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Atanasio de Alesón y Cobos

Biografía

Alesón y Cobos, Atanasio de. Conde de la Peña del Moro (I), vizconde de Alesón (I). Madrid, 4.V.1795 – 4.XI.1871. Capitán general de Castilla la Nueva, de Andalucía y Galicia, ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, presidente de la Sección de Guerra y Marina del Consejo de Estado.

Atanasio de Alesón y Cobos nació en Madrid a principios de mayo de 1795 e inició su carrera en el Colegio Militar de la isla de León, en septiembre de 1810, ingresando como cadete en el Regimiento de Caballería de Villaviciosa. En plena Guerra de la Independencia, comenzó su trayectoria profesional en aquel centro docente militar que fundó el teniente coronel de Artillería Mariano Gil de Bernabé para promover oficiales durante la contienda, sin duda en uno de los períodos más convulsos de la historia contemporánea de España.

En la Guerra de la Independencia, Alesón participó en el sitio de Cádiz y la isla de León. De igual modo intervino en la batalla de Chiclana, también conocida como de La Barrosa, el 5 de marzo de 1811. En agosto de 1812 alcanzó el grado de subteniente del Tercer Regimiento de Artillería, y al año siguiente, siendo alférez de la 1.ª Compañía de Artillería, se halló en las acciones del Abisbal el 17 de mayo de 1813 y en los Campos de Esquivol y alturas de La Salud el 8 y 9 de julio de 1813, siempre a las órdenes del general Francisco Copons y Navia. En el último año de la guerra contra los franceses, participó con su compañía, en la División de Vanguardia bajo el mando del general Barón Eroles, en los reconocimientos, movimientos y demás operaciones que en combinación con el Ejército inglés se llevaron a cabo en su distrito.

Con el regreso de Fernando VII al trono español, en el primer período absolutista, Atanasio de Alesón alcanzó, en 1815, el grado de teniente de la 1.ª Compañía del Primer Escuadrón de Artillería. Al año siguiente, el 1 de diciembre de 1816, salió desde Barcelona con su compañía para formar parte del escuadrón expedicionario de Ultramar, que se reunió en el Puerto de Santa María, destino que se prolongaría hasta 1818.

Tras el Pronunciamiento de Riego, el 1 de enero de 1820, en Cabezas de San Juan (Sevilla), se inició en la historia de España el trienio liberal o constitucional (1820-1823). Días después, el escuadrón de Atanasio de Alesón, ya capitán de Caballería, se sublevó y pronunció en Fuentes de Andalucía (Sevilla), proclamando la Constitución gaditana de 1812. Marchó con su unidad a la plaza de San Fernando, de donde salió al frente de la Caballería de la División que dirigía Riego, hallándose en todos los movimientos y acciones que sostuvo este contingente durante su expedición en Andalucía.

Al año siguiente, tras contraer matrimonio en Osuna (Sevilla), el 5 de agosto de 1821, con María de los Dolores Bonilla, continuó con su escuadrón por tierras andaluzas, empleado en la persecución de las facciones enemigas, hasta marzo de 1822, que fue destinado con su Cuerpo a La Mancha e inmediaciones de Madrid, en cuya capital prestó servicio de su arma en el Parque de Artillería, desde el 7 de julio de ese año. A finales de agosto se trasladó con su cuerpo al reino de Valencia, donde concluyó el año persiguiendo a las facciones de aquella provincia, haciendo algunas veces servicio de Artillería ligera y otras de Caballería. En febrero de 1823, mandando un escuadrón maniobrero de Caballería, participó en la acción que precedió a la pérdida de Murviedro y en la de la Cruz de Puig, sufriendo también los dos sitios de Valencia, en los que realizó indistintamente el servicio de baterías y caballería. En junio se sumó al Ejército del general Ballesteros con el que se retiró hasta Andalucía. El 20 de agosto de 1823, cuando Alesón llevaba pliegos del general Riego a Cádiz, fue hecho prisionero, siendo aquélla la primera vez que caía en manos del enemigo.

Durante la Década Ominosa (1823-1833), y a partir de 1824, la actividad de este militar español se restringió de forma indefinida e ilimitada en Andalucía.

En diciembre de 1832 fue destinado al tercer Regimiento de Artillería hasta 1833. A raíz de la muerte de Fernando VII en el otoño de aquel año, se evidencia no sólo la latente división entre los partidarios de dos candidatos distintos al trono español, sino también el enfrentamiento entre ideologías sociopolíticas antagónicas. La manifestación más cruenta de este enfrentamiento dinástico entre carlistas e isabelinos iba a ser las denominadas guerras carlistas.

Precisamente, de su trayectoria militar cabe señalar su activa participación en la Primera Guerra Carlista, que merece una detallada descripción. En los primeros momentos de la guerra civil, abril de 1834, Atanasio de Alesón pasó con su batallón al Cuerpo de Reserva, quedando en Burgos hasta que en junio se le designó para crear y formar el Parque General de Artillería que se estableció en aquella plaza, en cuya comisión concluyó el año. A principios de 1836 fue destinado con su batallón al Cuerpo de operaciones del Norte, interviniendo en diversas acciones, como la de Arlabán en mayo, donde Alesón estuvo al mando de dos baterías anexas a la División del general Baldomero Espartero. Todo el mes de junio lo pasó operando a las órdenes del coronel Ramón Castañeda, teniendo continuamente encuentros y escaramuzas con los carlistas. El 27 de junio de 1836, a las órdenes del general Tello, participó en la acción de los campos de Baranda frente a la facción de Gómez, en la que fue hecho prisionero. Cuando ya se había dispuesto su fusilamiento para el último día del mes, logró evadirse la víspera. Tras lo cual, todo el mes de noviembre lo pasó en el Ejército del Centro, a las inmediatas órdenes del general en jefe Evaristo San Miguel.

En 1837 fue nombrado coronel del Regimiento Provincial de Murcia, con la misión especial de organizarlo.

Más tarde se trasladó a la provincia de Albacete, en la que estuvo mandando unas columnas de infantería que se formaron para perseguir a la partida de Forcadell. El 13 de junio de 1837 se le nombró comandante general de la provincia de Jaén, y en los meses siguientes se dedicó a perseguir, dispersar y exterminar algunas de las facciones enemigas que actuaban por Sierra Morena y la Sierra de Segura, entre las que destacaban las encabezadas por Oregitas, Piñuela e Isidoro Ruiz. Durante la primera mitad de 1838 operó en esta provincia en combinación con las fuerzas de la División del general Sanz, siguiendo de cerca los movimientos de las expediciones de los carlistas Basilio y Tallada, hasta que salieron de Andalucía.

En marzo de 1838 fue designado por el general Ramón María Narváez para mandar organizar la 1.ª Brigada del Cuerpo del Ejército de Reserva. El 1 de junio de ese año entró de nuevo en la provincia de Jaén para emprender nuevas acciones frente a las fuerzas carlistas. Las operaciones se extendieron a la provincia de Ciudad Real y Toledo durante los meses de junio, julio y agosto, y hasta su salida de La Mancha sostuvo continuas escaramuzas con el enemigo. A primeros de octubre pasó con su brigada a las inmediaciones de Madrid, donde permaneció hasta el último día del mes, que salió hacia Castilla la Vieja, donde se le destinó a las órdenes del general Manuel de Latre.

El 25 de noviembre de 1838 fue enviado con la misma brigada a formar parte del Ejército de operaciones del Norte, entrando en Burgos el 6 de diciembre de 1838, donde recibió orden del conde de Luchana para disolver las brigadas, siendo destinado con su regimiento al Cuerpo de Ejército de la Izquierda.

Finalizando el año fue reclamado para desplazarse a la región cántabra con los batallones de Chinchilla y Murcia con el fin de hacer frente a las facciones enemigas, combates que se iban a prolongar durante los primeros meses del año siguiente.

Después, ya en abril de 1839, se incorporó con su brigada a las divisiones que estaban bajo las órdenes del conde de Luchana, hallándose en la acción de Espinosa de los Monteros (Burgos), a finales de abril, sosteniendo a continuación un sangriento combate contra los carlistas, que trataron de apoderase de las Peñas del Moro (Vizcaya), y participando igualmente en la batalla del 11 de mayo de 1839 sobre las alturas de Guardamano (Cantabria). El 3 de julio de 1839 fue destinado por orden del duque de la Victoria a mandar el Regimiento de Infantería de Borbón, interviniendo con la brigada en la acción de Villarreal de Álava. Finalmente, estuvo presente en el convenio de Vergara, que se firmó en Oñate (Guipúzcoa) el 29 de agosto de 1839 entre el general liberal Espartero y trece representantes del general carlista Maroto, con el que se puso fin a la Primera Guerra Carlista en el norte de España. El convenio quedó confirmado con el abrazo que se dieron Espartero y Maroto, el 31 de agosto de 1839, ante las tropas de ambos ejércitos reunidas en Vergara.

A continuación, Alesón fue enviado al frente de Aragón, donde tomó el mando interino de la 3.ª División, sosteniendo, a mediados de diciembre de 1839, un sangriento encuentro con las fuerzas del rebelde Llangostera en las inmediaciones de Berga. En 1840 continuó la persecución del enemigo por Ejulve (Teruel), Cabra (Teruel) y Palomar (Teruel), hasta el 22 de febrero de 1840, que, con toda la División, dirigida por el general Joaquín Ayerve, concurrió al sitio del fuerte de Segura, en el que permaneció toda una semana hasta que se rindió.

Sin apenas descanso, el 9 de abril atacó el pueblo de Mirambel (Teruel), donde se hallaban cinco batallones enemigos al mando del brigadier García a los que expulsó de las posiciones que ocupaban. Tres días después participó con su brigada en la ocupación de Horcajo (Cuenca), desalojando a los batallones de la facción valenciana que ocupaban aquella villa, y el 28 de abril de 1840 haría lo propio en la Iglesuela (Teruel). Poco más tarde, el 15 de mayo de ese año, participó en el sitio de la plaza de Chiva de Morella (Valencia), hasta su capitulación finalizando mayo.

El 2 de junio de 1840, salió del campamento de Morella con toda la división, dirigiéndose a Cataluña, en cuya provincia persiguió y obligó a algunos cabecillas, como Tristany o Cabrera, a refugiarse en Francia.

Atanasio de Alesón fue promovido entonces al empleo de mariscal de campo de los Ejércitos Nacionales, por los méritos y servicios prestados en la campaña de Aragón.

A lo largo de estas campañas militares ganó tres cruces de San Fernando de 3.ª y una de 5.ª clase: en Santoña (2 de enero de 1839), Peña del Moro (30 de abril de 1839), Fuerte de Segura (22 de febrero de 1840) y en Álava (octubre de 1841), respectivamente.

Durante la Regencia de Espartero (1841-1843), años marcados por las tensiones internas en el partido progresista y por las conspiraciones alentadas por la reina María Cristina desde el exilio, en septiembre de 1841, este artillero fue nombrado segundo cabo de la Capitanía General de Castilla la Vieja. Poco después, en el mes de octubre, pasó por disposición del Gobierno con las tropas del distrito a las provincias del norte, donde fue destinado como jefe del Estado Mayor General del Ejército, cargo que desempeñó hasta fin de octubre que se retiró por haber sido nombrado capitán general del 8.º Distrito Militar, cargo que iba a desempeñar hasta mayo de 1843, en que por decreto fue nombrado inspector general de Infantería, destino en el que permaneció hasta su renuncia el 23 de julio de ese mismo año.

En el período que se extiende entre 1844 y 1854, coincidente en el tiempo con la Década moderada en la que Isabel II fue proclamada mayor de edad a los 13 años, Atanasio de Alesón estuvo de cuartel hasta que fue designado capitán general de Castilla la Vieja, pasando luego con igual cargo a Andalucía.

Precisamente en 1854, alcanzó el grado de teniente general.

Durante el segundo período moderado (1856-1868) en agosto de 1856, se le nombró gobernador y capitán general de Filipinas y, sin embarcarse, fue relevado del cargo en octubre de ese mismo año, ocupando de nuevo la Capitanía General de Andalucía.

La reina Isabel II, no obstante, le compensó por carta de 21 de septiembre de 1856 con las mercedes de vizconde de Alesón y el condado de Peña del Moro, esta última en alusión a la batalla que libró contra los carlistas. En 1858, se le confirió el mando de la Capitanía General de Galicia y más tarde, en noviembre de 1859, fue nombrado general en jefe del 4.º Ejército, cargo que se creó en esta fecha y que desempeñó hasta su supresión en julio del año siguiente.

Por fin, el 13 de agosto de 1862 fue nombrado director general de Artillería, llegando así a la cumbre de la jerarquía artillera, y dos años más tarde, el 30 de julio 1864, se le ve como ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, hasta el 21 de diciembre, que presentó su dimisión por razones de salud. No obstante, de nuevo, el 25 de junio 1865, ocupó la vicepresidencia del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, encargándose después de la presidencia de este alto Cuerpo por ausencia del titular.

En junio de 1866, fue nombrado comandante general del Cuerpo y Cuartel de inválidos y, en mayo de 1868, consejero de Estado y presidente de la Sección de Guerra y Marina, destino que ocupó hasta octubre, momento en el que finalmente se aceptó su renuncia.

El ocaso de este militar español coincide con el exilio de la reina Isabel II, tras la revolución antidinástica, denominada “La Gloriosa”. De este modo, pasó sus últimos días en el cuartel de Madrid hasta el 4 de noviembre de 1871, en que tuvo lugar su fallecimiento.

 

Bibl.: A. Carrasco y Sayz, Icono-biografía del Generalato español, Madrid, Imprenta del Cuerpo de Artillería, 1901; J. Vigón, Historia de la Artillería Española, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1947; F. Fernández Bastarreche, El Ejército Español en el siglo XIX, Madrid, Siglo XXI de España Editores, 1978; J. Cepeda Gómez, “El acceso de los Generales al poder político (1834-1840/1843)”, en La era isabelina y el sexenio democrático (1834-1874), en J. M.ª Jover Zamora (dir.), Historia de España de Menéndez Pidal, t. XXXIV, Madrid, Espasa Calpe, 1981; A. Bullón de Mendoza, La primera guerra carlista, Madrid, Actas, 1992; M.ª D. Herrero Fernandez-Quesada, “La Artillería de la primera guerra carlista”, en VV. AA., Al pie de los cañones. La Artillería española, Madrid, Tabapress-Ministerio de Defensa, 1994, cap. IX.

 

María Dolores Herrero Fernández-Quesada