Fernández Palacios, Félix. Guadalajara, f. s. XIX – m. s. XX. Fotógrafo.
Hijo de un arquitecto que vivió y trabajó en esta ciudad. Se puede considerar fotógrafo aficionado, puesto que no ejerció esta actividad profesionalmente con estudio abierto al público.
Su afición a la fotografía aparece en su etapa de estudiante adolescente, de esa época ha dejado algunas imágenes de excursionismo y del asociacionismo juvenil, en torno a la Primera Guerra Mundial.
Su formación fue de delineante y su condición de sordomudo no le impidió formar parte de la plantilla de La Hispano, sociedad que dispuso de dos factorías en Guadalajara (entre 1918 y 1936) dedicadas a suministrar al Ejército español camiones y aviones. Después de la guerra trabajó en la oficina de proyectos de La Hispano Aviación en Sevilla, sociedad que recogió la actividad de las fábricas de Guadalajara.
Se sabe de él por la aparición, de una colección de positivos y clichés de cristal y acetato, en la casa de la familia, en la que vivió. Entregada en depósito al Archivo de la Diputación el año 1998, por los nuevos propietarios del edificio, fecha en la que ningún miembro de su familia pudo ser localizado, para obtener más datos.
En ella se encuentra, como en cualquier colección personal, fotos de familiares y amigos. Pero lejos de mostrar las formas de vida corriente dentro del costumbrismo, tan del gusto español, da a conocer, con juvenil entusiasmo, las nuevas actividades que el siglo XX proyectaba sobre la sociedad española de aquellas décadas, lo que induce a pensar en la existencia de un dinamismo intelectual y lúdico, en la incipiente clase media española, que discurría bajo los tradicionales convencionalismos sociopolíticos, y permite pensar que sus gustos e intereses no estaban tan lejos del progreso y modernidad centroeuropeo.
El conjunto de clichés y positivos abarca aficiones deportivas, como el boxeo, y hobbys nuevos, como el aeromodelismo. Se deduce su afición a las carreras, de bicicletas y motos, automóviles, deportes que entusiasmaban a una creciente afición, según avanzaba el reinado de Alfonso XIII. Además tiene un valor histórico, pues muestra la actividad de una ciudad, en sus múltiples facetas, pero con especial atención a dos actividades poco o nada documentadas gráficamente por otros fotógrafos: el aeródromo militar, que ha permitido localizar su ubicación, y el interior de la fábrica de vehículos de La Hispano, sin olvidar la Aerostación Militar, que contaba en Guadalajara con el Parque de Aerostación o la estación de ferrocarril, etc.
Las fotos del aeródromo militar incluyen algunos retratos magníficos de sus protagonistas, pilotos, mecánicos y soldados además de una valiosa información de fechas y nombres.
Las del interior de los talleres de La Hispano de Automóviles, muestran el prodigio de luz que se concentraba en el interior de una arquitectura industrial a base de lucernarios y que permite, en esta nítida atmósfera, advertir detalles de máquinas y vehículos en producción; formando un reportaje de los procesos de fabricación, piezas, prueba de motores, laboratorio de materiales, montaje de vehículos.
Sus fotografías vienen a llenar un hueco de la historia del reinado de Alfonso XIII en Guadalajara y da idea de la vitalidad de una sociedad abierta a nuevos rumbos en actividades deportivas y de ocio además de las tecnológicas e industriales de última generación en aquella época.
Fuentes: Centro de Fotografía y la Imagen Histórica de Guadalajara, Colección Fotográfica Latorre y Vegas.
Álvaro González Cascón
