Sarmiento de Gamboa, Pedro. Pontevedra, c. 1532 – Lisboa (Portugal), 17.VII.1592. Navegante, científico, cosmógrafo y escritor.
Hijo de Bartolomé Sarmiento, natural de Pontevedra, y de María Gamboa, nacida en Bilbao. De sus primeros años se sabe muy poco. Aunque no hay duda de que nació en Pontevedra, en sus declaraciones a la Inquisición dijo ser de Alcalá de Henares, posiblemente para esconder su origen. Al parecer pasó parte de su infancia y adolescencia en la casa paterna de Pontevedra, y posiblemente por ello fue en las costas gallegas donde adquirió los primeros conocimientos del arte de navegar que más adelante le harían famoso.
Tampoco se sabe en qué universidades cursó los estudios que le dieron una esmerada educación y un amplio nivel intelectual y cultural, con grandes conocimientos, sobre todo, en Astronomía, Náutica, Matemáticas y Geografía. Es probable que haya pasado por la Universidad de Alcalá de Henares.
A la edad de dieciocho años dejó la casa paterna y se inició en la carrera de las armas, peleando en diversas campañas al lado de los Austria (1550-1555). En 1555 se embarcó rumbo al Nuevo Mundo. Llegó a Méjico donde estuvo dos años, de los que se sabe que tuvo problemas con la Inquisición por burlas y desacatos (1557), y fue sometido a un proceso, que no iba a ser el primero.
Marchó a Perú (c. 1557), que disfrutaba de un período de expansión y consolidación después de la conquista y guerras civiles. Por su amplia cultura se convirtió en una de las personalidades más relevantes de Lima, donde consiguió la Cátedra de Gramática gracias a la mediación del virrey de Perú marqués de Cañete, y realizó diversos viajes por el interior. A Cañete le sucedió el conde de Nieva (1561), virrey dadivoso, afable, tolerante y mujeriego, siempre rodeado de un amplio séquito al que se incorporó Sarmiento de Gamboa, que al poco tiempo pasó a ser consejero del virrey en asuntos de estrategia, navegación e historia, además de asesor sentimental. Fue una amistad que costó a Sarmiento algunos problemas, sobre todo tras el fallecimiento de Nieva (1564), que apareció muerto en Lima. Los rumores apuntaron que Sarmiento de Gamboa había predicho al virrey los peligros de salir por la noche, y alguien lo delató por nigromante, lo que sumado al hecho de que la iglesia de aquellos tiempos perseguía la astrología, hizo que Sarmiento se viera envuelto en otro proceso con la Inquisición.
Fue juzgado por cargos relacionados con la magia y prácticas sobrenaturales, y fue condenado a cárcel y destierro (1565). Pero la condena no se cumplió y Sarmiento de Gamboa marchó a Cuzco.
El nuevo virrey, Lope García de Castro, trajo un nuevo período de prosperidad y tranquilidad para el virreinato. Se trazaron proyectos para descubrir nuevas islas a poniente, en el Pacífico, que según las leyendas de los indígenas, estaban pobladas y eran muy ricas en oro y plata. Sarmiento mostró gran interés por tratar de descubrir aquellas tierras, así lo propuso y tuvo todo el apoyo de Castro (1567). Se organizó una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, sobrino del virrey, en la que Sarmiento de Gamboa tomó el mando de la nave capitana y el encargo de gobernar y dirigir la expedición. Las instrucciones dadas a la escuadra que establecían que se consultase a Sarmiento todo lo relativo a la navegación, y que cualquier derrota elegida tenía que llevar su aprobación.
Pero al poco tiempo de comenzar el viaje aparecieron los primeros problemas, ya que Mendaña y su piloto mayor Hernán Gallego ignoraron a Sarmiento, y sólo acudieron a él cuando ante algún problema grave necesitaban echar mano de sus conocimientos.
Durante la expedición fueron descubiertas diversas islas, algunas muy extensas como las Salomón. Sarmiento trató de establecer asentamientos, pero Mendaña prefirió regresar al continente aduciendo que estaba muy corto de personal. En efecto, había habido muchas muertes por enfermedades y en encuentros con los indígenas.
Por otra parte, Mendaña continuó sin prestar atención a las recomendaciones de Sarmiento en cuanto a la derrota a seguir, lo que creó errores en la navegación de regreso. Las desavenencias entre los dos aumentaron, y al llegar a las costas del continente (1569), Mendaña hizo prisionero a Sarmiento de Gamboa.
Al recuperar la libertad y enterarse de que el nuevo virrey era Francisco de Toledo, Sarmiento regresó a Lima (1569), puso a Toledo al corriente de lo ocurrido y le manifestó su deseo de ir a España a ver al Rey. Pero Toledo tenía otras prioridades. Trataba de consolidar el virreinato, y para conocerlo bien organizó un recorrido por todos sus territorios en el que invirtió cinco años (1570-1575). La finalidad del viaje fue efectuar un balance de los recursos económicos y humanos; un gran trabajo en el que le acompañaron diversos asesores, entre ellos Sarmiento de Gamboa, que se dedicó sobre todo a asuntos militares e históricos. Fruto de este período fue su Historia de los Incas (1572), escrita a raíz de lo visitado, de entrevistas con ancianos indígenas de reconocida autoridad y sabiduría, y de conversaciones con españoles supervivientes de las primeras conquistas; es una de las obras mejor documentadas de cuantas se escribieron sobre los Incas y la antigua historia del Perú.
Por unas declaraciones que afectaban a la iglesia volvió a tener problemas con la Inquisición, y se vio sometido a un nuevo proceso en el que fue condenado, y más tarde liberado por las gestiones del virrey. Mientras tanto, un nuevo peligro había surgido en los mares.
El corsario inglés Francis Drake, tras haber asolado diferentes lugares de las Antillas, se había dirigido al Atlántico sur (1577), cruzó el estrecho de Magallanes (1578), pasó al Pacífico, y atacó las costas del Virreinato del Perú y las naves que navegaban por sus aguas. El virrey envió una pequeña armada en persecución de Drake, en la que iba Sarmiento de Gamboa, y que terminó por regresar sin haber encontrado al inglés.
Poco después, viendo que era necesario controlar los estrechos del sur, el virrey encargó a Sarmiento que efectuara un reconocimiento de la zona para estudiar el posible asiento de fortificaciones. Sarmiento salió con dos barcos (octubre de 1579): Nuestra Señora de la Esperanza y San Francisco, y llevó a cabo una exploración en la que demostró sus dotes de navegante, cosmógrafo y científico. Tras treinta días de navegación los barcos llegaron al Estrecho de Magallanes, pero sólo lo pudo pasar el Nuestra Señora de la Esperanza en que iba Sarmiento, ya que el San Francisco, mandado por Juan de Villalobos, fue devuelto al Pacífico por los fuertes temporales (enero de 1580) y tuvo que regresar a El Callao. Sarmiento recorrió el estrecho y fue el primero que lo navegó de poniente a levante. Reconoció las costas, las situó geográficamente con unos cálculos muy exactos, señaló y dio nombres a todos los puertos, ensenadas, arrecifes y puntos notables de su recorrido, y describió la fauna y flora locales. Una vez en el Atlántico (24 de febrero de 1580) arrumbó a España, y en el viaje tuvo que batirse con un corsario francés cerca de las islas de Cabo Verde (mayo). Desde dichas islas envió un patache para informar al virrey del Perú sobre sus descubrimientos en el estrecho de Magallanes, y para dar las últimas noticias sobre las actividades de Drake.
De regreso a España (agosto de 1580), se dirigió a Badajoz donde se encontraba el Rey (septiembre), al que informó de los acontecimientos. Le mostró de forma detallada los descubrimientos realizados, y trató de convencerlo para que poblara y fortificara el Estrecho de Magallanes con el fin de cerrar el acceso de piratas a los Mares del Sur. La propuesta fue muy debatida, estudiada por el duque de Alba y el marqués de Santa Cruz, y al final el Consejo de Indias la aceptó, y decidió poblar y fortificar las márgenes norte y sur del estrecho en su parte más angosta. Se organizó inmediatamente la expedición, se designó a Diego Flores Valdés capitán general de la Armada del estrecho, y a Sarmiento de Gamboa gobernador y capitán general de las poblaciones que se fundaran en el estrecho, con total independencia de Valdés. El nombramiento de Valdés no fue del agrado de Sarmiento y muy pronto salieron a la luz diferencias entre ambos jefes. Entre otros asuntos se discutió la salida, ya que se aproximaba el otoño de 1581 y Sarmiento opinaba que era mala época para iniciar la expedición por los riesgos de grandes temporales. Pero la expedición, con una flota de veintitrés barcos y tres mil personas entre marineros y pobladores, partió de Sanlúcar hacia las costas brasileñas a finales de septiembre de 1581, y los temores de Sarmiento se hicieron realidad, ya que aun estando dentro del saco de Cádiz, se encontraron en medio de una gran tormenta que hundió cinco barcos, perecieron unos ochocientos hombres, y los dieciocho barcos restantes tuvieron que regresar puerto.
Tras reorganizarse en Cádiz, la expedición partió de nuevo (diciembre de 1581). Las relaciones entre Gamboa y Valdés empeoraron aún más. Hicieron un alto de un mes en las islas de Cabo Verde, y llegaron a Río de Janeiro (marzo de 1582) para invernar. Las tripulaciones estaban diezmadas por las enfermedades y penalidades de la travesía, lo que contribuyó a que la situación entre ambos jefes se hiciera todavía más tirante. Tras muchas tensiones, la expedición salió de Brasil (noviembre de 1582) con dieciséis barcos, para continuar viaje hacia el sur en demanda del Estrecho de Magallanes. En un fuerte temporal se perdió un bergantín y poco después una nao, que se fue al fondo con trescientos cincuenta hombres y un importante cargamento destinado a los destacamentos que pensaban fundar. Un nuevo temporal hizo que se perdiera otra nave cargada con víveres. Tres barcos se separaron a la altura del Plata debido a su mal estado y regresaron a Río de Janeiro. Otros tres entraron en el Río de la Plata llevando a Alonso de Sotomayor, gobernador de Chile, para que se dirigiera por tierra a su destino.
Finalmente, de toda la expedición, al estrecho de Magallanes llegaron sólo unos pocos barcos (febrero de 1583), pero por problemas con los temporales y con las dotaciones que empezaron a sublevarse, los barcos entraron en Santos (marzo) y regresaron a Río de Janeiro (mayo).
En Río se encontraron con el general Diego de Alcega que llevaba cuatro naos con víveres para la expedición, y el aviso del Rey para Sarmiento y Flores de que había que fortificar el estrecho cuanto antes ya que Francia estaba preparando corsarios para cruzarlo.
Pero Valdés se hizo a la mar (junio), aprovechó el pretexto de la presencia de corsarios franceses en Bahía de Todos los Santos para dirigirse a dicha localidad, y a continuación siguió viaje a España. Dejó en la zona al almirante Diego Ribera con cinco barcos y unos quinientos treinta hombres, entre ellos Sarmiento de Gamboa, que partieron de Río en diciembre de 1583 y llegaron al estrecho en febrero de 1584.
Tras luchar contra los elementos y en medio de fuertes temporales, los colonos fundaron un primer asentamiento que bautizaron “Purificación de Nuestra Señora”. Pero las inclemencias del tiempo y lo inhóspito del lugar obligó a Sarmiento de Gamboa a cambiar de sitio, para fundar con una solemne ceremonia otro asentamiento que llamó “Nombre de Jesús”, cerca del cabo Vírgenes. Gamboa designó autoridades para el gobierno del poblado, comenzó la construcción de la primera iglesia, y ordenó efectuar diversas siembras. Pero el lugar no era bueno para ser cultivado, los productos de la tierra eran pobres y escasos, sólo la mar les proporcionaba algo de pesca y moluscos, y el frío y el hambre empezaron a hacer mella en aquellos colonos.
Diego Ribera dio por concluida su misión y puso rumbo a España con tres barcos, dejando en el estrecho sólo la nao María (Santa María de Castro), y los restos desmantelados en la playa de la nao Trinidad.
En tierra quedaron unas trescientas cuarenta personas, incluido Sarmiento, que con una selección de sus hombres más fuertes, decidió buscar otro lugar para fundar un nuevo asentamiento. Tras enfrentarse con los indígenas, fundó la nueva ciudad “Rey don Felipe” (marzo de 1584) a pocos kilómetros de la actual Punta Arenas. Pero de nuevo el frío, las tormentas y la falta de alimentos crearon la discordia. Cuando el tiempo mejoró, Sarmiento de Gamboa decidió trasladarse con la María a inspeccionar “Nombre de Jesús” (mayo), pero una tormenta desvió el barco que llegó al sur de Brasil. Los muchos intentos para volver al estrecho fallaron, y Sarmiento decidió regresar a España (abril de 1585) para informar al Rey de todo lo ocurrido, pero cayó enfermo y entró en Todos los Santos (mayo) donde permaneció hasta junio de 1586.
Navegando hacia España a bordo de una carabela portuguesa, fue hecho prisionero por corsarios ingleses (agosto de 1586). Tiró al agua algunos manuscritos para que no cayeron en manos enemigas, y fue llevado a Inglaterra (septiembre), donde recibió un trato cordial del armador de los corsarios sir Walter Raleigh. Se entrevistó con la reina Isabel I de Inglaterra, que le dio un mensaje para Felipe II encaminado a iniciar las negociaciones de paz, y obtuvo un pasaporte para viajar a España. Pasó por París, pero en el camino a España fue hecho prisionero por los hugonotes (diciembre de 1586) y encarcelado en Francia, donde permaneció tres años a la espera de que España pagara el rescate exigido. Cuando por fin llegó a España (1590), estaba obsesionado con el Estrecho de Magallanes y con la suerte corrida por la gente que allí había dejado. Al parecer, aquellos colonos sufrieron muchas calamidades y murieron todos menos dos: el escribano Tomé Hernández, que fue recogido en el estrecho por un barco inglés (1587) y llevado a Lima, y otro, cuyo nombre no se conoce, rescatado en “Rey don Felipe” por unos ingleses (1590).
A partir de entonces Sarmiento de Gamboa permaneció en la Corte respetado por todos y dedicado a sus aficiones literarias, pero siempre con dos importantes asuntos en su mente: ayudar a la gente que había dejado en el estrecho y terminar la labor de fortificarlo.
Fue nombrado Almirante de una flota de naves armadas para proteger los barcos de la Carrera de Indias.
Zarpó de Cádiz con veintiún barcos (mayo de 1592). Cerca de Lisboa cayó enfermo, fue llevado a tierra y falleció el 17 de julio de 1592.
Pedro Sarmiento de Gamboa, a pesar de las desgracias sufridas fue un hombre constante, trabajador y estudioso. Siempre dispuesto a contribuir al desarrollo de las ciencias, trazó cartas, mapas y derroteros, efectuó correcciones en cartas existentes, describió los mares por donde navegó, las tierras que visitó y los parajes que descubrió, que sirvieron para facilitar el éxito de posteriores expediciones.
Obras de ~: Historia de los Incas, c. 1572 (eds., Buenos Aires, Emecé, 1943; Madrid, Miraguano, 2001); Los viajes al Estrecho de Magallanes (eds., Buenos Aires, Emecé, 1950; Madrid, Alianza, 1988; Las Rozas [Madrid], Dastin, 2001) Bibl.: M. Fernández de Navarrete, Colección de opúsculos, Madrid, Imp. de la Viuda de Calero, 1848; B. de Iriarte, Viaje al Estrecho de Magallanes por el Capitán Pedro Sarmiento de Gamboa y noticia de la expedición que después hizo para poblarle, Madrid, 1876; C. R. Markham, Narrative of the voyages of Pedro Sarmiento de Gamboa to the Straits of Magellan, Londres, Hakluyt Society, 1898; C. Fernández Duro, Armada Española, tomos 2 y 3, Madrid, Est. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra, 1902; E. Morales, Sarmiento de Gamboa, un navegante español del siglo xvi, Barcelona, Ed. Araluce, 1932; R. Levillier, La historia índica de Sarmiento de Gamboa que la mandó escribir [el Virrey F. de Toledo], cotejada con los Comentarios de Garcilaso y otras crónicas, Buenos Aires, 1942; A. Landín Carrasco, Vida y viajes de Pedro Sarmiento de Gamboa, Madrid, Instituto Histórico de la Marina, 1945; E. Morales, Aventuras y desventuras de un navegante (Sarmiento de Gamboa), Buenos Aires, Futuro, 1946; J. A. Busto Duthurburu, El cronista Sarmiento de Gamboa y un posible platillo volador, Lima, Lumen, 1966; J. Filgueira Valverde, El almirante pontevedrés Sarmiento de Gamboa descubridor, cronista, poeta, Pontevedra, Diputación Provincial, 1980; J. M.ª Martínez- Hidalgo y Terán (dir.), Enciclopedia general del mar, Barcelona, Ediciones Garriga S.A., 1982, t. VII, págs. 1229-1231; A. Landín Carrasco et al., Descubrimientos españoles en el Mar del Sur, t. II, Madrid, Banesto, 1991; S. Quintela, El primer viaje de Don Pedro Sarmiento de Gamboa al Estrecho de Magallanes (1579-1580); reconstrucción, toponimia y cartografía, Valparaíso, Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile, 1994; J. Miguel Barros, Pedro Sarmiento de Gamboa. Avatares de un caballero de Galicia, Pontevedra, Museo de Pontevedra, 2003.
Marcelino González Fernández