Witerico. Flavius Witericus Rex. ?, s. m. s. VI – ¿Toledo?, IV-V.610. Rey de España (603-610).
Su antropónimo y las circunstancias conocidas de su vida han hecho pensar a algunos historiadores que el futuro rey godo era del linaje de los Amalos, junto con el del los Baltos el más noble y prestigioso entre los godos. En todo caso lo seguro es que la noble familia de Witerico en el último tercio del siglo vi tenía su asiento y riquezas en Lusitania, posiblemente en el territorio de Idanha-a-velha y el valle del Coa.
Sus orígenes familiares y su fuerza y destreza militar posiblemente permitieron que, a pesar de su juventud, Witerico ostentase el cargo de conde en una ciudad lusitana ya en 587. Esas cualidades y virtudes hicieron de Witerico en miembro decisivo de una importante conjura de nobles godos de Lusitania cuyo primer objetivo era asesinar en la Pascua (18 de abril) del 587 a Masona, metropolitano católico de Mérida, y el segundo derrocar a Recaredo, sustituyéndolo por un tal Sega; siendo la bandera ideológica de los conjurados impedir que Recaredo cambiara la política religiosa de su padre y predecesor Leovigildo, con su pacto con la jerarquía católica y subsiguiente conversión. Sin embargo el primer objetivo fracasó por la enérgica actuación de Claudio, duque de Lusitania. La inmediata traición de Witerico y su colaboración con Claudio desbarataron con rapidez toda la intentona.
Lo sucedido en Mérida en 587 convirtió a Claudio en principal apoyo laico y militar del régimen de Recaredo. Lo que indudablemente también favorecería al joven Witerico. Sería su pertenencia al grupo nobiliario dinástico lo que facilitase en el verano, del 12 de junio al 7 de julio de 603 su golpe contra el joven Liuva II, hijo y sucesor de Recaredo. Tras inhabilitarle para reinar con la ablación de la mano derecha y enviarle a un convento en un segundo momento mandaría asesinarle. Sin embargo no parece que Witerico supusiera cambio esencial en la composición del grupo nobiliario que venía dirigiendo la política goda desde Recaredo. Y carece de fundamento la tesis de un Witerico representante de un supuesto sector de la nobleza goda radicalmente opuesta a la creciente influencia de la Iglesia y nobleza hispanorromanas. Es más, Witerico contó con el apoyo de la jerarquía episcopal de la Narbonense en su conflicto con nobles godos de esa vital provincia capitaneados por el conde Bulgar.
Aunque es poco lo que sabemos de la política exterior de Witerico, y no contó con las simpatías de Isidoro de Sevilla historiador, no cabe duda que aquélla se caracterizó por su energía frente a merovingios y bizantinos.
Frente a los dominios imperiales peninsulares Witerico se aprovechó de la coyuntura favorable que representó la rebelión y caótico gobierno de Focas (602- 610), consiguiendo estratégicas ganancias territoriales en la vital área del estrecho de Gibraltar. Respecto a los francos Witerico trató de seguir la política de Recaredo, buscando apoyos a su familia y la seguridad de la Narbonense mediante alianzas con las corte de Burgundia. A tal fin en 607 se habría pactado el matrimonio entre Teodorico II de Borgoña y Ermenberga, hija de Witerico. Matrimonio que desbarató la madre del novio, la influyente Brunequilda, posiblemente en venganza por el asesinato de Liuva II, su pariente político. Un fiasco y afrenta que Witerico trató de compensar con su alianza con los enemigos de Brunequilda: Clotario II de Neustria, Teudeberto de Austrasia y el longobardo Agiulfo. El apoyo de este último también buscado por su guerra contra los bizantinos. Una cuádruple alianza que no habría dado los frutos esperados por el godo por razones que ignoramos.
A la larga la política de Witerico de afirmación del poder real frente a la nobleza laica acabaría por crear en el seno de ésta una peligrosa oposición, que el Rey no pudo conjurar con tardíos gestos de reconciliación. En abril del 610 Witerico era asesinado en un banquete a causa de una conjura tramada en seno de su propia facción nobiliaria.
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Luis Agustín García Moreno