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Pablo Colmenares

Biografía

Colmenares, Pablo. Autol (La Rioja), 25.I.1766 – Monzón (Huesca) 20.VII.1832. Benedictino (OSB), abad, cronista general y obispo de Lérida.

Era hijo del matrimonio compuesto por Bernardo- Julián de Colmenares, natural de Autol, y Bernardina Ventura, natural de Logroño, y fue bautizado dos días después de su nacimiento con los nombres de Pablo, Manuel y Juan Crisóstomo. A los trece años de edad tomó el hábito benedictino en el monasterio lucense de San Julián de Samos, el 6 de diciembre de 1779.

Profesó en 1780 y después de cursar los estudios en los colegios de la Congregación de Valladolid y ser ordenado sacerdote, siguió la carrera de la cátedra, siendo pasante (1792-1797), catedrático de Cano (1797-1801) y regente de estudios (1801-1805) de la Universidad navarra de Irache, dirigida por los benedictinos.

Allí se graduó en Filosofía, Teología y Cánones el 25 de marzo de 1792 y, en colaboración con el P. Benito López Bahamonde, tradujo una obra sobre la vida y el pontificado del papa Pío VI, que quedó manuscrita, porque la censura administrativa no pemitió su impresión, por tratar dicha obra de la política de la Monarquía francesa, sobre la cual estaba entonces prohibido hablar. Luego fue abad de su monasterio de Samos (1802-1805) y lector de Teología moral en el monasterio de Montserrat de Madrid (1805-1809).

El capítulo general celebrado de 1805 le nombró cronista general de la Congregación, cargo que estaba vacante desde la muerte del padre Ramón Calixto Desojo y que implicaba ser archivero del Monasterio de Montserrat de Madrid, donde residía. Fue también secretario general de la Congregación (1814- 1818) y abad de Montserrat de Madrid (1818-1824), cuyo abadiato cuatrienal se alargó por razón de la exclaustración decretada en el Trienio Constitucional, tras el cual se dedicó a restaurar el monasterio, que desde la francesada había quedado poco menos que inhabitable, sin mueble alguno y su iglesia sin ningún altar, a pesar de haber sido por algún tiempo residencia de los franciscanos alcantarinos de San Gil. Escribió tres “Advertencias” al rey Fernando VII y a los diputados en Cortes. En la primera (agosto de 1820) clamaba con dignidad, energía y autoridad contra el Estado por inmiscuirse en los asuntos eclesiásticos y reclamando para la Iglesia la competencia exclusiva en la reforma de la disciplina eclesiástica, con lo cual se dio a conocer en distintos círculos políticos. En la segunda (septiembre de 1820) impugnaba el jansenismo introducido en España con la obra Theologia lugdunense impuesta en las Universidades, que en 1793 había sido incluida en el Índice de libros prohibidos, y clamaba también contra los abusos de libertad de prensa. Y en la tercera advertencia (noviembre de 1820) trataba de los diezmos y primicias, arremetiendo contra la idea de que el Estado dotara al clero a cambio de los bienes eclesiásticos, porque un clero asalariado no tendría la libertad necesaria.

Y en su Discurso de Regulares arremetía contra los codiciosos de los bienes de los religiosos, al tiempo que hacía un acabado elogio de la vida religiosa y de los beneficios que los monjes habían aportado a las naciones.

Restituidos los religiosos a sus conventos, los benedictinos celebraron capítulo general en 1824, en el cual Colmenares fue nombrado maestro general y salió elegido abad general de la Congregación. Durante su generalato hubo de recuperar los edificios de los monasterios, la observancia regular y solucionar el problema de los secularizados. Fernando VII, en premio a su fidelidad monárquica, le presentó en 1824 a Roma para ocupar la sede episcopal de Lérida. Entonces cesó en su cargo de cronista general (1805-1824).

Fue preconizado por León XIII el 20 de diciembre de 1824, consagrado en la Iglesia de Montserrat de Madrid el 25 de marzo de 1825 y tomó posesión de su diócesis por procurador el 6 de abril siguiente. Durante sus años de episcopado visitó la diócesis y escribió diversas cartas pastorales sobre libros prohibidos, el jubileo del año santo y la obligación de pagar diezmos, además de un tratado sobre la dignidad y potestad de los reyes y la obediencia a ellos debida y a sus gobiernos, donde se muestra realista a ultranza y arremete contra los anarquistas de Cataluña y la introducción de novedades políticas, y mandó a los párrocos añadir al Catecismo del padre Astete que la autoridad el rey la ha recibido de Dios y no del pueblo y que no se puede desobedecer ni murmurar de la Monarquía por ser “pecado gravísimo y origen de otros muchos pecados sinnúmero”. Ingenuamente cree que sin el Rey no puede haber remedio a los males de España y que la religión ha de aliarse con el trono si quiere subsistir.

Ayudó al Ayuntamiento de Lérida a las mejoras urbanas de la ciudad, animando al clero a que contribuyera a ello. Murió en Monzón, cuando estaba de visita pastoral, dejando fama de caritativo y exaltado realista, sobre todo por sus pastorales, en las cuales bramó contra los enemigos de la Monarquía. Fue enterrado en la colegiata, sin epitafio alguno, porque sus restos debían ser trasladados a la Catedral de Lérida, pero el traslado no llegó a efectuarse y sus restos fueron profanados y dispersados en 1936.

 

Obras de ~: Discurso sobre Regulares; Juicio canónico y político; Reverente advertencia que un español deseoso del bien de sus conciudadanos hace a Su Majestad y a los representantes de la Nación, juntos en las Cortes, en los términos que lo hizo en sus días el gran Osio, obispo de Córdoba, al Emperador Constancio, su señor  (Madrid, agosto de 1820), Zaragoza, 1820; Segundo aviso al verdadero y legítimo pueblo español sobre la conducta de lo malos eclesiásticos, conocidos con el nombre de jansenistas y males gravísimos que han causado a España. Se descifran sus misterios de iniquidad, se ponen de manifiesto sus errores y castigo que merecen, por un español deseoso del bien de sus conciudadano, Zaragoza, 1820; Tercera advertencia reverente a Su Majestad y a las Cortes sobre el V Mandamiento de la Iglesia, de pagar diezmos y primicias, Madrid, 1820; todos los cuales reeditó la Colección Eclesiástica Española, 11, Madrid, 1823, págs. 95-225 y ss.; Cartas circulares a toda la Congregación (21 de junio de 1824), Madrid, Imprenta que fue de García, 1824; Carta pastoral sobre libros prohibidos (20 de julio de 1825), Lérida, Bonaventura Corominas, 1825; Carta pastoral sobre la extensión del Año Santo de 1825 (28 de febrero de 1826), Lérida, Bonaventura Corominas, 1825; Carta Pastoral... sobre la paga de los diezmos, Lérida, Bonaventura Corominas, 1827; Carta pastoral ...sobre la dignidad real, su potestad suprema y obediencia a los reyes y a su gobierno (25 de enero de 1828), Lérida, Bonaventura Corominas, 1828; B. López Bahamonde, Memorias históricas de la vida de Pío Sexto y su pontificado hasta la retirada a la Cartuja de Florencia (ms. perdido).

 

Bibl.: A. Pérez Goyena, “Controversias teológicas de los padres benedictinos de la Observancia”, en Razón y Fe, 49 (1917), págs. 318-319; V. Lladonosa y Pujol, Història de la ciutat de Lleida, Barcelona, Curial, 1980; E. Zaragoza, Los generales de la Congregación de San Benito de Valladolid, VI, Silos, Abadía, 1987, págs. 161-182; M. Arias, Historia del Monasterio de San Julián de Samos, Samos, Galicia Emigrante, 1992, págs. 343-344, 359, 362; E. Zaragoza, “Cronistas generales de la Congregación de San Benito de Valladolid”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 189 (1992), págs. 124-125; Historia del Real Monasterio de Montserrat de Madrid, Montserrat, Abadía de Montserrat, 1996, págs. 87-90; R. Corts i Blay, J. Galtés i Pujol y A. Manent i Segimon (dirs.), Diccionari d’Història Eclesiàstica de Catalunya, vol. I, Barcelona, Generalitat de Catalunya-Claret, 1999, pág. 691.

 

Ernesto Zaragoza Pascual

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