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Nicolás Rodríguez

Biografía

Rodríguez, Nicolás. ?, f. s. XVII – ¿Panamá?, c. 1751. Ingeniero en segundo.

Nicolás Rodríguez estuvo “desde el año 1716 en la profesión de la matemática, aviendola practicado con el Brigadier Dn. Juan de Herrera y Sotomayor, Ingeniero Director de V. M. que fue en la plaza de Cartagena de Yndias, de quien fue discípulo y sirvió de su ayudante y delineador en la de Panamá”. Sirvió en Panamá con el empleo de ingeniero voluntario una vez que el brigadier Herrera regresó a Cartagena.

Ingresó en el Real Cuerpo el año 1718, continuando en Panamá hasta 1724 en que fue destinado al Callao. El 11 de febrero de 1731 ascendió a ingeniero ordinario, siendo destinado nuevamente a Panamá “empleado en todas las obras que se han ejecutado”. Construyó fortificaciones en Portovelo “después de su imbasión para el resguardo de la ciudad respecto aver demolido el enemigo sus Castillos; como también los fuertes: el Gatín y la Trinidad sobre el río Chagre […] Y las demás que se han practicado en otras partes de él”.

En 1724 el ingeniero Juan Lamarca y Alberto Mienson estaban a cargo de las fortificaciones del Callao, donde trabajaba asimismo el ingeniero Nicolás Rodríguez, más tarde nombrado ingeniero para las citadas obras de la plaza porque “se hallaba con la parte principal de su surgidero arruinada”, consiguiendo su reparación, asegurando la nueva muralla con distintas obras de pilotaje.

El capitán Rodríguez aplicó por primera vez en el Callao una ingeniosa técnica normalmente utilizada hasta hoy, consistente en la construcción de espigones que dieron origen a playas artificiales, perpendiculares a la costa. Los espigones retenían los transportes de arenas junto a la orilla recreciendo la playa, lo que permitió el recalce del cerramiento del Callao, de forma que “[e]l 22 de agosto de 1724 se dio comienzo a la construcción de ocho espigones bajo la dirección técnica del Ingeniero Militar Nicolás Rodríguez, quien en 1728 dibujó un plano con los espigones ya rellenos de arena y con unas proporciones entre la longitud y separación, que se parecen bastante a las que hoy utilizamos”. El éxito del invento fue patente, pues en 1727 gracias al crecimiento de la playa, comenzó a construirse la muralla sin peligro, levantando las cortinas de sólida mampostería, aguzando los baluartes, rehaciendo banquetas y parapetos y solando terraplenes, de forma que la plaza quedaba con sus defensas en buen estado hacia 1734.

En el plano El Presidio de El Callao antes de su ruina, de 1746, sin firma, se pueden apreciar las obras realizadas por el ingeniero Nicolás Rodríguez, antes citadas. Allí aparecen delante de los baluartes orientados al “Mar Manso” los espigones llamados “Real”, “Chiquito”, “De la plaza chiquita”, de “Guamarra” y de “Aguilar” que debían de ser los citados por el ingeniero al efectuar las obras con pilotaje. Pero más interesante es el plano de Rodríguez de 1728, dedicado al coronel Juan de Herrera y Sotomayor, en el que aparecen las calles de la ciudad en perfecta cuadrícula según lo previsto en las Ordenanzas de Población, calles que están en el interior de las murallas, dejando espacio para formar la “Plaza de Armas” y la “Plaza chiquita”; pudiendo notarse la situación de la parroquia, edificios de la administración, conventos y atarazanas: “decíase de la Plaza del Callao que era la más espaciosa, la más bella y segura de todo el Mar del Sur”.

Apenas comenzada la construcción de la nueva Panamá, para sustituir a la destruida por el pirata inglés Morgan, fue dada exención de tributos a sus pobladores durante diez años para facilitar la construcción de diversas obras públicas. Una de las más importantes era la catedral.

En 1722 Nicolás Rodríguez levantó el plano del estado de las obras del templo para ser enviado a la Corte. Diez años después estaban construidas las paredes de la capilla mayor, el crucero y resto de pilares, según una perspectiva donde se muestra en colorado lo que está construido y en amarillo lo que falta por hacer, con arreglo al plano realizado “[p]or el Capitán D. Nicolás Rodríguez, Yngeniero Militar de Panamá. Año de 1722”. Rodríguez materializaba una gran transformación respecto al proyecto anterior, al dejar fuera del rectángulo la sacristía, rompiendo la monotonía del plano previo. Lo más interesante es que el ingeniero aumentaba la perspectiva sobre el altar mayor, ahora visible desde todo el templo y también reducía la dimensión de pilares en la nave mayor cambiándolos de cruciformes a sencillos, lo que, unido a la supresión de muros de separación de capillas, convierten la catedral en un lugar más abierto y de mejor visualización.

Nuevamente Nicolás Rodríguez informaba en 1749 sobre situación de la construcción e importe hasta su terminación, acompañando el informe del Plano de la Santa Iglesia Cathedral de la Ciudad de Panamá, Capital del Reino de Tierra Firme…: Demuéstrase su estado, en todo lo que se halla de color rojo estar ya construydo, y lo de color amarillo es lo que falta á su finalisación.

A Nicolás Rodríguez le correspondió levantar un plano sobre los daños causados por el almirante inglés Vernon (1740) en el castillo de San Lorenzo de Chagres. El ingeniero Venegas y Osorio había diseñado para el referido castillo una “traza” para su reconstrucción. Los planos levantados por Nicolás Rodríguez por orden del gobernador Dionisio de Alcedo y Herrera muestran el castillo y la batería baja en la punta septentrional del río Chagres, destruidos por los ingleses en 1740. Antes de que los españoles tuvieran tiempo de reconstruirlo, Vernon lo atacaría nuevamente en 1742 para sitiar Panamá y, aunque esta vez fue rechazado el ataque, el castillo quedó destruido y el pueblo incendiado.

Con anterioridad, el 9 de abril de 1730, en un escrito del gobernador de Panamá, Manuel de Alberete (1724-1730), Rodríguez solicitaba el destino de un ingeniero militar, para realizar el traslado de la Casa de Aduana desde Cruces al sitio de la Gorgona. Se envió al ingeniero ordinario Nicolás Rodríguez que recibía el 21 de febrero de 1735 unas instrucciones de doce puntos “sobre que pasase al reconocimiento de los caminos, que de esta Ciudad se transitan a los sitios de Cruces y la Gorgona para la elección del que deba ser más conveniente”.

Rodríguez redactaba una “Relación” dirigida al presidente y capitán general de Panamá de fecha 14 de abril de 1735, acompañada de un plano de la zona entre el río Chagre y Panamá, con dibujo de los dos caminos, el existente y el proyectado por él hasta La Gorgona.

Contestaba el ingeniero en la Relación a cada uno de los puntos solicitados, resultando un documento de gran valor para estudio de la situación de aquella ruta tan fundamental. En esencia se trataba de acortar el recorrido por el río, trasladando el puerto de desembarque desde Cruces a otro anterior puerto fluvial: La Gorgona, situado aguas abajo para evitar una serie de “raudales” y dificultades de la navegación. Y para enlazar el nuevo punto de desembarque, proyectó un camino que entroncaría con el anterior existente entre Panamá y Cruces, en un lugar cercano a la capital llamado Guayabal. Al respecto, realizaba Rodríguez una reseña y descripción del camino existente hasta el pueblo de Guayabal donde se bifurcarían, y seguidamente del nuevo trayecto hasta la Gorgona diciendo que, aunque era terreno llano, para evitar inundaciones, se debía elevar las calzadas media o tres cuartos de vara, pese al inconveniente de la falta de piedra. “Se ha encontrado en uno de los repechos piedra aparente para fabricar cal”, útil para la construcción de “tres o quatro alcantarillas… que sirven de desaguaderos”, añadiendo que solo era necesario calzar “las terzias partes” del nuevo camino.

Una segunda parte es la descripción de la navegación que de Gorgona se efectúa por el río al sitio de Cruces “con demarcación de los raudales” siendo preciso pasarlos para llegar hasta Cruces, “al ser esta parte más dificultosa y peor que el anterior tramo del río”.

Sobre el costo lo evalúa diciendo que es preciso “calzar las tercias partes” del nuevo camino y dos leguas del antiguo de Panamá a Guayabal, como “ya se ha empezado a executar” con puente sobre la quebrada de Juan Díaz. En total el presupuesto importaba 31.9187 pesos, añadiendo notas finales sobre duración de la obra y descripción del plano que la acompaña.

El 20 de febrero de 1751 era ingeniero ordinario en Portobelo. Llevaba 33 años en el servicio y el gobernador solicitaba al rey su ascenso a Ingeniero en segundo.

 

Bibl.: H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; J. A. Calderón Quijano, Las Fortificaciones Españolas en América y Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1996; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; R. Gutiérrez, Fortificaciones en Iberoamérica, Madrid, El Viso, 2005; K. Osorio Ugarte, “Plano de la iglesia Catedral de Panamá en 1749, por el ingeniero Nicolás Rodríguez”, en Patrimonio Panamá, 27 de abril de 2015 [en línea], disponible en https://www.patrimoniopanama.org/?p=973.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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