estrecha colaboración con los gestores aeronáuticos del INI, Emilio González y Carlos Marín. En este proceso, fue también responsable de la negociación industrial para la integración de España en el Consorcio Europeo AIRBUS, durante los años 1970-71, en paralelo con la negociación política entre los Estados participantes.
En 1972 y hasta 1977, ocupó la Dirección General de la nueva Construcciones Aeronáuticas (CASA), que integró todos los efectivos industriales, tecnológicos y personales, así como todas las actividades de las empresas fusionadas. Posteriormente, en 1980- 83, fue presidente del consejo de administración de la empresa. Desde su responsabilidad en CASA enfrentó con notable éxito la transformación de una empresa dedicada de forma casi exclusiva al mercado doméstico militar, a otra abierta y competitiva en los mercados mundiales e integrada en el complejo industrial aeronáutico europeo. El proyecto inicialmente elegido en este proceso fue el CASA 212 Aviocar, avión ligero de transporte militar capaz de operar en pistas cortas y no preparadas, que constituyó un éxito estelar y del que se fabricaron en sus distintas versiones unos quinientos ejemplares que se vendieron en los cinco continentes, dando a CASA el liderazgo mundial en este tipo de aviones.
En el tiempo en que Enrique de Guzmán permaneció en CASA, se desarrollaron además los aviones C-101, reactor de entrenamiento militar que además de prestar servicio en el Ejército del Aire español fue exportado a distintos países, y el avión de transporte militar CN-235, de mayor tamaño que el C-212 y presurizado, que se proyectó y desarrolló en colaboración con la industria aeronáutica de Indonesia y con tecnología española. CASA fue además, durante este período, muy activa en la colaboración internacional, fundamentalmente como miembro de pleno derecho del consorcio europeo que desarrolla y fabrica los aviones de transporte civil AIRBUS, y manteniendo otras líneas de cooperación con las principales industrias europeas y americanas. En este tiempo se desarrolló una alta tecnología en el proyecto y fabricación de importantes elementos aeronáuticos en materiales compuestos de fibra de carbono y se realizaron otras actividades, entre las que se puede destacar una continuada participación, en cooperación internacional, en proyectos espaciales.
Además de lo expuesto, Enrique de Guzmán se enfrentó a nuevos retos, ocupando distintos puestos clave en la aviación española. Entre 1978 y 1980 fue subsecretario de Aviación Civil y a continuación presidente ejecutivo de IBERIA Líneas Aéreas de España.
En 1977 fue presidente de los ferrocarriles españoles RENFE y en 1999-2001 fue presidente de Correos y Telégrafos. Fue asimismo consejero y asesor de numerosas empresas y entidades españolas y extranjeras.
Fuentes y bibl.: Entrevista personal con ~.
J. M. Román y Arroyo, Tres escuelas y veinte promociones de Ingenieros Aeronáuticos, Madrid, ETSIA/AIAE/COIAE, 1993; A. González-Betes, Historia Gráfica de la Aviación Española, Madrid, COIAE, 1998; www.ferropedia.es.
Francisco Blanco Illescas
