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Miguel Jerónimo Suárez y Núñez

Biografía

Suárez y Núñez, Miguel Jerónimo. Madrid, c. 1733 – 21.XII.1791. Escritor y traductor, impulsor de escuelas y talleres de formación profesional. Archivero y agente fiscal de la Real Junta de Comercio, Moneda y Minas.

Por el informe de sus méritos y servicios, conservado en el Archivo Histórico Nacional, se sabe que durante ocho años tuvo “Casa de Comercio” abierta en Sevilla, por cuenta de la conocida empresa gaditana Uztáriz, Vélez y Cía. Por estas fechas debió de escribir un texto original, que se conserva inédito en la Biblioteca Colombina, cuyo título es: Censura de la sátyra. Examen de algunas objeciones contra las costumbres de este Siglo, y Apología de la conducta de nuestras Damas Españolas, principalmente de las Damas Gaditanas.

Con algunas reflexiones sobre la educación de la infancia. Se muestra como exigente moralista, que defiende la buena educación, tanto de niños como de niñas, como base de la conducta de la persona adulta, permitiendo más libertad y formación a las mujeres, en contra de los críticos satirizantes de la época.

Sin motivo aparente, en 1764, su vida dio un giro inesperado, pasando, con treinta años cumplidos, a El Puerto de Santa María (Cádiz) donde fue director general de las fábricas de seda de la Concepción. En el año 1766 viajó por España, “recorriendo todas las Fábricas, Industrias y Manufacturas, averiguando las causas del atraso de algunas”, en especial de Andalucía, Valencia y Aragón. Viaje que completó después con otro a Cataluña y Francia para instruirse en la tintura de telas, especialmente de la seda. En El Puerto de Santa María estableció una escuela de hilaturas, donde aprendieron más de seiscientas mujeres de la localidad, pobres en su mayoría, antes de que las Sociedades Económicas comenzaran a crear, con el mismo espíritu, las llamadas “escuelas patrióticas”, orientadas a la formación profesional femenina, para la modernización de la artesanía y la industria, especialmente la textil.

Esta animosa manifestación de “patriotismo” era la misma que había proclamado como bandera de la Ilustración española la benemérita Sociedad Bascongada de los Amigos del País, fundada en 1765. No es extraño que con esta identidad de propósitos Suárez y Núñez figure ya, en fecha tan temprana como 1770, como profesor y miembro “de mérito” de la Bascongada.

Al año siguiente, cuando publicó sus primeros libros, menciona su pertenencia a esta Sociedad, pero también a las de Galicia, Baeza y Jaén y Económica de Madrid, además de miembro de la Academia Latina Matritense y honorario de la Sevillana de Buenas Letras. Desde 1772 figura como archivero de la Real Junta de Comercio, Moneda y Minas de Madrid, que le encargó la traducción de obras francesas de diversas técnicas industriales. Comenzó sus publicaciones en 1771 con la traducción del Arte de hacer las indianas de Inglaterra, de Delormois; el Arte de la tintura de sedas, de Macquer, y el Arte del sombrerero, de Nollet.

Continuó en los años siguientes publicando su obra más popular, la Colección general de Máquinas, versión española, con 54 láminas a cargo de grabadores como Palomino, Giraldo y Albiztur, de lo publicado en francés por la Academia de Ciencias de París (1773); el Arte de cultivar las moreras (1776); el Arte del cerero (1777) de Duhamel du Monceau; el Arte de hacer el papel (1778) de Lalande; el Arte de convertir el cobre en latón (1779) de Gallon y Duhamel; el Ensayo sobre el blanqueo de los lienzos (1779) de Home, y las Memorias instructivas y curiosas sobre Agricultura, Comercio, Industria, Economía, Chymica y Botánica, en doce volúmenes (1778-1791), todas ellas “utilísimas”, en palabras de Bernardo de Iriarte.

En los últimos cinco años de su vida tradujo dos textos de Química, uno de Química teórica (1784) de Macquer, y el otro de Química docimática (1791) de Ribacourt; además dio a la luz un Tratado de Letras de Cambio (1788) en dos volúmenes, y un libro devoto, El consuelo del cristiano (1785), del abate Roissard, cuya venta masiva le compensaba de las obras técnicas, que tenían poca salida en el pueblo español, tan remiso a las novedades científicas.

La Real Junta de Comercio le sustituyó como archivero en 1779, nombrando para el cargo a Eugenio Larruga. Pero su actividad principal estuvo vinculada desde 1776 a la Real Sociedad Económica de Amigos del País, desde cuya secretaría de Artes y Oficios elaboró numerosos informes sobre estatutos gremiales y muestras de artesanía. Fue el propio Campomanes quien propició su ingreso en la Económica Matritense, al exponer a los primeros socios que sería un miembro útil para las traducciones que se pretendían.

Se le admitió en la última Junta de diciembre de 1775, como “socio de mérito”, eximiéndole de la cuota anual, por sus escasas rentas. En abril del año siguiente ya fue nombrado secretario de Artes y Oficios, encargo que desempeñó con ilusión y dedicación durante poco más de seis años, al cabo de los cuales hubo de dimitir porque no podía costear de su bolsillo, como era usual, los gastos de papel, tinta y archivo que el cargo llevaba anejos. Solicitó ayuda económica para poder proseguir con sus traducciones, apoyo institucional para promover la venta de sus libros o un nuevo puesto remunerado. A pesar de su buena disposición no consiguió sus objetivos hasta 1784, año en que Carlos III creó para él la plaza de agente fiscal de la Real Junta de Comercio, empleo en el que le sorprendió la muerte, el 21 de diciembre de 1791.

Se conservan su partida de defunción, un poder para testar a su esposa, María Josefa Gutiérrez Navarrete, una declaración de pobreza y el testamento, en el que deja por heredero universal de sus pobres pertenencias a su único hijo, Miguel María, casado con Rita de Castro, cuya dote había consistido en 4500 reales en efectivo.

Vivía en la madrileña calle de la Magdalena, junto al palacio de Perales. Fue enterrado en su parroquia de San Sebastián, “en secreto”, como reza la partida de defunción.

A la hora de su muerte era presidente de la Real Sociedad Económica Matritense el todopoderoso conde de Floridablanca, que no se preocupó de atender a su viuda, ni de que su muerte figurara en las actas de la Sociedad, a la que Miguel Jerónimo había dedicado las mejores horas de su corta vida.

 

Obras de ~: Censura de la sátyra, 1763 (inéd.); Arte de hacer las indianas de Inglaterra, Madrid, Imp. de la Gazeta, 1771; Arte de la tintura de sedas, Madrid, Blas Román, 1771; Arte del sombrerero, Madrid, Andrés Ramírez, 1771; Colección general de máquinas, Madrid, Andrés Ramírez, 1773; Arte de cultivar las moreras, Madrid, Pedro Marín, 1776; Memoria sobre Artes y Oficios, 1776, (inéd.); Arte de cerero, Madrid, Pedro Marín, 1777; Memorias instructivas y curiosas sobre Agricultura, Comercio, Industria, Economía, Chymica, Botánica, Historia natural, Madrid, Pedro Marín, 1778-1791, 12 vols.; Arte de hacer el papel, Madrid, Pedro Marín, 1778; Informe sobre Escuelas de hilados y tejidos en El Puerto de Santa María, 1779 (inéd.); Arte de teñir las lanas, Madrid, Pedro Marín, 1779; Ensayo sobre el blanqueo de los lienzos, Madrid, Pedro Marín, 1779; Arte de convertir el cobre en latón, Madrid, Pedro Marín, 1779; Memoria sobre las fábricas de medias en España, 1781 (inéd.); Nueva máquina para elevar el agua, Madrid, Pedro Marín, 1783; Noticia de sus méritos y servicios, 1784 (inéd.) [en Archivo Histórico Nacional. Estado, 2923]; Elementos de Química teórica, Madrid, Pedro Marín, 1784; El consuelo del cristiano, Madrid, Imp. Real, 1785; Tratado legal de Letras de cambio, Madrid, Joseph Doblado, 1788; Informe sobre fábrica de jabón duro, 1790 (inéd.); Elementos de Química docimática, Madrid, Antonio Fernández, 1791; Memoria acerca del lino, Valencia, 1800.

 

Bibl.: A. Elorza, “La formación de los artesanos y la ideología ilustrada”, Revista del Trabajo, n.º 24 (1968), págs. 69-283; J. Reeder, “Bibliografía de traducciones al castellano y catalán durante el siglo xviii de obras de pensamiento económico”, Moneda y Crédito, n.º 126, (1973), págs. 57-86; P. Molas, “La Junta General de Comercio y Moneda. La Institución y los hombres”, Cuadernos de Historia, IX, (1978), págs. 1-38; M. L. Donaire y F. Lafarga, Traducción y adaptación cultural: España y Francia, Oviedo, Universidad, 1991; F. Aguilar Piñal, Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, t. VII, Madrid, CSIC, 1993, págs. 769-773; A. M. Moral Roncal, “Desarrollo tecnológico y proyectismo ilustrado en la Real Sociedad Económica Matritense, 1775-1808”, Llull, 19, (1996), págs.161-176; “La Real Sociedad Económica Matritense y el fomento de la tecnología”, Torre de los Lujanes, 32, (1996), págs. 155-175; Gremios e Ilustración en Madrid (1775-1836), Madrid, Actas Editorial, 1998; J. M. Roldán Gual, “El Amigo extranjero Lalande y la manufactura del papel en el siglo xviii”, en V Seminario de Historia de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, Madrid, 1999, págs. 501-527; J. F. Ruiz Casanova, Aproximación a la historia de la traducción en España, Madrid, Cátedra, 2000; R. Sánchez Lissén y M. J. Aracil Fernández, Traducciones al español de libros de Hacienda pública (1767-1970), Sevilla, Universidad, 2001; J. Riera Palmero y L. Riera Climent, La Ciencia extranjera en la España ilustrada. Ensayo de un Diccionario de Traductores, Zaragoza, Universidad, 2003; M. J. García Garrosa y F. Lafarga, El discurso sobre la traducción en la España del siglo xviii. Estudio y antología, Kassel, Ed. Reichenberger, 2004; V. Llombart, “Traducciones españolas de economía política (1700-1812): Catálogo bibliográfico y una nueva perspectiva”, Cromohs, 9, 2004, págs. 1-14; F. Aguilar Piñal, “Un traductor de la ciencia ilustrada: Suárez y Núñez”, Cuadernos dieciochistas, 7 (2006), págs. 87-112.

 

Francisco Aguilar Piñal