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José Torrero y Marzo

Biografía

Torrero y Marzo, José. Zaragoza, c. 1690 – Madrid, 18.IV.1763. Funcionario y diplomático.

Nació en Zaragoza, probablemente un poco antes de 1690. Eran también aragoneses sus padres: José Antonio Torrero y Altarriba, natural de Zaragoza, y Tomasa Marzo y Cubel, nacida en Daroca. La familia, de mediana nobleza, fue felipista desde el primer momento y tuvo que sufrir vejaciones y persecuciones por parte de los partidarios del archiduque. En 1706 la casa de los Torrero en Monzón fue saqueada y destruida. Mientras varios miembros de la familia se refugiaban en Castilla, al abuelo materno Miguel Jerónimo Marzo se le encarceló durante unos meses. En 1710, después de la caída de Zaragoza, el padre de José fue arrestado y quedó prisionero en Barcelona, hasta que se le canjeó en 1712.

Por su parte en 1705 el joven José empezó a servir, de capitán, en el regimiento de dragones de Marimón (más tarde Sagunto), haciendo con él las campañas de la Guerra de Sucesión: estuvo en 1710 en las batallas de Zaragoza y Villaviciosa y entre 1710 y 1714 en los sitios de Lérida, Tortosa, Solsona, Benasque, Cardona y Barcelona, donde fue herido. Con el mismo regimiento tomó parte en la expedición de Cerdeña en 1717, hallándose en los sitios de Caller, Alguer y Castillo Aragonés. En 1719 dejó el servicio y se retiró a su familia, casándose más tarde con Mariana de Abarca y Eril, condesa de la Rosa, nieta de otro conde de la Rosa que fue teniente general y consejero de Guerra.

En fecha desconocida fue regidor perpetuo de Zaragoza y su procurador. Alguna afición tendría a las letras ya que en marzo de 1732 se le eligió académico supernumerario de la Real Academia Española (ascendió después a académico del número). Aunque se desestimó una solicitud suya a una plaza de secretario de la Cámara para los negocios de Aragón (1731), parece que obtuvo luego el corregimiento de Teruel (1 de noviembre de 1733). Pero el hecho más notable de su carrera fue su nombramiento como teniente de ayo del infante-cardenal don Luis (1742), bajo las órdenes del ayo, marqués Scotti. Retuvo este empleo cuando fue designado como consejero de capa y espada del Consejo de Indias (4 de diciembre de 1746), tomando posesión el 19 del mismo mes. El día de San Pedro del año de 1747 (29 de junio) estaba acompañando a caballo al infante en el paseo del Prado Nuevo, cuando don Luis se cruzó por dos veces con el coche de la Reina sin pararse: el incidente se achacó a Torres y, debidamente abultado, fue uno de los pretextos que se aducieron para justificar el confinamiento de la Reina Madre en San Ildefonso (23 de julio de 1747). Allí marchó también el infante con la gente de su cuarto. Entre ella estaba Torrero, quien descontento de sus condiciones de alojamiento, armó un escándalo en la oficina del aposentador y tiró al suelo a uno de sus ayudantes. Tras este “inconsiderato desacato”, el Rey desterró a Torrero a Burgos (5 de agosto) aunque a ruegos de la Reina Madre se le levantó pronto el castigo (19 de agosto). El 27 de agosto estaba de vuelta en San Ildefonso. A la muerte del marqués Scotti (8 de agosto de 1752), el Rey Católico decidió establecer una Casa para el infante y nombró al duque de Montellano como mayordomo mayor de ella (26 de agosto). Pero Torrero había aprovechado este breve intervalo para intentar mezclarse en el manejo de la hacienda de don Luis. Isabel de Farnesio subrayó “lo perjudicial que es y sería dicho Torrero por su atrevimiento e insolencia”. Y el mismo Carvajal sentenció que “la mente del Rey es que sólo mande en los criados del cuarto”. Lo único que consiguió Torrero en la nueva Casa fue el título de primer caballerizo y gentilhombre de Cámara del infante don Luis.

Al fallecer Fernando VI, la corte de San Ildefonso volvió a Madrid y Torrero, a la vez que seguía sirviendo al infante, podía atender a sus deberes en el Consejo de Indias. Parece probable que su altanería, sus pretensiones y su carácter incómodo empujaran a Carlos III y a su madre a buscar un pretexto honorable para alejarle de Madrid. El 12 de mayo de 1760, en efecto, fue declarado embajador en Portugal, con retención de sus anteriores empleos. Era una comisión de confianza, ya que, a más de estrechos vínculos familiares entre ambas Cortes, persistía el espinoso problema de la aplicación del tratado de límites. Nombrado oficialmente el 26 de junio, recibió su instrucción el 26 de septiembre y llegó a Lisboa el 30 de octubre del mismo año. Su tarea se complicó inesperadamente a raíz de la firma del pacto de familia entre España y Francia (15 de agosto de 1761) y de la convención secreta que le acompañaba, cuyo artículo 6 estipulaba que a Portugal se le obligaría a cerrar sus puertos a los ingleses. Junto a su colega francés, le tocó a Torrero el ingrato cometido de presentar al Gobierno portugués un ultimátum disfrazado con protestas de amistad (16 de marzo de 1762). Rechazado el ultimátum (20 de marzo), Torrero pidió sus pasaportes (23 de marzo) y marchó el 25 rumbo a España, siendo detenido algunos días en la frontera (en Estremoz), hasta la llegada de su colega portugués que regresaba a Lisboa. De vuelta a Madrid, Torrero se reincorporó al Consejo de Indias el 14 de junio de 1762, ascendiendo a camarista de él el 7 de septiembre siguiente, pocos meses antes de su fallecimiento.

En fecha desconocida había casado en segundas nupcias con Mariana Monserrat, emparentada con la familia de los marqueses de Cruilles. De ninguna de sus esposas tuvo sucesión. Dejó una cuantiosa fortuna parcialmente investida en acciones de las compañías de Zaragoza y La Habana. Con parte de la herencia Manuel Monserrat fundó una capellanía en la Iglesia de San Ildefonso.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Dirección General del Tesoro, invent. 16, g. 22, leg. 51; Tribunal Mayor de Cuentas, legs. 2069, 2074, 2081; Archivo Histórico Nacional, Estado, legs. 3541, 4821, 4825, 4844.

G. Bernard, Le Secrétariat d’Etat et le Conseil espagnol des Indes (1700-1808), Genève-Paris, Droz, 1972; M. Burkholder, Biografical Dictionary of counsilors of the Indies (1717- 1808), New York, Greenwood Press, 1986; D. Ozanam, Les diplomates espagnols du xviiie siècle, Madrid-Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays ibériques, 1998.

 

Didier Ozanam

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