Manrique de Lara, Francisco. Nájera (La Rioja), 1503 – Toledo, 11.XI.1560. Capellán real, diplomático, obispo.
Era hijo natural del gran duque de Nájera, Pedro Manrique de Lara El Forte, habido con Inés de Mendoza y Delgadillo. Por sus condiciones naturales y por voluntad expresa de su padre al morir en 1515, fue destinado para la carrera eclesiástica. Fue educado por su tío, obispo de Burgos, cardenal Íñigo López de Mendoza y Zúñiga, el cual, viéndole joven tan apuesto, lo mandó al frente de trescientos imperiales contra las huestes de los comuneros.
Dejó el estado secular y se dedicó al eclesiástico.
Carlos V le hizo capellán mayor de la Real Capilla de Granada y mandó que le dijese misa cuando estaba en la Corte, por su venerable prestancia y por el modo devoto con que la decía. En 1529 pasó a Italia y Alemania acompañando al Emperador, y fue nombrado embajador de España cerca del rey de Francia, en busca de la concordia y de la paz, al tiempo de la conquista de Argel.
En recompensa a tan importantes servicios, fue propuesto para la sede episcopal de Orense, de la que tomó posesión el 29 de marzo de 1542, ocupándola por espacio de catorce años, hasta 24 de abril de 1556, donde tuvo una intensa actividad pastoral que culminó con la celebración de dos sínodos consecutivos, el 12 de abril de 1543 y el 22 de abril de 1544.
La resolución más práctica de estos dos sínodos fue sin duda la impresión del volumen de Constituciones antiguas, a las que se añadieron ahora las de 1543 y 1544. Con ello se daba a los sacerdotes un código de normas, al que precedía una interesante y amplia Carta sinodal del obispo Manrique de Lara. Se imprimieron mil ejemplares de dicha Carta, más otros quinientos con el volumen de las Constituciones antiguas y modernas, precedidas de la luminosa Carta, todo lo cual fue distribuido ampliamente por las iglesias del Obispado. El impresor fue el famoso extremeño, afincado por entonces en Orense, Vasco Díaz Tanco de Fregenal. Con ello se subsanaba la “gran falta de libros” que advirtiera el prelado en la visita pastoral que “por su persona” había hecho previamente tan celoso y clarividente prelado, como advierte en la “Epístola preliminar” el citado editor.
En otro orden de cosas, Manrique de Lara acompañó al infante Fernando, hermano de Carlos V, al ser coronado rey de Hungría y Bohemia. También asistió a las sesiones XIII y XIV del Concilio de Trento en el otoño de 1551 que trataron de temas tan importantes como los sacramentos de la eucaristía, de la penitencia, de la extremaunción y del decreto de la reforma de la Iglesia.
En 1556 Manrique de Lara fue trasladado a la sede de Salamanca que ocupó hasta 26 de junio de 1560, inaugurando la catedral nueva el 25 de marzo de dicho año. Promovido a la importante diócesis de Sigüenza, una de las más esclarecidas de España, falleció en Toledo, y fue sepultado en la iglesia de San Juan de los Reyes, cuando se dirigía a la toma personal de posesión de su nueva sede, que le esperaba con gran regocijo, pues hacía largos años que era gobernada por obispos no residentes, y con su presencia auguraban todos una nueva era de esplendor. En Sigüenza se le hicieron solemnes y sentidas honras predicando la oración fúnebre el doctor Francisco Vellosillo el 24 de noviembre de 1560.
Obras de ~: Carta Sinodal, Orense, 1544 (ed. crítica de A. García y García, Synodicon Hispanum, vol. I, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1981, págs. 149-164); Sínodos de 1543-1544, Orense, 1544 (ed. crítica de A. García y García, op. cit., págs. 164-256).
Bibl.: E. Flórez, España Sagrada, vol. XVII, Madrid, Antonio Marín, 1770, trat. LVII, cap. VI; C. Lanfredino (ed.), Canones et decreta [...] Concilii Tridentini, Madrid, 1775, págs. 130-207; F. J. Gómez, Memoria biográfica de los varones ilustres de La Rioja, Logroño, 1884, págs. 141-144; T. Minguella, Historia de la diócesis de Sigüenza y sus obispos, vol. II, Madrid, Imprenta de la Revista de Archivos, Museos y Bibliotecas, 1912, págs. 248-250; A. García y García (ed.), op. cit., págs. 146-148.
Felipe Abad León