Moura, Miguel de. Lisboa (Portugal), 4.XI.1538 – 30.XII.1600. Secretario de Estado, escribano de la puridad y gobernador de Portugal.
Fue bautizado en la iglesia de los Mártires de Lisboa. Era hijo de Manuel de Moura Sampaio, escribano de la cámara de Beja y escribano de la hacienda de Juan III, y de Brites Gomes Teixeira. En 1546 fue recibido en palacio como mozo fidalgo de la Casa Real. A los once años comenzó a ejercer como escribano de la hacienda, en el mismo lugar que ocupó su padre, aunque con formalización del cargo desde el 20 de noviembre de 1554. A la edad de doce años quedó huérfano de padre y madre, pasando al cuidado de Antonio de Ataíde, I conde de Castanheira, quien le recibió en su casa hasta que formalizó su matrimonio con Brites da Costa.
Tras la muerte de Juan III continuó sirviendo en palacio, primero a la reina Catalina, y después, gracias a su buen hacer y a Martinho Pereira, que era veedor de la hacienda de las Indias, durante la regencia del cardenal-infante. Finalmente, desde enero de 1568, sirvió al joven Sebastián I, del cual alcanzó un alto grado de confianza, como se demuestra en los nombramientos y mercedes que recibió. El 15 de noviembre de 1571 se le nombró secretario de Estado, el 13 de diciembre de 1573 se le concedió el hábito de caballero de la Orden de Cristo y una tierra de la misma Orden en el término de Sintra; y en 1574, durante la primera jornada africana, fue el encargado de entregar el gobierno al cardenal-infante y se le encomendó que sirviese como veedor de la hacienda en lugar del conde de Vimioso y de Álvaro de Castro, que se encontraban con el Rey, aunque no aceptó este cargo. Años después, se le hizo del Consejo de Estado y en 1576, tras la dimisión de Martín Gonçalves da Cámara como escribano de la puridad, comenzó a ejercer estas funciones por orden real, aunque sin nombramiento. El 25 de junio de 1578, se determinó su asistencia en el Consejo de Gobernadores que Sebastián dejó para el gobierno de las cosas del Reino el tiempo que durase su segunda campaña africana. Tras el fallecimiento del Rey en agosto de 1578, mantuvo sus prerrogativas como secretario y consejero real durante el reinado del cardenal Enrique, así como su influencia en la Corte, reforzada al asumir en sus manos los asuntos del imperio después de la muerte del secretario Duarte Dias de Meneses en Alcazarquivir.
Durante la crisis dinástica se posicionó del lado castellano, sobre todo desde comienzos de 1580, atraído por Cristóbal de Moura. Acudió en diciembre de ese año a la ciudad de Elvas a besar la mano de Felipe II en compañía del secretario Lopo Soares, y comenzó a actuar como consejero de Estado y escribano de la puridad, sin título. El 8 de diciembre de 1581, remitió un escrito al Monarca solicitando licencia para abandonar la Corte y regresar a su casa, lo que se le denegó. Durante el reinado del primer Felipe tuvo una participación muy activa en el gobierno de los asuntos de Portugal. El 15 de diciembre de 1582 se le dio título de escribano de la puridad y participó con Antonio Pinheiro y con Cristóbal de Moura en el reparto de mercedes, rentas, oficios y encomiendas que se realizó entre los que favorecieron la causa castellana. Además, tras el regreso a Castilla del Rey Prudente, a comienzos de 1583, fue miembro del Consejo de Gobierno restringido del archiduque Alberto, junto con el arzobispo de Lisboa y Pedro de Alcáçova Carneiro.
En 1584, se le liberó de ciertas funciones al nombrar a Diogo Velho como secretario de los asuntos de las Indias, Brasil y demás conquistas, quedándose al frente de las cuestiones del Reino en Portugal, ya que en Castilla ejercía este cometido Nuno Álvares Pereira. En noviembre de 1588 fue a la Corte de Madrid a besar la mano al Rey, en 1589 participó en la defensa de Lisboa del ataque inglés y en 1593, junto con Juan de Silva y el conde de Idanha, constituyó, aunque por poco tiempo, una junta para la reforma de las órdenes religiosas. Desde el 5 de julio de este año formó parte de la Junta de Gobernadores que quedó al frente de los asuntos del reino hasta el nombramiento de Cristóbal de Moura, I marqués de Castel- Rodrigo, como virrey a comienzos de 1600.
Miguel de Moura murió en Lisboa a finales de 1600, y se le sepultó en el Convento de Nuestra Señora de los Mártires de capuchinas de la Orden de San Francisco, que mandó erigir en Sacavém.
Fuentes y bibl.: Biblioteca de Ajuda, 49-XII-24, fol.
124v.; Arquivios Nacionais Torre do Tombo, Ementas da Casa Real, lib. 6, fol. 8r., Chancelaria de D. Sebastião e D. Henrique, Doações, lib. 25, fol. 205v.; Archivo Histórico Nacional, Estado, lib. 81, fol. 4r.
“Discurso da vida e serviços de Miguel de Moura, escripta por elle mesmo”, en Despertador Nacional ou Jornal de Educação, Agricultura, Commercio e Artes, vol. I, n.º 1 (1821); CHRONICA do cardeal rei D. Henrique e vida de Miguel de Moura escripta por elle mesmo, Lisboa, Typographia da Sociedade Propagadora dos Conhecimentos Uteis, 1840; A. C. de Sousa, Provas da História Genealógica da Casa Real Portuguesa, t. VI, 2.ª parte, Coimbra, Livraria Atlántida, 1954 (reimpr.), págs. 353 y 359; F. S. Loureiro, Miguel de Moura (1538- 1599). Secretario de Estado e governador de Portugal, Lourenço Marques (Mozambique), 1974; S. de Luxán Meléndez, La Revolución de 1640 en Portugal, sus fundamentos sociales y sus caracteres nacionales. El consejo de Portugal: 1580-1640, Madrid, Universidad Complutense, 1988, págs. 67 y 577; L. Cabrera de Córdoba, Historia de Felipe II, rey de España, ed. de J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales, t. II, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 896 y 969.
Félix Labrador Arroyo