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Facundo Mogrovejo

Biografía

Mogrovejo, Facundo. Burgos, f. s. XVII-p. s. XVIII – 31.V.1757. Abate, secretario de la embajada del rey de Nápoles en Madrid.

Se desconoce el momento en que Facundo Mogrovejo tomó las órdenes menores. Según un manuscrito hallado en la Biblioteca Nacional de España (Madrid), el abate Mogrovejo era natural de Burgos, localidad desde la que se trasladó a Roma cuando todavía era muy joven. En la ciudad eterna aprendió el dibujo en miniatura logrando, según la misma fuente, un gran acomodo económico. No se pueden establecer los mecanismos por los cuales Facundo Mogrovejo llegó a convertirse en el secretario de la embajada del rey Carlos VII de Nápoles (futuro Carlos III). Sin embargo, se sabe que sirvió en este empleo durante aproximadamente diez años; es decir, desde 1742 hasta 1752. Desde su arribo a la Corte de Madrid comenzó a frecuentar a la hora del refresco las dependencias de Fernando y Bárbara, entonces príncipes de Asturias, siendo este habitáculo el lugar donde se forjó su gran amistad con Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, y desde 1743 hasta 1754 ministro de Hacienda, Marina, Guerra e Indias, asiduo convidado al mismo encuentro social. Mogrovejo también se vio muy pronto favorecido por otro influyente cortesano, el tenor italiano Carlo Broschi —más conocido como Farinelli—, gracias al cual obtuvo una pensión del Obispado de Barcelona. En 1746, y gracias a los oficios de José de Baeza y Vicentello, conde de Cantillana y futuro embajador de Nápoles en París (1755- 1770), Mogrovejo fue nombrado abad de Castrojeriz en la provincia de Burgos.

Jubilado oficialmente desde 1752 permaneció en la Corte al lado del ministro Ensenada, siendo uno de sus hombres de máxima confianza. Todo indica que el abate hacía de enlace entre el marqués, la reina viuda Isabel de Farnesio residente en San Ildefonso, y Carlos VII de Nápoles. Cuando el 20 de julio de 1754 los enemigos del marqués de la Ensenada lograron presentar a Fernando VI las pruebas necesarias para expulsarle del poder, exigieron el mismo castigo para el abate Mogrovejo.

Sin duda era un personaje oscuro. No se conserva ninguno de sus reportes, pues, como buen espía, supo disimular sus actividades, si bien, éstas tuvieron que ser cuanto menos inquietantes para sus enemigos políticos por la drástica medida tomada contra su persona.

La noche del 24 de julio a las dos de la mañana el abate partió desterrado a Burgos, plenamente consciente de la tragedia sufrida por el marqués y su grupo. Su casa, propiedad de la marquesa de la Torrecilla, fue precintada y sus bienes inventariados. Era necesario encontrar pruebas que justificasen el destierro.

Pero nada se encontró. Una vez en su ciudad natal pasó a hospedarse en el convento de la Merced.

Mogrovejo no podía salir de la ciudad y todos los días debía presentarse en el Arzobispado ante una autoridad religiosa. Escasas referencias se pueden aportar de su etapa burgalesa. Por ejemplo, en 1755, solicitó a Ricardo Wall, secretario de Estado y uno de los responsables de su nueva situación, poder retirarse a la abadía de Castrojeriz, algo que le fue denegado.

Mogrovejo murió en el exilio. Tres años después de su fallecimiento, Carlos III, a quien él había servido cuando era soberano de Nápoles, levantó el destierro a sus amigos el marqués de la Ensenada y Agustín Pablo de Ordeñana y rehabilitó al resto de colaboradores del ex ministro de cuatro carteras.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Casa de Alba, caja 202/4; Archivo Histórico Nacional, Estado, leg. 5.048; Biblioteca Nacional de españa, mss. 3.970.

C. González Caizán, La red política del Marqués de la Ensenada, Velilla de San Antonio, Distribuidora Don Jorge, 2004, passim.

 

Cristina González Caizán