Delgado y Fernández, Leandro. Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real), 13.III.1833 – Guadalajara, 11.VII.1901. General de división, procedente del Cuerpo de Ingenieros.
Ingresó, procedente de la clase de paisano, en la Academia Especial de Ingenieros de Guadalajara el 10 de septiembre de 1849, obteniendo el primer puesto entre los que aquel año fueron admitidos.
Terminados sus estudios, fue promovido, por real orden de 23 de septiembre de 1853, a teniente de Ingenieros, siendo nuevamente el primero de su promoción y destinado en Madrid al único Regimiento de Ingenieros que en aquella época había en España. Pasó en abril del año siguiente a encargarse de la Sección de Zapadores Jóvenes. Esta institución se organizó por iniciativa del ingeniero general, Antonio Remón Zarco del Valle, con la idea de crear un plantel de donde salieran no solamente buenos cabos y sargentos para el Cuerpo, sino incluso celadores y conserjes instruidos. Según el Reglamento, la institución estaba abierta a los hijos de los individuos de tropa del Regimiento. Los jóvenes debían: tener entre catorce y dieciséis años, saber leer y principios de escritura y ser de complexión robusta. Según el plan de estudios, se les enseñaba: Gramática, Aritmética, Ordenanzas, Contabilidad, Táctica, Geometría elemental, Dibujo y Fortificación de campaña, materiales de sitio y Manuales de zapa, mina y puentes.
Nombrado ayudante de profesor de la Academia del Cuerpo por real orden de 20 de julio de 1855, al ascender a capitán del Cuerpo por antigüedad el 15 de junio de 1860, siguió como profesor en propiedad de la clase de Mecánica, clase que desempeñó durante diez años consecutivos, obteniendo en el transcurso de este tiempo la Cruz de Caballero de la Orden Americana de Isabel la Católica y el empleo de comandante de infantería (los oficiales de Ingenieros, Artillería y Estado Mayor podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo). Los demás ascensos de su carrera los obtuvo por rigurosa antigüedad en el Cuerpo, hasta que por real decreto de 14 de noviembre de 1887 se le concedió el empleo de general de brigada y por otro de 4 de mayo de 1898, el de general de división.
Dedicado durante algunos años, en situación de supernumerario sin sueldo alguno del Estado, a trabajos técnicos particulares y a la enseñanza de los pretendientes al ingreso a la Academia de Ingenieros, no descuidó por ello los estudios militares, participando en numerosas e importantes comisiones del servicio que le fueron encomendadas, entre las que merecen especial mención, por su misma transcendencia: el reconocimiento del Ebro durante la última guerra civil (Tercera Guerra Carlista), con objeto de estudiar los pasos de este río y disponer las defensas necesarias de la orilla derecha y el emplazamiento de las torres telegráficas; la de presidente de la comisión de estudios de las defensas de los Pirineos Orientales y de la plaza de Gerona y, más tarde, la de jefe de la comisión nombrada, por real orden de 22 de noviembre de 1898, para el estudio de la defensa de las islas Canarias, habiendo presentado, con motivo de estas comisiones, detallados documentos e importantes escritos.
Durante su carrera en el Cuerpo, además del profesorado, desempeñó las Comandancias de Ingenieros de La Coruña y de Mahón; el mando del primer batallón del tercer regimiento de Zapadores-Minadores, en cuya creación tomó una parte muy activa; el del cuarto regimiento de la misma denominación al ascender a coronel; formó parte de la Plana Mayor de Ingenieros del Ejército del Centro en la guerra carlista y ejerció el cargo de vocal de la Junta Consultiva de Guerra y de la Inspección general de las defensas del Reino.
Perteneciendo al Estado Mayor general del ejército, fue nombrado gobernador militar de la provincia de Lugo y posteriormente comandante general de Ingenieros de Galicia, cuyo capitán general lo comisionó para revistar como inspector al Colegio militar preparatorio de Lugo y para acompañarle en la visita que hizo a las ciudades de Tuy y de Orense y a la plaza de Vigo.
Suprimida la Capitanía General de Galicia, se le nombró comandante general en comisión de la segunda región, en cuyo cometido se encontró en Melilla, formando parte del ejército de África, y estuvo varias veces, por sucesión de mando, encargado del Gobierno militar de la provincia de Sevilla y de la subinspección de las tropas activas y de reserva y de las zonas de reclutamiento de dicha Región.
Destinado por real decreto de 22 de octubre de 1898 al Ministerio de la Guerra en clase de jefe de sección, obtuvo en él su ascenso a general de división y su nombramiento de comandante general de Ingenieros del sexto Cuerpo de ejército y, posteriormente, el del mismo cargo en el primer Cuerpo, en el que, habiendo cumplido la edad reglamentaria, pasó a la sección de reserva, el 13 de marzo de 1901.
Además de la Cruz de Caballero de la Orden Americana de Isabel la Católica, ya citada, se hallaba el general Delgado en posesión de la Cruz de segunda clase del Mérito Militar y de la Placa y Gran Cruz de la de San Hermenegildo, así como de la Encomienda de Carlos III.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia (AGMS), Exps. Personales.
Estados (Escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1854-1902; “Necrologías”, en Revista del Memorial de Ingenieros, 56, 9 (septiembre de 1901), págs. 280-282; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; J. Carrillo de Albornoz y Galbeño, Abriendo Camino. Historia del Arma de Ingenieros, Madrid, Imprenta Grafoffset, 1997.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño