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San Leandro de Sevilla

Biografía

Leandro de Sevilla, San. Cartagena (Murcia), c. 535 – Sevilla, c. 600. Obispo y escritor, santo.

La mayor parte de los datos biográficos conocidos sobre Leandro de Sevilla se conservan en las obras de Gregorio Magno (Epistolae, Dialogi y Moralia in Iob), Juan de Biclaro (Chronicon), Isidoro de Sevilla (el capítulo 28 de su De uiris illustribus) y Gregorio de Tours (Historia Francorum). Gracias a Isidoro, su hermano menor y sucesor en la sede metropolitana de Sevilla, se sabe que ambos tuvieron otros dos hermanos: Florentina (que estuvo al frente de una comunidad religiosa femenina) y Fulgencio (obispo de Écija).

Su padre se llamaba Severiano. Siendo aún bastante joven (c. 554), abandonó Cartagena junto con su familia, posiblemente a causa de las luchas políticas del momento entre hispano-romanos, godos y bizantinos. Se sabe también que fue monje —no se conoce dónde ni por cuánto tiempo— y que probablemente ya era obispo de Sevilla (c. 578), cuando Hermenegildo se sublevó contra su padre Leovigildo. Por esta misma época Leandro realizó un viaje a Constantinopla. A su vuelta fue a Cartagena y no volvió a Sevilla hasta alrededor del año 585. Sobre la razón que lo mantuvo varios años fuera de su sede episcopal no existen datos precisos, pero el parecer más extendido relaciona su ausencia primero con una embajada a las órdenes de Hermenegildo, tras su sublevación contra Leovigildo; y luego con las represalias tomadas por este Monarca contra los obispos no arrianos que apoyaron a su hijo. Como Isidoro habla de su destierro, se supone que lo pasó en Constantinopla, en Cartagena o en ambas ciudades.

En la primera trabó amistad con Gregorio —luego Gregorio Magno—, que vivió allí como apocrisiario de Pelagio II entre 579 y 585; en la segunda, con el obispo Liciniano. La tradición cuenta que, en su lecho de muerte, Leovigildo encomendó a Leandro el cuidado pastoral de su hijo Recaredo. Éste, ya como Rey, convocó en 589 el III Concilio de Toledo, en el que renegó públicamente del arrianismo y decretó la conversión de su reino. Leandro de Sevilla y Eutropio de Valencia fueron las personalidades más destacadas del Concilio.

Conservamos dos obras transmitidas bajo el nombre de Leandro: el De institutione uirginum et de contemptu mundi libellus y el De triumpho Ecclesiae ob conuersione Gothorum. De ellas, la primera es la única que se le puede atribuir con total seguridad. Es un tratado dividido en dos partes: una larga introducción sobre la virginidad seguida de normas y consejos de aplicación práctica sobre las virtudes y la vida monástica.

En él hace gala de una enorme erudición patrística: sus fuentes conocidas son Tertuliano, Cipriano de Cartago, Ambrosio, Jerónimo, Agustín, Casiano e incluso Benito de Nursia (es poco probable que haya utilizado el De laude uirginitatis de Osio de Córdoba, o el Annulus de Severo de Málaga). Este texto ha llegado hasta hoy en dos versiones de distinta extensión. La más breve —con diez capítulos y medio menos— es la más conocida.

Leandro es también autor del discurso De triumpho Ecclesiae ob conuersione Gothorum, también conocido como Homelia in laudem Ecclesiae. Se ha conservado junto a los cánones del III Concilio de Toledo, contexto en el que debió de pronunciarse. Ahora bien, como Isidoro no lo cita entre las obras de Leandro, hubo en el pasado quien dudó de su autoría. Se trata de un texto sólidamente estructurado desde el punto de vista retórico y también de enorme erudición: en él se adivina el conocimiento de Ambrosio (Explanatio Psalmorum), Gregorio Magno (Moralia in Iob), Casiodoro (Expositio Psalmorum) y, sobre todo, Agustín de Hipona (Epistulae, Enarrationes in Psalmos, Enchiridion, De sancta uirginitate, Sermones...). Algunos de estos autores habrían podido ser citados a través de fuentes intermedias.

Se sabe que Leandro escribió otras obras, hoy perdidas.

Isidoro habla de “dos libros contra los dogmas de los herejes”, de un “pequeño tratado sobre las creencias de los arrianos” y de innumerables cartas que tampoco se han conservado. Se conoce el tema y destinatario de dos de ellas: el bautismo, dirigida a Gregorio; y el temor a la muerte, enviada “a su hermano” (no se sabe a cuál de los dos). Por último, la atribución a Leandro de todas o muchas de las composiciones del conocido como Liber psalmographus y de la misa y oficio de san Vicente sólo es, por el momento, hipotética.

En fin, la importancia en su tiempo de Leandro como político, teólogo y hombre de letras se ve atestiguada, además de por sus obras y por su trato con monarcas y personalidades del entorno visigodo, por algunos aspectos de su relación con Gregorio Magno.

Por una parte, el sevillano fue quien alentó a Gregorio a escribir sus Moralia in Iob, razón por la cual fue su dedicatorio. Por otra, al final de su vida, Gregorio le otorgó licencia para el uso del palio en las celebraciones solemnes. Esto podría indicar que Leandro fue incluso vicario apostólico en la zona, pero no hay pruebas que lo corroboren.

 

Obras de ~: A. C. Vega, “El De institutione virginum de San Leandro de Sevilla con diez capítulos y medio inéditos”, en La Ciudad de Dios, 159 (1947), págs. 277-394 y 355-394; De institutione virginum et contemptu mundi [...], El Escorial, Typis Augustinianis Monasterii Escurialensis, 1948; J. Campos Ruiz, I. Roca Meliá (eds.) y J. Campos Ruiz (trad.), “Regla de San Leandro”, en Santos Padres Españoles II: San Leandro, San Isidoro, San Fructuoso. Reglas monásticas de la España visigoda. Los tres libros de las “Sentencias”, Madrid, La Editorial Católica, 1971; Leandro de Sevilla. De la instrucción de las vírgenes y desprecio del mundo, ed., trad., est. y notas de J. Velázquez Arenas, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1979; G. Martínez Díez y F. Rodríguez, “Homelia in laude Ecclesiae”, en La Colección Canónica Hispana, V. Concilios Hispanos: Segunda parte, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 1992, págs. 148-159; La Homilia in laudem ecclesiae de Leandro de Sevilla. Estudio y valoración, ed. y trad. de A. Gómez Cobo, Murcia, Editorial Espigas-Publicaciones del Instituto Teológico Franciscano, 1999.

 

Bibl.: J. Madoz, “Varios enigmas de la Regla de San Leandro descifrados por el estudio de sus fuentes”, en Miscellanea Giovanni Mercati, vol. I, s. l., Biblioteca Apostolica Vaticana, 1946 (reimpr., 1973), págs. 265-295; “Una transmisión del Libellus de institutione uirginum de San Leandro de Sevilla”, en Analecta Bollandiana, 67 (1949), págs. 421-423; V. Bejarano, “Observaciones sobre el latín de San Leandro”, en Emerita, 28 (1960), págs. 49-73; C. Codoñer Merino, El De uiris illustribus de Isidoro de Sevilla. Estudio y edición crítica, Salamanca, Universidad, 1964, págs. 149-150; Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (eds.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Enrique Flórez, 1972; A. Linage Conde, “Eutropio de Valencia y el monacato”, en Salmanticensis, 19 (1972), págs. 635-646; V. Bejarano, “Un aspecto del vocabulario de San Leandro: las palabras griegas”, en Durius, 1 (1973), págs. 298-300; J. Aldazábal, La doctrina eclesiológica del Liber Orationum Psalmographus. Las colectas de salmos del antiguo rito hispánico, Roma, Librería Ateneo Salesiano, 1975; U. Domínguez del Val, Leandro de Sevilla y la lucha contra el arrianismo, Madrid, Editora Nacional, 1981; J. Orlandis Rovira, Hispania y Zaragoza en la Antigüedad tardía, Zaragoza, Tipo Línea, 1984; A. de Vogüé, “Les Dialogues, oeuvre authentique et publiée par Grégoire lui-même”, en Revue d’Histoire Ecclésiastique, 83 (1988), págs. 281-348; G. Calvo Moralejo, “Presencia de la Virgen María en la Regla de san Leandro”, en Estudios Marianos, 55 (1990), págs. 175-189; VV. AA., Concilio III de Toledo: XIV Centenario, 589-1989, Toledo, Arzobispado, 1991; D. Ramos-Lissón, “Grégoire le Grand, Léandre et Reccarède”, en Gregorio Magno e il suo tempo, vol. 1, Roma, Institutum Patristicum Augustinianum, 1991, págs. 187-198; M. Artola Gallego (dir.), Enciclopedia de Historia de España, vol. IV. Diccionario Biográfico, Madrid, Alianza Editorial, 1991; I. Vélazquez Soriano, “Ámbitos y ambientes de la cultura escrita en Hispania (s. VI). De Martín de Braga a Leandro de Sevilla”, en Cristianesimo e specifità regionali nel Mediterraneo latino (sec. ivvi), Roma, Institutum Patristicum Augustinianum, 1994, págs. 329-351; U. Domínguez del Val, Historia de la antigua literatura latina hispano-cristiana, vol. II, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1997, págs. 431-478; M. C. Díaz y Díaz, “El culto de San Cipriano en Hispania”, en J. M. Soto Rábanos (ed.), Pensamiento medieval hispano. Homenaje a Horacio Santiago-Otero, vol. I, Madrid, CSIC - Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León - Diputación de Zamora, 1998, págs. 21-37; M. Martínez Pastor (ed.), Leandri Hispalensis Episcopi De institutione virginum et contemptu mundi. Léxico latino-español, Hildesheim – Zürich - New York, Olms - Weidmann, 1998; J. Orlandis Rovira, “La doctrina eclesiológica de la Homilía de San Leandro en el Concilio III de Toledo”, en Estudios de Historia Eclesiástica Visigoda, Pamplona, Eunsa, 1998, págs. 123-128; A. Gómez Cobo, “Matizaciones teológicas y políticas de Leandro de Sevilla a los discursos de Recaredo en el III concilio de Toledo”, en Carthaginensia, 15 (1999), págs. 1-30; M. C. Díaz y Díaz, “Escritores de la Península Ibérica”, en A. di Berardino (dir.), Patrología IV. Del Concilio de Calcedonia (451) a Beda. Los Padres latinos, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2000, págs. 91-93; M. Doucet, “L’Ordo expositionis dans les Moralia de Saint Grégoire le Grand”, en Bulletin de Littérature Ecclesiastique, 101 (2000), págs. 99-120; J. Niño Sánchez-Guisande, “Leandro de Sevilla”, en Compostellanum, 45 (2000), págs. 63-79; P. Castillo Maldonado, “Gastrimargia y abstinentia gulosa en la normativa monástica hispanovisigótica (I): Leandro de Sevilla”, en Florentia Iliberritana, 13 (2002), págs. 33-52; A. Gómez Cobo, “Actualización de las promesas divinas en la Iglesia Visigoda según la Homelia in laudem ecclesiae de Leandro de Sevilla”, en Carthaginensia, 18 (2002), págs. 69-113.

 

María Adelaida Andrés Sanz

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