Calvo, Laín. ?, ú. t. s. ix – p. t. s. x. Juez de Castilla.
La mención de Laín Calvo, antepasado del Cid y legendario juez de Castilla, cuya existencia habría que colocar a principios del siglo x, se presenta ligada a la leyenda de los jueces de Castilla, en la que Laín Calvo, junto con Nuño Rasura, forman el dúo de los míticos jueces elegidos un día por los castellanos para administrar justicia. Los nombres de Laín Calvo y Nuño Rasura han sido transmitidos por cuatro fuentes tardías, cada una de ellas en forma diversa.
El testimonio más antiguo sobre Laín Calvo no lo relaciona para nada con la leyenda de los jueces de Castilla, sino que se limita a presentarlo en la genealogía del Cid Campeador como el primero de los antepasados conocidos del héroe castellano; si se designa al tatarabuelo como tercer abuelo, Laín Calvo habría sido el quinto abuelo por una línea y el sexto por otra.
He aquí la línea varonil de los antepasados de Rodrigo Díaz de Vivar según la presenta la Historia Roderici, escrita en el primer tercio del siglo xii: Rodrigo Díaz de Vivar, Diego Laínez, Laín Núñez, Nuño Laínez, Laín Fernández, Fernando Laínez y Laín Calvo. Si el Cid había nacido hacia 1048, su quinto abuelo habría vivido hacia el último tercio del siglo ix y primero del x, coincidiendo con los reinados de Alfonso III y sus hijos.
La Crónica Najerense, que se puede datar en el último tercio del siglo xii, también recoge el nombre de otro de los presuntos jueces, el de Nuño Rasura, mencionándolo como el segundo antepasado conocido de Fernán González, aunque omite el nombre del otro juez, Laín Calvo; he aquí cómo enumera dicha crónica a los antepasados de Fernán González: “Es de saber que Nuño Belchédiz engendró a Nuño Rasura, Nuño Rasura engendró a Gonzalo Núñez, Gonzalo Núñez engendró al conde Fernán González, que liberó a los castellanos del yugo de la dominación leonesa”. Según esta genealogía, Nuño Rasura habría sido el abuelo de Fernán González y habría vivido en la segunda mitad del siglo ix, pero es de notar que la Crónica Najerense, lo mismo que la Historia Roderici, ignoran la existencia de los tales jueces en Castilla.
El nombre de Laín Calvo se vuelve a encontrar en otra genealogía del Cid Campeador junto con otras breves piezas históricas en la versión sistemática del Fuero General de Navarra, entre el cuerpo de su primera redacción y la adición incorporada en 1330 por el rey Felipe III de Evreux. La genealogía cidiana escrita en el romance navarro-aragonés cabe datarla por los datos intrínsecos entre los años 1157 y 1194, aunque puede considerarse más próxima a esta segunda fecha; en ella se encuentra la más antigua mención relativa a los jueces de Castilla, ya que Laín Calvo es presentado como uno de esos jueces: “Est es el linage de Rodric Díaz, el Cambiador, que dizían mo Zid el Campeador, como ueni dreytamentre de linage de Laín Cabo, compaynero de Nueno Rasuera e foron amos iudices de Castela. De linage de Nuenno Rasuera uino l’Emperador, de linage de Laýn Calbo uino Meu Zit, el Campiador”. A continuación expone la genealogía desde Laín Calvo hasta el Cid, incurriendo en alguna inexactitud u omisión con relación a la misma genealogía expresada en la Historia Roderici.
La cuarta fuente ofrece ya la leyenda de los jueces de Castilla más elaborada, presentando ahora a los dos jueces como antepasados del emperador Alfonso VII y del Cid Campeador, Nuño Rasura del primero y Laín Calvo del segundo. Se trata del Liber regum o Codex villarensis, manuscrito de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza, que ha sido datado por Manuel Serrano y Sanz como escrito en los dos primeros tercios del siglo xiii, y que nos presenta el episodio de los jueces de Castilla: “Quando fo muerto el rei don Fruella regnó el rei Alfonso el Casto [...] Est rei don Alfonso no lexó filio nenguno, ni non remasó omne de so lignage que mantouiesse el reismo et estido la tierra assí luengos tiempos. E pues acordáronse et eslieron dos iudices —porques cabdellsen destos dos iudices— el uno ouo nomne Nunno Rasuera et el otro ouo nomne Laín Calbo. Del lignage de Nunno Rasuera uino l’Emperador de Castiella e del lignage de Laín Calbo uino Mío Cith, el Campiador”.
La elaboración más completa de la leyenda de los jueces de Castilla consta en la crónica del arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, que presenta la elección de los dos jueces como resultado de las injurias que los castellanos tenían que sufrir de parte de los leoneses y nos ofrece alguna nota sobre la manera de ser del supuesto Laín Calvo: “[...] ligieron a dos caballeros, no de los más poderosos, sino de los más prudentes y los designaron como jueces para que por su juicio se resolvieran las discusiones de la tierra y los litigios de los querellantes. Uno fue Nuño Núñez, llamado Rasura, hijo de Nuño Bellídez; el otro se llamaba Laín Calvo, pero este se ocupaba poco, o más bien nada, de los juicios, sino que estaba consagrado a las armas y a la milicia; además estallaba fácilmente en ataques de ira y no soportaba en paz la variedad de los pleitos, lo que no es propio de un juez”. La leyenda de los jueces de Castilla se había ya inflado y así pasaría a la Primera Crónica General del rey Alfonso X el Sabio, y desde ésta a todas las historias de España casi hasta nuestros días.
Los creadores de la leyenda no se pusieron de acuerdo en situarla en una época determinada; puede verse cómo el Codex villarensis ubica a los jueces, muerto ya Alfonso II (842), cuando estuvo la tierra largo tiempo sin rey, hecho absolutamente falso, pues a Alfonso II le sucedieron sin interregno alguno Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III. En cambio, Rodrigo Jiménez de Rada sitúa a los jueces después del reinado de Fruela II (925). Es lo mismo, pues como ya en su día declaraba el padre Flórez y más tarde insistieron Galo Sánchez, Claudio Sánchez-Albornoz y, sobre todo, José María Ramos Loscertales, la existencia de tales jueces es opuesta a todo lo que se sabe del derecho castellano y de la situación política de Castilla durante los siglos ix y x, lo mismo después de Alfonso II que de Fruela II.
¿Qué queda, pues, de realidad en torno a la existencia de Laín Calvo? Desde luego hemos de rechazar la existencia de Laín Calvo como juez de Castilla, pero en cambio es posible, aunque nunca se sepa con certeza, que Laín Calvo fuera el primer antepasado conocido del héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar, a pesar de la dificultad, con que tropezaría el autor de la Historia Roderici para remontarse cinco o seis generaciones en la familia. Sin embargo, el autor de esta biografía cidiana, tan próxima a su héroe, que contó con documentos conservados en la familia de Rodrigo, pudo muy bien tener ante sí alguna nota relativa a los antepasados familiares del mismo elaborada por éstos. Más tarde, del Laín Calvo, antepasado real e histórico de Rodrigo Díaz de Vivar, tomaría su nombre el autor de la leyenda para convertirlo en uno de los dos jueces de Castilla.
Bibl.: E. Flórez, España Sagrada, Madrid, Oficina de Pedro Marín, 1771, págs. 59-66; G. Sánchez, “Para la historia de la redacción del antiguo derecho territorial castellano”, en Anuario de Historia del Derecho Español (AHDE), 6 (1929), págs. 260- 320; C. Sánchez-Albornoz, “Orígenes de Castilla. Cómo nace un pueblo”, en Revista de la Universidad de Buenos Aires, 1, 1 (1943), pág. 293; J. Pérez de Úrbel, Historia del condado de Castilla, I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1945, págs. 143-180; J. M. Ramos Loscertales, “Los jueces de Castilla”, en Cuadernos de Historia de España (CHE), 10 (1948), págs. 75-104; C. Sánchez-Albornoz, “Observaciones a la Historia de Castilla de Pérez de Úrbel”, en CHE, 11 (1949), págs. 139-152; J. Pérez de Úrbel, El condado de Castilla, I, Madrid, Siglo Ilustrado, 1969: págs. 123-153; García- Gallo, “Las versiones medievales de la independencia de Castilla”, en AHDE, 54 (1984), págs. 253-294; G. Martin, Les juges de Castille. Mentalités et discours historique dans l’Espagne médiévale, Paris, Klincksieck, 1992; G. Martínez Diez, El Cid Histórico, Madrid, Planeta, 1999, págs. 38-45; F. J. Peña, Mitos y leyendas. Historia y poder. Castilla en sus orígenes y en su primer apogeo (siglos ix-xiii), Burgos, Universidad, 2003.
Gonzalo Martínez Diez, SI
