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Luis de Lorenzana

Biografía

Lorenzana, Luis de. Galicia, p. m. s. XVIII – Hispanoamérica, c. 1792. Teniente de navío de la Armada y académico de Bellas Artes.

Son verdaderamente escasos los datos que se conocen acerca de la vida de Luis de Lorenzana, excepción hecha de su probable nacimiento en tierras gallegas y su cargo de teniente de navío en la Armada. Sin embargo, y tal y como él mismo hace saber, en los escasos momentos tranquilos que le dispensaba el oficio de la mar, la materia que ocupaba su pensamiento era aquélla por la que llegó a ser especialmente conocido con el paso del tiempo, la arquitectura.

Los frutos de esta pasión vieron la luz por primera vez cuando, en el año 1766, presentó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando un opúsculo que llevaba por título Tentativa de D. Luis de Lorenzana sobre un orden español de arquitectura, que le valió el ser elegido académico de mérito de dicha institución, aunque en su momento permaneció inédito. Ésta, sin lugar a dudas, es la más importante de sus aportaciones a la historia de la teoría de la arquitectura, y en ella define, explica y defiende el modo de crear un orden arquitectónico que sea típicamente representativo de lo “hispano”, entroncando con la ya extendida tradición en otros países europeos de crear órdenes nacionales de arquitectura, como por ejemplo en Francia, desde la publicación del tratado de Philibert de L’Orme (1567) y acentuado en la época de Luis XIV; Alemania, con Leonhard Christoph Sturm (1708); Inglaterra, con James Adam (1762) o la propuesta de un orden español que había realizado Sébastien Leclerc (1714).

El aspecto más novedoso del orden que propuso Lorenzana es su capitel, que habría de estar decorado con una corona de plumas sobre la que una concha vierte agua y de la que huye una serpiente. La corona representa la cabeza de una americana, en tanto que sinécdoque de América, sobre la que se vierte el bautismo cristiano, que España llevó a dicho continente, contribuyendo de esta manera a la eliminación del pecado, simbolizado por el bíblico reptil.

Asimismo, esta propuesta se caracteriza por tener la proporción que, según Lorenzana, es más agradable a la vista, 1 a 10, y que se corresponde con la de una doncella cuyo pie debía constituir la décima parte de su altura, es decir, aquella que aparece presente en los órdenes corintio y compuesto según el planteamiento desarrollado por Vignola en su más difundido tratado arquitectónico, Regola delli cinque ordini d’architettura (1562), aunque las columnas del orden español habrían de tener fuste liso por un doble motivo, simbólico y pragmático. El primero de ellos sería la evocación de la desnudez americana, mientras que el segundo vendría justificado por la comodidad de su manufactura y su mayor duración.

Por otra parte, las columnas sustentan un friso cuya estructura es muy similar a la del orden dórico, con la salvedad de que los triglifos son sustituidos por unas franjas lisas y las metopas habrían de estar esculpidas con bajorrelieves explicativos del descubrimiento, la conquista y la difusión del catolicismo en América.

De este modo, lo que Lorenzana pretendía era acercar al pueblo hispano las imágenes de esta gloriosa gesta con el fin de que se recreara en el desciframiento y el estudio de un pasado por el que toda la nación se debía sentir orgullosa.

En relación con los intercolumnios, Lorenzana propone que haya seis módulos de distancia entre cada columna, lo que se puede cumplir sin mayor dificultad en el caso de las estructuras arquitrabadas. Sin embargo, en las abovedadas habría que tener en cuenta que esta distancia de seis módulos se debe mantener y para ello el vano debería tener cinco módulos, puesto que el restante se dividiría en dos medios módulos, uno por cada una de las pilastras adosadas que habrían de sustentar el arco.

Otro de los puntos claves de esta teoría de la arquitectura consiste en que las proporciones relativas que integran la totalidad de los elementos que constituyen el orden habrían de estar en relación con los intervalos musicales cuyas respectivas inversiones producen acordes consonantes y que, según Lorenzana, son las proporciones 1 a 1, equivalente al unísono; 1 a 2, la octava; 2 a 3, la quinta justa; 3 a 4, la cuarta justa; y 4 a 5, la tercera mayor, habida cuenta que —entiende— son las proporciones que se relacionan directamente con la armonía universal, fuente primordial de la belleza.

Hay que señalar, asimismo, que la coherencia del pensamiento de Lorenzana se ve claramente reflejada en el riguroso modo en que aplica sus concepciones teóricas a los diseños artísticos, que son claro reflejo del texto que lo convirtió en miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y que le reportó una considerable fama. Una prueba de estos dos asertos es que, entre finales de 1766 y febrero de 1767, es decir, muy poco después de haber presentado su opúsculo a la Academia, el administrador del Hospital Real de Santiago de Compostela, le encargó, por una parte, el diseño del retablo del altar mayor de la capilla de la Angustia de Abajo, la actual parroquia de San Fructuoso, que fue construido según el orden español de arquitectura; le solicitó, por otra parte, que reconociese el proyecto del seminario de confesores, cárcel y consistorio que el arzobispo Bartolomé Rajoy y Losada estaba construyendo enfrente de la fachada del Obradoiro de la catedral compostelana. La opinión de Lorenzana se puede resumir en que, si se retraía la fachada del seminario de confesores, se evitaría un considerable e injustificable perjuicio que se cerniría sobre el rostro visible del Hospital Real.

Asimismo, en el año 1767 este académico fue requerido por el abad del monasterio cisterciense de Santa María de Sobrado de los Monjes (La Coruña) para proyectar el retablo del altar mayor de su iglesia, obra que nuevamente se realizó siguiendo las pautas propuestas en la gran aportación de Lorenzana a la historia de la teoría de la arquitectura.

De nuevo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y en el año 1769, fue miembro Lorenzana de la comisión que se habría de encargar de discutir la continuación de las obras de San Francisco el Grande de Madrid, comisión en la que también tomaban parte José de Hermosilla, Miguel Hernández, Ventura Rodríguez y Francesco Sabatini.

Con todo, y a pesar de la notable fama que alcanzó a lo largo de su vida, el gallego Luis de Lorenzana, teniente de navío de la Armada, académico de Bellas Artes y, especialmente, amante y teórico de la arquitectura, murió en Hispanoamérica hacia el año 1792 en la más lastimosa pobreza.

Obras de ~: Retablo del altar mayor de la capilla de la Angustia de Abajo, Santiago de Compostela, c. 1767; Retablo del altar mayor del monasterio de Sobrado de los Monjes, La Coruña, c. 1767.

 

Escritos: Tentativa de D. Luis de Lorenzana sobre un orden español de arquitectura, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1766.

 

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Carlos Pena Buján

 

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