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Cristóbal de Garay y Saavedra

Biografía

Garay y Saavedra, Cristóbal de. Santa Fe de la Vera Cruz (Argentina), p. t. s. XVII – Córdoba del Tucumán (Argentina), 1673. Gobernador de Paraguay.

Hijo del conquistador Juan de Garay y de Juana de Saavedra, hermana del que fuera por dos veces gobernador de Paraguay. Fue su bisabuela la legendaria Mencía de Calderón, la más bizarra y valerosa de las mujeres españolas venidas a América en el siglo XVI.

Contrajo nupcias en la ciudad de Córdoba del Tucumán, en 1649, con Antonia de Cabrera y Zúñiga, nieta del fundador de Córdoba del Tucumán, y de esta unión no dejó descendencia.

Llegó al Paraguay después de dirigir una expedición contra los indios caracará de la jurisdicción de Corrientes, lo que le brindó prestigio. El virrey del Perú, Salvatierra, ordenó al visitador Garabito que le concediera a Garay y Saavedra el gobierno de Paraguay, cargo que ocupó por espacio de más de tres años (1653-1656). No le resultó fácil la conducción del gobierno, ya que durante los años 1654 y 1655 la provincia padeció una de las más cruentas epidemias, circunstancias que aprovecharon los mbayás para romper hostilidades. Por su espíritu generoso y compasivo, este gobernador se granjeó la amistad y gratitud de todos, pues hizo lo que pudo para contener el flagelo y socorrer a las víctimas.

Se vio obligado a enfrentar el acuciante problema de la inseguridad que representaban para la navegación los payaguás del Chaco. Envió contra ellos una fuerte expedición bajo el mando del maestre de campo Rodrigo de Rojas Aranda.

Durante su gobierno, el convento de Santa Bárbara de Villa Rica del Espíritu Santo obtuvo la confirmación de la licencia real. Dicho convento, al igual que toda la villa, había tenido que trasladarse debido a las constantes invasiones de los bandeirantes y para entonces se hallaba junto a la ribera del río Curuguaty, siendo ésta la quinta estancia de la ciudad viajera en algo más de medio siglo. También se le debe al gobernador Garay y Saavedra la apertura de un camino terrestre hacia el nacimiento del río Jejuí, donde se explotaba la yerba mate. Fue durante su gobierno cuando comenzó a tomar cada vez mayor incremento el transporte de este producto por vía terrestre, a loma de mulas, por un camino que se abrió por el pago de Palomares y que se mantuvo en uso hasta finales del siglo XVIII.

Una nueva visita resultó necesaria practicar en Paraguay, pues se habían formalizado denuncias ante la Audiencia de Charcas sobre presuntas riquezas en metales preciosos que se extraían de las reducciones jesuíticas. Llegó como visitador y con título para el gobierno de la provincia el doctor Juan Blázquez de Valverde, a quien Garay y Saavedra entregó el mando el 21 de septiembre de 1656, tras haberlo ejercido por espacio de más de tres años.

Cristóbal de Garay y Saavedra fijó residencia en la ciudad de Córdoba del Tucumán, de la cual era oriunda su esposa. Allí desempeñó varios cargos, entre otros, la alcaldía ordinaria y las funciones de juez oficial de la Real Hacienda. Falleció en diciembre de 1673 y sus restos fueron sepultados en la iglesia de San Francisco, sin pompa alguna, tal como recomendó en su testamento.

 

Bibl.: E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Editorial Huarpes, 1945; J. F. Aguirre, Diario del Capitán de Fragata D. Juan Francisco Aguirre, t. II, Segunda Parte, Buenos Aires, Imprenta de la Biblioteca Nacional, 1950; E. Cardozo, Historiografía Paraguay. I. Paraguay Indígena, Español y Jesuita, México, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1979; M. Durán Estrago, “Cristóbal de Garay y Saavedra”, en O. del C. Quevedo (dir.), Crónica Histórica Ilustrada del Paraguay, I. Paraguay Colonial, Buenos Aires, Distribuidora Quevedo de Ediciones, 1998 (2.ª ed.); R. Molina, Diccionario Biográfico de Buenos Aires 1580-1720, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2000; M. Durán Estrago, Presencia Franciscana en el Paraguay. 1538-1824, Asunción, Biblioteca de Estudios Paraguayos de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, 2005 (2.ª ed.).

 

Margarita Durán Estrago