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Tomás de Aquino y Aquino

Biografía

Aquino y Aquino, Tomás de. Príncipe de Castiglione (V), en Nápoles. Reggio Calabria (Italia), 9.VII.1669 – Pamplona (Navarra), 6.IX.1721. Militar, Grande de España.

Primogénito de Luis de Aquino, patricio napolitano (1629-1697), y de su esposa Juana Bautista de Aquino (1638-1711), princesa de Castiglione, Feroleto y Santo Mango, condesa de Nicastro y Martorano, señora de numerosos feudos en la provincia napolitana de Calabria, tuvo también los siguientes títulos de príncipe de Feroleto (V) y de Santo Mango (VI), conde de Nicastro y Martorano (VI) (por su madre), señor de Sambiase, Falerna, Confluenti, Motta de Santa Lucia y Torboli. Según Saint Simon, entre sus antepasados se hallaba el célebre teólogo santo Tomás de Aquino, aunque el señorío de Castiglione —vestigio sobre el que funda la pretensión— no se crearía hasta mediados del siglo XIV. Su bisabuelo Carlos (muerto en 1631), decimotercer titular, fue el primer príncipe por merced de Felipe III (13 de febrero de 1602), correspondiendo a Tomás el privilegio de añadirle la Grandeza de España en virtud de gracia concedida por Carlos II el 20 de julio de 1699. El título napolitano de príncipe de Castiglione, a menudo trasliterado en España como Castellón o Castillón, fue convertido en título marquesal del reino de España en el siglo XX.

Con dieciocho años cumplidos casó en Nápoles con Fulvia Pico (1666-1691), hija del príncipe soberano de Mirandola, que falleció de sobreparto al alumbrar a su tercer hijo. Tomás no volvió a contraer matrimonio, dedicándose desde entonces al servicio real, que comenzó en 1694 de capitán de una compañía de Ordenanza del reino de Nápoles (caballería pesada). El rey Felipe V, hallándose a la sazón en la ciudad partenopea, le nombró capitán general de la caballería virreinal por patente de 29 de mayo de 1702, empleo que mantendría hasta la caída del Estado en poder del ejército imperial junto al de capitán de su propia compañía de guardias a caballo, que se le formó el 27 de octubre del mismo año y supuso una novedad orgánica, pues nunca antes habían existido en Nápoles otras compañías de guardias que las del propio virrey.

Cuando el mariscal Daun invadió Nápoles, el príncipe de Castiglione y el duque de Bisaccia intentaron cortar el paso a sus tropas en el río Garigliano, pero hubieron de retroceder a la capital. Abandonada por el virrey duque de Escalona, que prefirió defender Gaeta, la ciudad se entregó al partido archiducal, siendo el príncipe de Castiglione de los pocos que mantuvieron su fidelidad a Felipe V. Con medio millar de caballos intentó retirarse a la provincia de Puglia, aunque le cortaron el paso en Avellino y hubo de refugiarse en Salerno. Abandonado por la mayoría de sus hombres, fue capturado por los imperiales que no le intercambiarían hasta el mes de julio de 1712, recobrando la libertad junto al duque de Escalona y Horacio Coppola. Aunque estéril, su intento de resistencia ante el invasor, conocido como la “cabalgada de Castiglione”, fue muy celebrado en su tiempo, inspirando una de las últimas composiciones del poeta Alessandro Guidi (1650-1712). La aventura le salió muy cara, pues el Emperador ordenó secuestrar sus estados napolitanos, que la familia no recuperaría hasta la reconquista del reino por el infante Carlos de Borbón en 1734, ya fallecido el príncipe de Castiglione.

Felipe V recompensó su fidelidad y sacrificios designándole virrey de Navarra el 14 de octubre de 1713, del cual el interesado dio cuenta a la Diputación y Consejo el 18 del mismo mes. Llegó a la frontera el 12 de diciembre del mismo año y juró su cargo cuatro días después. Convocó las Cortes de 1716-1717, donde juró su cargo e hizo jurar, como heredero y sucesor de Felipe VII de Navarra, al infante Luis, futuro y efímero rey Luis I, servicio que le valió la promoción al empleo de capitán general de los Reales Ejércitos.

Tras cerrar las Cortes obtuvo licencia para viajar a Nápoles e intentar la devolución de sus feudos. La más completa genealogía de su familia informa de que murió allí (el 20 de octubre de 1721). sin embargo, el teniente general Juan González Miguélez afirma que, siendo mariscal y castellano de Pamplona, le suplió como virrey interino de Navarra en dos ocasiones: la primera con ocasión del mencionado viaje, del que sin duda regresó a Pamplona, donde se hallaba cuando la ocupación francesa de San Sebastián y Fuenterrabía (1719-1721); y la segunda tras su muerte, que fija en Pamplona y adelanta al 6 de septiembre de 1721.

Curiosamente, en el Archivo Municipal de Azcoitia, según el índice formado por Antonio María Zavala (1774-1775), existe una carta que da aviso de la muerte del virrey y capitán general de Navarra, fechada el 6 de septiembre de 1720 (sic.), hecho que dio lugar a “representar a S.M. que ambos empleos no se confiriesen a uno mismo por los embarazos que causaba”.

Evidentemente, se trata de una errata, ya que el Consejo del Reino nombró virrey interino al regente Carlos de Soracoiz el 23 de octubre de 1721.

Aunque Saint Simon no cita nominalmente al mariscal en sus memorias, se trata del gobernador de Pamplona que le agasajó cuando visitó la ciudad y su ciudadela a primeros de abril de 1722. Pese a la representación de la provincia de Guipúzcoa, los empleos de virrey y capitán general volvieron a unirse en la persona de Gonzalo Chacón de Orellana, nombrado el 11 de enero de 1722, aunque no juró sus cargos hasta el 12 de mayo siguiente.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Estado, Relación de servicios del mariscal Juan González Miguélez, gobernador de Pamplona, leg. 1301; secc. Consejos, 8975, Real despacho a nombre de don Tomás de Aquino, Príncipe de Castiglione y Ferolito, concediéndole la grandeza de España, unida al título de Príncipe de Castiglione, que posee, Madrid, 20 de julio de 1699, exp. 123; Archivo Municipal de Azcoitia, Papeles de la provincia, leg. 32, n.º 19.

Anon, Quaderno de las leyes y agravios reparados a suplicacion de los Tres Estados del Reyno de Navarra, en las Cortes de los años de 1716 y 1717, por su Magestad Real Phelipe VII de Navarra, V de Castilla, y en su nombre por Tomas de Aquino, Príncipe de Castillón, Pamplona, Juan José Ezquerro, 1717; V. Bacallar y Sanna, marqués de San Felipe, Comentarios de la Guerra de España e Historia de su rey Felipe V el Animoso, s. l., 1725 (ed. príncipe) [ed. de C. Seco Serrano, Madrid, 1957, págs. 133-135, 138 y 140 (col. Biblioteca de Autores españoles, vol. 99)]; P. Colletta, Storia del Reame di Napoli dal 1734 al 1825, s. l., 1834 (ed. príncipe) (Milano, Rizzoli, 1967); L. Rouvroy, duque de Saint Simon, Mémoires, ed. de A. Chéruel, vols. XVIII, y XIX, Paris, L. Hachette, 1856-1858, págs. 415 y 291, respect.; A. y A. García Carraffa, Enciclopedia heráldica y genealógica Hispano-Americana, vol. IX, Madrid, Antonio Marzo, 1922, pág. 213; A. J. Veenendaal (ed.), De briefwisseling van Anthonie Heinsius, 1702-1720, vol. XIX, Den Haag, Instituut voor Nederlandse Geschiedenis, 1976-2001; F. J. Sánchez Martín, “Juramentos de la dinastía borbónica ante las Cortes de Navarra”, en Eusko Ikaskuntza. Cuadernos de Derecho, 6 (1989), págs. 395-402; V. Vázquez de Prada (dir.), Las Cortes de Navarra desde su incorporación a la Corona de Castilla, tres siglos de actividad legislativa, 1624-1829, vol. II, Pamplona, Eunsa, 1993, págs. 326-347; J. M. Sesé Alegre, “Algunas precisiones sobre la provisión del virreinato de Navarra en los siglos XVII y XVIII”, en Príncipe de Viana, V, 55, n.º 203 (1994), págs. 551-578; J. L. Sánchez Martín, “Los regimientos de Caballería en la Guerra de Sucesión, 1701-1715”, en Researching & Dragona, vol. III, n.º 6 (1998), págs. 80-82 (Castiglione, págs. 80-82); http://www.iagi.info/genealogienobili/.

 

Juan Luis Sánchez Martín

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