Velazco, Gabriel Santiago. Montevideo (Uruguay), 25.VII.1795 – 3.IX.1867. Militar, general independentista.
Fueron sus padres Pedro Velasco, español y Teresa Castillo. Sus prolongados servicios comenzaron a las órdenes de José Artigas en 1811. Incorporado al Regimiento de Blandengues, continuó sirviendo en el 4.º Batallón de Infantería Oriental —cuando el regimiento mencionado cambió de denominación— asistiendo al sitio de Montevideo y a la batalla del Cerrito (1812). En 1814, integrando el Regimiento n.º 2 de Línea, concurrió a la capitulación de las fuerzas españolas de la plaza al mando del general Vigodet.
Tras la ruptura del prócer uruguayo José Artigas con Buenos Aires, Velazco participó en las operaciones militares contra los porteños, hallándose en el triunfo sobre Dorrego en Guayabos (1815). Producida la invasión portuguesa a la Banda Oriental, asistió a la batalla de India Muerta, donde las fuerzas patriotas fueron derrotadas el 19 de noviembre de 1816. Al dejar las banderas de Artigas el Batallón de Libertos al mando del coronel Rufino Bauza, del cual era oficial Velazco, tomó servicio en el Ejército de Buenos Aires y, pasó en comisión al Perú a las órdenes del coronel Ventura Vázquez (1817). Según el investigador uruguayo Fernández Saldaña, “tomó parte en la campaña de Cepeda a órdenes de Rondeau en 1820 y continuó su actuación hasta el 28 de febrero de 1822 en que se acogió a la ley de Reforma militar, con el empleo de capitán”.
Al comenzar el 19 de abril de 1825 la denominada “Cruzada Libertadora”, acaudillada por Juan Antonio Lavalleja, acudió a la Banda Oriental desde Buenos Aires, ascendiendo a sargento mayor en julio de 1825. Se encontró en la batalla de Sarandí (octubre de 1825), y junto al ciudadano Luis de la Torre, fue portador del parte de la victoria a Buenos Aires. Teniente coronel en 1826, con esta jerarquía se halló en la batalla de Ituzaingó, donde el ejército a las órdenes del general Alvear venció a las fuerzas imperiales brasileñas (1827).
Sobrevino la paz con el imperio, y el 5 de octubre de 1828 se le promovió al grado de coronel. El 27 de abril de 1829, al mando del Escuadrón de Guías, dirigió la columna encargada de tomar posesión de la plaza de Montevideo. Edecán del presidente Fructuoso Rivera (1831), actuó cuando la Revolución de Lavalleja (1834) como jefe del Estado Mayor de Operaciones al mando del general Rivera. En 1835 optó por acogerse a los beneficios de la Ley de Reforma, sumándose a la “revolución constitucional” del general Rivera contra el gobierno de Manuel Oribe (1836- 1838). Culminada ésta, el nuevo presidente le otorgó el mando del Batallón 2.º de Infantería de Línea compuesto por “pardos y morenos” (1839), y en noviembre de 1840, la organización de la Guardia Nacional de Infantería. Durante la “Guerra Grande”, desempeñó cargos secundarios en el bando defensor de la plaza sitiada de Montevideo. En las postrimerías de la misma, fue capitán general de Puertos (3 de octubre de 1851), cargo en el que se mantuvo hasta 1855 sustituido por Benito Chain, retomándolo en agosto del año siguiente.
El 31 de agosto de 1859, ascendió a coronel mayor —antigua jerarquía del escalafón militar uruguayo, equivalente a general—, siendo sustituido poco después en la capitanía de puertos, por el general Brito del Pino (1860). Triunfante la revolución del general Flores en febrero de 1865, Velazco volvió a ocupar un cargo militar de relevancia, al ser designado jefe del Estado Mayor General del Ejército, mandando el 16 de mayo, la parada militar con motivo de la proclamación oficial del Tratado de la Triple Alianza. Se mantuvo en su cargo hasta en agosto de 1867, los achaques de su edad le obligaron a solicitar licencia, falleciendo poco después. En editorial del periódico montevideano El Siglo, el 4 de septiembre de 1867, el doctor Fermín Ferreira y Artigas, recordaba de esta manera al antiguo guerrero de la independencia: “En una edad avanzada, pero, nunca bastante para sus méritos, ha fallecido este veterano de la Independencia cuya carrera militar sin tacha y sus servicios distinguidos al país lo hacían acreedor a la estimación del Gobierno y de todos sus compatriotas. Estos servicios los ha prestado hasta los últimos momentos de su vida, abandonando solo su puesto al caer postrado por una enfermedad incurable que lo ha conducido al sepulcro”.
A su muerte, se le concedió pensión a su viuda Francisca Rincón.
Bibl.: Estado Mayor del Ejército, Comisión Militar de Historia y Archivo, Jefes del Estado Mayor del Ejército en la primera centuria de la Independencia 1829-1930, Montevideo, Imprenta Militar, 1930, págs. 127-130; J. M.ª Fernández Saldaña, Diccionario Uruguayo de Biografías 1810-1940, Montevideo, Editorial Amerindia, 1945, págs. 1301-1303; A. Barrios Pintos y W. Reyes Abadie, Orientales en la Emancipación Americana, Montevideo, Fundación Beisso-Fleurquin, Talleres Gráficos de Barreiro y Ramos, 1981, págs. 49 y 128.
Alberto del Pino Menck