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José María Nemesio Otaño Eguino

Biografía

Otaño Eguino, José María Nemesio. Azcoitia (Guipúzcoa), 19.XII.1880 – San Sebastián (Guipúzcoa), 29.IV.1956. Compositor, musicólogo y profesor.

Fue el sexto de los siete hijos que tuvo el matrimonio formado por José Luis Otaño Aguirre y María de las Mercedes Eguino Larrañaga. Desde muy joven prestó gran interés por la música mostrando una gran capacidad de memoria que le llevó a componer su primera obra a los seis años. Se formó con maestros de su pueblo natal y de los alrededores. A los quince años, ingresó en la Compañía de Jesús en Loyola (Guipúzcoa), donde su destreza al piano le llevó a conseguir el puesto de organista del santuario. El curso 1900-1901 sirvió para perfeccionar sus conocimientos humanísticos en Burgos con Federico Olmeda, quien le indujo al canto popular.

Entre 1903 y 1907 residió en Valladolid, donde acogió de buen grado la restauración de la música sacra iniciada por Pío X a raíz de su Motu Propio de 1903. Para ello, promulgó en 1905 un reglamento sobre música sagrada para la archidiócesis de Valladolid y dos años después el Primer Congreso Nacional de Música. El gran éxito de este Congreso se reflejó en la fundación de la revista Música Sacro Hispana que fue ampliando sus contenidos hasta su desaparición en 1922. Sus colaboraciones en esta publicación fueron recogidas en un Repertorio músico, que tuvo una considerable difusión en España y en Hispanoamérica.

En 1910 fue enviado a la Universidad de Comillas (Cantabria), donde emprendió la reforma de la Schola Cantorum, imitada después en todos los seminarios de España y en las casas de religiosas y religiosos. Aquí compuso muchas de sus mejores obras polifónicas, tanto religiosas como profanas. Entre las primeras, se destacaron la antífona Cantantibus organis (1910), el Ave María de Azcoitia (1911), el Miserere “grande” (1913-1914), los Responsorios de Semana Santa (1915-1916), los himnos Venite populi y Iesu corona Virginum (1918). Entre las segundas, Suite Vasca (1910-1912) y Negra sombra (1913).

En 1919, y con motivo de un reajuste organizativo jesuítico, fue enviado a Burgos para intentar fundar una Escuela Superior de Música Sagrada, aunque fracasó; pero eso no le impidió seguir con su actividad compositora, como la versión coral y orquestal de la Marcha Real (1921) con motivo del séptimo centenario de la Catedral de Burgos. Esta pieza fue del agrado de Alfonso XIII, que le encargó un estudio sobre la historia de la marcha y de la música militar española en general. En 1922 fue enviado a San Sebastián con el cometido de organizar las actividades religiosas y culturales (como la fundación del Círculo de Caballeros de San Ignacio, el Salón Novedades o el Centro de Cultura Femenina), dejando apartada su pasión musical.

Con la disolución de la Compañía de Jesús, Otaño abandonó su comunidad de San Sebastián y las obras apostólicas y culturales que realizaba. Los convulsos acontecimientos de esos años afectaron a su salud, que se volvió frágil. Hasta la Guerra Civil vivió en casa de un hermano en Azcoitia, donde compuso Tota pulchra y Miserere de Azcoitia. A partir de 1933 empezó a dar conferencias en diferentes auditorios de gran relevancia por sus aportaciones a los musicólogos y músicos sobre el folclore montañés y gallego.

En los años de la guerra publicó numerosos artículos sobre la historia de la Marcha Real y sobre la música militar española en general gracias a las aportaciones recogidas años antes tras su encuentro con Alfonso XIII. En agosto de 1937 fue llamado por el bando nacional para preparar un cancionero patriótico, que no se llevó a cabo, aunque sí elaboró en 1939 Toques de guerra del Ejército español.

Ese fue el inicio de su visualización como gran musicólogo español representando al país en diferentes foros internacionales, como el Cuarto Congreso Internacional de la Sociedad Internacional de Musicología en Nueva York. Desde su privilegiada posición, intentó ayudar a diferentes músicos españoles en sus problemas, como a Falla, de quien se conservaba una extensa documentación epistolar en su archivo personal en Loyola. En 1940 fue nombrado director del Conservatorio, se le encomendó la dirección de la revista Ritmo y fue designado presidente de la Orquesta Filarmónica. Su trayectoria se vio reconocida con la obtención de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio el 11 de septiembre de 1941, y su elección como académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el 22 de abril de 1940 sustituyendo a Emilio Serrano, ingresando el 21de junio de 1943 con la lectura de El P. Antonio Eximeno: estudio de su personalidad a la luz de nuevos documentos.

Durante estos años colaboró con los Ministerios de Educación y de Hacienda, lo que agravó su salud y le impidió continuar con sus composiciones musicales. Presentó su dimisión; pero ésta le fue denegada incluso cuando ya había sobrepasado la edad de jubilación. En 1951 se retiró definitivamente al Colegio jesuita donostiarra tras ser destituido de su puesto como director del Conservatorio, lo que le produjo una de las más grandes decepciones de su vida.

Estos últimos años de su vida los dedicó a recopilar todas sus composiciones y escritos para una futura publicación. En noviembre de 1954 tuvo lugar su última aparición pública con su asistencia al Quinto Congreso Nacional de Música Sagrada, donde cedió el testigo al director de la revista Tesoro Sacro Musical, el padre Manzárraga. Falleció en el Colegio de San Ignacio de San Sebastián el 29 de abril de 1956, contento de “dejar la música sagrada en buenas manos”.

 

Obras de ~: Cantantibus organis, 1910; Suite Vasca, 1910- 1912; Ave María de Azcoitia, 1911; Negra sombra, 1913; Miserere “grande”, 1913-1914; Responsorios de Semana Santa, 1915-1916; Venite populi, 1918; Iesu corona Virginum, 1918; Tota pulchra, c. 1932; Miserere de Azcoitia, c. 1932.

Escritos: La música religiosa y la legislación eclesiástica, Barcelona, Musical Emporium, 1912; El canto popular montañés, conferencia en el Teatro Principal (14 de abril), Santander, 1915; Toques de guerra del Ejército español, Burgos, Radio Nacional de España, 1939; El P. Antonio Eximeno: estudio de su personalidad a la luz de nuevos documentos, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1943.

 

Bibl.: J. Subirá, “Necrología, Rdo. P. Nemesio Otaño y Eguino”, en Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, n.º 5 (1957), págs. 33-38; “El Padre Otaño”, en ABC, 1 de mayo de 1958, pág. 41; J. I. Alberdi Egaña, “Primer centenario del nacimiento del P. Nemesio Otaño Eguino, Azcoitia (1880-1980)”, en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, t. XXXVII, n.º 3-4 (1981), págs. 571-586; J. López-Calo, “Otaño Eguino, José María Eguino”, en E Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. VIII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, págs. 293-295; Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Biográfico-Temático, Roma-Madrid, Institutum Historicum-Universidad Pontificia Comillas, 2001; A. García Sánchez, “José María Nemesio Otaño Eguino (1880-1956): una aportación a la verdadera reforma de la música religiosa en España”, en Revista de Musicología, vol. XXXII, n.º 1 (2009), págs. 475-489.

 

Diccionario Biográfico Español