Fernández de Angulo y Sandoval, Diego Ventura. Cazorla (Jaén), 1635-1636 ˗ Bonilla de la Sierra (Ávila), 17.III.1700. Comisario general de la Orden de San Francisco, arzobispo de Cagliari (Cerdeña), virrey interino de Cerdeña, obispo de Ávila, embajador en Portugal.
También conocido como Diego (Ventura) Fernández de Angulo Velasco y Sandoval, o como Fray Diego de Angulo, aparece en algunas publicaciones como nacido en Zamora en 1632, con el argumento de que su padre fue gobernador de esta ciudad. Pero su padre no fue corregidor y gobernador de Zamora hasta 1642. Creemos que nació en Cazorla (Jaén), donde consta que nacieron sus otros tres hermanos varones, caballeros de Santiago los tres y, además, aparece como “natural de Cazorla” en la genealogía que presentó en 1670 para ser predicador de S.M. Tampoco pudo ser en 1632, pues su hermano mayor, Íñigo Rodulfo, nació en julio de 1633 (según transcripción de su partida de bautismo que realiza R. Láinez). Se sabe que Íñigo Rodulfo, futuro I marqués de Hinojares, fue el primogénito pues se le menciona como “hixo maior primo genito” en la Relación de Servicios de la Casa… y como “hermano mayor” en la carta de concesión del citado título nobiliario. Como su hermano Sancho Alejandro nació en agosto de 1634, creemos que nacería a continuación, por lo que a falta de su partida de bautismo (sí se dispone de las de sus hermanos en los expedientes de Santiago) es razonable suponer que nació en 1635-1636. Esta fecha cuadra con el dato que aporta S. Caredda de que ingresó en la Orden franciscana a los 14 años (aunque en otro de sus trabajos dice que con 16), sabiendo que este ingreso se produjo, según la carta de concesión del título de marqués de Hinojares, en 1650.
Fue hijo de Iñigo Fernández de Angulo y Velasco, quien fuera natural del lugar de Santa María, en el Valle de Tudela (Burgos), titular del mayorazgo de Angulo de dicho Valle, militar desde 1611 (en cuya carrera alcanzó el grado de maestre de campo, habiéndose hallado en batallas en Lombardía y en Francia, así como en la célebre expedición a Salvador de Bahía, en Brasil), caballero de la orden de Santiago (1626), Alguacil Mayor de Cazorla (1633), nombrado corregidor y gobernador de las armas de Zamora en 1642. Iñigo Fernández de Angulo había casado en Cazorla con Dña. Francisca Antonia de Sandoval y Tovilla, natural de este lugar, hija de Sancho de Sandoval, alférez mayor de Cazorla y de Dña. Isabel Ana de la Tovilla, ambos naturales de Cazorla.
En 1650 ingresó en la Orden Franciscana de la Observancia, en la que inició una brillante carrera, según se recoge en la relación de méritos que contiene la carta de concesión a su hermano del título nobiliario de marqués de Hinojares (en ella aparecen también los méritos de su padre y de su hermano Íñigo Rodulfo, pero fueron los méritos de Diego los que más influyeron en la concesión del título a su “hermano mayor”). Diego fue, sucesivamente, lector de moral y teología, guardián del convento de Jaén, secretario de la Provincia de Granada, comisario general cismontano (España e Italia), visitador de la Orden, presidente de capítulos provinciales, predicador de S.M. (1673) y calificador del Santo Oficio. En 1673 le encontramos en el convento de San Francisco el Grande, de Madrid. Asistió a los capítulos generales de la Orden en Toledo y en Roma (1676), donde fue el candidato promovido, sin éxito, por el rey de España “para que saliese por general de toda la Orden por combenir así a mi sservicio y, atendiendo al aplauso universal que tenia para la Eleccion de Pontifice, se le encargaron negozios que executo a satisfazion de los Cardenales y Embaxadores”. También había recibido el apoyo del Nuncio en España, quien escribió una carta al secretario de Estado del Vaticano, en la que expresamente se hacía constar la importancia del marqués de Mejorada del Campo, su primo hermano, pero razones políticas vaticanas frustraron el nombramiento.
De Roma pasó a Cerdeña, por haber sido nombrado el 17 de julio de 1676 arzobispo de Cagliari (Caller), siendo consagrado el 19 de octubre del mismo año en la iglesia romana franciscana de San Isidoro. En su nombramiento pudo pesar la intervención del citado I marqués de Mejorada del Campo, Pedro Fernández del Campo y Angulo, secretario del Despacho Universal, pues fue nombrado arzobispo aunque no figurara en la terna que propuso al rey el Consejo de Aragón, de quien dependían los asuntos de Cerdeña. Esta isla se encontraba políticamente en una situación muy complicada, con graves tensiones con las élites locales, y se necesitaba nombrar a alguien de confianza. No había desaparecido todavía la crisis política que llevó incluso al asesinato en 1668 del virrey marqués de Camarasa, sucesos recogidos en la Storia Cronológica de J. Aleo. Y a ello se añadía una hacienda arruinada y una grave crisis económica, con una población descontenta y empobrecida, por la confluencia de una crisis agrícola, la carestía de los alimentos y una elevadísima mortandad. Por ello, como escribe S. Caredda, el marqués de los Vélez, que había sido virrey de Cerdeña, había sugerido nombrar arzobispo a “un Prelado forastero integro y desinteresado, celoso del Servicio del Rey y del bien publico, que se aúne con el Virrey en las Cortes, que en falta déste pueda quedar por Presidente en ellas, y en el Reyno”.
El arzobispo Diego de Angulo recibió en Cerdeña encargos políticos de confianza: visitador de las galeras de Cerdeña (1679) y visitador de su Real Hacienda (1680). Por otro lado, la catedral de Cagliari había colapsado en 1669 y aunque la reconstrucción se encontraba casi terminada, la decoración y las capillas del interior estaban en curso. El arzobispo Angulo encargó al escultor genovés Giulio Aprile una importante capilla-mausoleo dedicada a la Inmaculada Concepción y a San Isidro Labrador, en el brazo derecho del crucero, cuyas características e iconografía han sido bien estudiadas por Caredda. Debajo del ara del altar se encuentra, yacente, una imagen en mármol del prelado. Sin embargo, a pesar de la apariencia, la capilla se terminó después de la partida del arzobispo. Siguiendo a Caredda, está sepultado en la catedral de Ávila, por lo que se trata de un cenotafio, no de una sepultura. Su intención fue contribuir a la decoración de la catedral de Cagliari, ensalzar devociones muy españolas y dejar una huella importante de su paso por Cerdeña. Una copia al óleo le sería enviada a España y se encuentra en la parroquia de Bonilla de la Sierra (Ávila). Curiosamente, el II marqués de Mejorada, marqués consorte de La Breña, encargó en 1791 a un miembro de la familia Aprile un proyecto para el retablo de piedras duras del altar mayor de la iglesia de Mejorada del Campo.
El conde de Egmont, virrey de Cerdeña llevaba enfermo mucho tiempo, y había solicitado su cese para volver a Flandes. Ya en junio de 1681 el rey consultó al Consejo de Aragón sobre la posibilidad de nombrar virrey interino a Don Diego, “si aviendo de ser por tan poco tiempo este interin, y hallándose tan exahusta mi Real hacienda en aquella parte se podía escusar el sueldo que dándole el titulo de Virrei y capitán general se acrecentaria”. El conde de Egmont, falleció el 16-17 marzo de 1682, después de “la larga enfermedad que ha padecido”, en palabras del propio arzobispo. Siguiendo el protocolo previsto, se abrió un pliego cerrado (lo que muestra, dada la dificultad de las comunicaciones, la manera de designar anticipadamente los cargos relevantes) que contenía un despacho del rey, fechado el 29 de octubre de 1679, otorgando el gobierno del Reino de Cerdeña a Diego de Angulo, quien juró, en consecuencia, el oficio de Presidente y Gobernador de las armas del Reino de Cerdeña el 24 de marzo de 1682, en el Real Convento de Nuestra Señora del Buen Aire, como era tradición. En abril publicó un bando sobre la prohibición de “todo género de moneda falsa”, y en mayo otro sobre armas de fuego. El Consejo de Aragón, en respuesta a consulta del rey sobre si podría nombrarse Virrey y capitan general al arzobispo, “que está gobernando a Cerdeña con titulo de Presidente y Gobernador de las Armas”, respondió que “no halla incombeniente alguno, en que V. Mag. se sirva hazerle la merced al Arzobispo, del titulo de Virrey y Capitan General, no obstante estar nombrado sujeto en propiedad, respecto de no ser mas que en el inter que este llega a Cerdeña”. La petición del propio interesado fue valorada positivamente por el Consejo de Aragón, en atención a que está “sirviendo con zelo que es notorio” y porque “combiene que este sujeto se halle condecorado, para obrar con el vigor que es menester en las dos visitas del Real Patrimonio y de las Galeras que estan a su cargo”.
Efectivamente, había sido ya nombrado nuevo virrey el conde de Fuensalida en una reunión con voto secreto del Consejo de Aragón el 2 de mayo de 1682. El Decreto de nombramiento de Diego de Angulo como virrey interino llegó el 23 de junio de 1682. Durante su breve etapa como virrey tuvo que hacer frente a la crisis agraria (de aquí su devoción a San Isidro) y sanitaria, ya comentadas, y a la exhausta Hacienda. Su mayor contribución fue elaborar un programa de reformas y de reactivación económica, con recomendaciones que elevaría, incluso después de su cese, al Consejo de Aragón. Según Caredda, “il suo interim si delinea come un mandato politico tutt´altro che secondario, anche se la sua brevità non consentì al personaggio di portare a compimento i suoi progetti”.
En agosto de este mismo año conoció su futuro nombramiento como obispo de Ávila, y a finales de año solicitó volver a España en las galeras “que pasasen a Cerdeña con el conde de Fuensalida”, quien había sido nombrado oficialmente nuevo virrey por Decreto de 10 de diciembre de 1682, pero éstas tenían que continuar viaje a Nápoles y el Consejo de Estado dictaminó que retornara en una galera de Cerdeña. El conde de Fuensalida llegó a Cerdeña el 27 de marzo de 1683, tomando posesión y jurando el cargo de virrey y capitán general al día siguiente, 28 de marzo. Puede, pues, establecerse que Diego de Angulo volvería a España algo después de esta fecha; pudiendo fijarse con precisión que ocupó interinamente el cargo de virrey desde su nombramiento el 23 de junio de 1682, hasta el 28 de marzo de 1683, día de la toma de posesión de su sucesor; sin olvidar que desde el 24 de marzo de 1682 era ya presidente y “Gobernador de las Armas” y, desde aún antes, arzobispo y doble visitador.
En 1682, H. Galcerín, catedrático en la Universidad de Cagliari, publicó una Carta a un amigo, que recoge A. Vidorreta, con ocasión del nombramiento de virrey del arzobispo, electo ya obispo de Ávila (aún sin el nombramiento) en la que alaba a este “insigne varón candidato de la fama… con ansias de las otras eminentísimas púrpuras que lo apetecen, y con utilidades de la monarquía, que lo necesita”. Claramente, se sugería un brillante futuro, posiblemente cardenalicio. Sin embargo, por bula del papa Inocencio XI de 11 de enero de 1683 fue nombrado oficialmente obispo de Ávila, nombramiento que no debió satisfacer plenamente al arzobispo, pues como dice Caredda, pasaba desde Cerdeña a una diócesis de menor rango. Aunque obispo en lugar de arzobispo, a partir de entonces firmó como “Arzobispo Obispo de Ávila”.
Con el fallecimiento en 1680 de su primo, el I marqués de Mejorada del Campo, probablemente había perdido influencia. No obstante, con sus contactos en la Corte (Pedro Cayetano Fernández del Campo y Salvatierra, II marqués de Mejorada, hijo del I marqués, también tuvo una brillante carrera en la Corte, llegando a ser más tarde, ya con Felipe V, secretario del Despacho Universal) consiguió en 1684 ser nombrado embajador extraordinario en Portugal, conservando la dignidad de obispo de Ávila. La embajada duró, sin embargo, hasta 1690, y fue durante este tiempo cuando obtuvo del rey, en 1687, la merced de un título nobiliario, marqués de Hinojares, en cabeza de su hermano mayor Íñigo Rodulfo. Uno de los asuntos de interés como embajador fue la cuestión, en 1688, de los “vicarios franceses”, esto es, que el Papa no permitiera que fueran a China misioneros franceses, en perjuicio de la labor de los misioneros españoles y portugueses.
Retornó a su diócesis de Ávila en 1690, quizá con resignación, y allí tuvo, además, problemas con el Cabildo, en parte debidos a su larga ausencia y también a su carácter y pérdida de influencia. Un episodio desagradable vino a enturbiar los últimos años de su vida. En 1697 solicitó el cese como obispo de Ávila, para acceder a un destino más tranquilo, el de abad de Alcalá la Real, que estaba vacante. Le fueron concedidas ambas peticiones. Sin embargo, un grupo de canónigos de la catedral de Ávila elaboró dos memoriales contra él. En uno se le atribuían “graves injusticias, sinrazones y violencias” en el Tribunal a su cargo, y en el otro se le acusaba de pretender conceder un arcedianato de la Catedral a un supuesto hijo suyo. Los memoriales, a pesar de no aportar pruebas, llegaron al Consejo de Castilla, e incluso al rey. El obispo, a través de Pedro Cayetano Fernández del Campo, II marqués de Mejorada del Campo, su sobrino, consiguió audiencia con el rey. Y a pesar de que se le comunicó por escrito el “real desagrado” de que no dejara Ávila estando ya nombrado su sucesor, y de que no tomara posesión de la Abadía, no quiso abandonar el obispado de Ávila, para que no pareciera que los memoriales le habían obligado a dejar la mitra. Finalmente, logró la autorización para continuar como obispo de Ávila, falleciendo en Bonilla de la Sierra (Ávila) en marzo de 1700, donde los obispos de esta diócesis tenían una residencia.
Fuentes y Bibl.: Archivo Histórico Nacional (AHN), Órdenes Militares (OM), Caballeros de Santiago. Exp. 2864, “Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago de Iñigo Jorge Fernández de Angulo y Sandoval, natural de Cazorla. 1664”; AHN, Órdenes Militares (OM), Caballeros de Santiago. Exp. 2865, “Pruebas para la concesión del Título de Caballero de la Orden de Santiago de Sancho Fernández de Angulo y Sandoval, natural de Cazorla. 1664”; Archivo General de Simancas (AGS), ES 47161. AGS// PTR, LEG 65, 132, “Bula de Inocencio XI a Carlos II comunicando el nombramiento de Fray Diego de Angulo como Obispo de Ávila”; AGS, EST. LEG, 3619, 92, “Consulta del Consejo de Estado sobre el viaje a España de Diego Ventura Fernández de Angulo, arzobispo de Cagliari, virrey interino de Cerdeña. 1683”; Archivo de la Corona de Aragón (ACA), Consejo de Aragón, Legajos, 1050 “Negocios Notables. Papeles tocantes a la plaza y cargo de Virrey de Cerdeña”; Archivo de los Marqueses de Guadalcázar (AMG), “Carta de concesión del título de marqués de Ynojares a Don Iñigo Rodulfo Fernandez de Angulo Velasco Sandoval y Tobilla caballero de la Orden de Santiago” (27 de Diciembre de 1687); Archivo General de Indias (AGI), Filipinas, 305, R. 1, N11, “Expediente sobre los vicarios franceses”, 1688; Real Academia de la Historia (RAH), Colección Salazar y Castro, K-106, fº 185v, “Genealogía de fray Diego Fernández de Angulo y Sandoval, natural de Cazorla, de la Orden de San Francisco”; RAH, Colección Salazar y Castro, R-32 fº 227-241-v, “Manifiesta el Arzobispo Obispo de Avila los motivos de aver venido à esta Corte, y de averse puesto a los Reales pies de su Magestad”; Archivo del autor, Servicios de la Casa de los señores de los mayorazgos de los apellidos Fernández del Campo y Angulo, manuscrito s. XVIII, sin fecha, anónimo.
J. Aleo, Historia cronológica y verdadera de todos los sucesos y casos particulares sucedidos en la Isla y Reyno de Sardeña del año 1637 al año 1672, mss. del s. XVII (editado en italiano como Storia cronologica e verídica dell´Isola e Regno di Sardegna dall´anno 1637 all´anno 1672, F. Manconi [ed. crít.], Cerdeña, Ilisso Edizioni, 1998); A. de Torres, Chronica de la santa Provincia de Granada, de la Regular Observancia de N. Seráfico Padre San Francisco, Madrid, Juan Garcia Infançon, Impresor de Libros, 1683; Anón., Descripción genealógica y historial de la ilustre Casa de Sousa, con todas las Reales y muchas de las Grandes que de ella participan, continuada desde que faltó la varonía y fue sobstituida por la Real de Portugal en los Sousas Dionises, cuya cabeza y pariente mayor es oy don Vasco Alfonso de Sousa, Portugal, Fernández de Cordova, Marqués y Señor de Guadalcázar, Conde de Arenales, Marqués de Hinojares, de Mejorada y de la Breña, Madrid, Imprenta de Francisco Javier García, 1770; E. Toda y Güell, Bibliografía española de Cerdeña, Madrid, Tipografía de los Huérfanos, 1890, págs. 117-119; R. Láinez Alcalá, “El marquesado de Hinojares (origen burgalés de un linaje cazorleño)”, Anuario del Adelantamiento de Cazorla, 4 (1955), págs. 13-21; R. Láinez Alcalá, “Un mayorazgo cazorleño. Segunda parte del marquesado de Hinojares”, Anuario del Adelantamiento de Cazorla, 5 (1956), págs. 13-17; S. Caredda, “Vescovi regi e linguaggio del potere nella Sardegna spagnola. La commitenza artística di Diego Fernandez de Angulo (1632-1700)”, Dimensioni e problemi della ricerca storica, nº 2 (2015), págs. 73-98; S. Caredda, El patronazgo español en la Cerdeña barroca: arte, poder y devoción, Barcelona, Universidad de Barcelona, 2016; A. Vidorreta, Teatro, poder e imprenta en la Cerdeña española. A propósito de una loa de José Navarro, Nueva York, Idea, 2021, págs. 47-48; “Archbishop Diego Ventura Fernández de Angulo, O.F.M.”, en Catholic Hierarchy [en línea], disponible en https://www.catholic-hierarchy.org/bishop/bfda.html.
Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca