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Esteban O'Brien

Biografía

O’Brien, Esteban. ¿Irlanda?, p. t. s. XVIII – España, u. t. s. XVIII. Ingeniero ordinario.

Era procedente de las milicias de irlandeses católicos que colaboraban con España. Era procedente de las milicias de irlandeses católicos que colaboraban con España. Ingresó como cadete del regimiento de Ultonia en la ciudad de Orán en 1747, donde participó activamente en la defensa de la plaza ante los ataques de los “moros”. Posteriormente pasó a formar parte de la expedición a Italia, donde combatió en la batalla de Monte Maggio, en 1748, en el marco del “Segundo Pacto de Familia” (1741-1748).

Estudió las matemáticas en Madrid, donde estaba destinado en 1759 como teniente de Infantería. Por sus habilidades en el dibujo de la cartografía, era admitido en el Real Cuerpo de Ingenieros Militares en 1763 con la categoría de ingeniero delineador. Un año antes O’Brien había participado activamente en el sitio y rendición de la plaza de Almeida en Portugal y en la toma de Miranda, en el desarrollo de la “Guerra Fantástica”, o Guerra hispano-portuguesa de 1762-1763, episodio de la “Guerra de los Siete años”, donde, por sus conocimientos, se le encomendó que efectuase con otros ingenieros el mapa de la provincia de Beira en Portugal, bajo la supervisión del brigadier de Ingenieros Antonio de Gaver.

Destinado en 1763 en Galicia, trabajó en La Coruña y en Santiago de Compostela, donde estaba construyendo un cuartel en 1765. En ese año se le ordenó pasar a América y específicamente para trabajar en el nuevo establecimiento español de las islas Malvinas. O’Brien trató de evitar el nuevo destino, alegando estar enfermo con un tumor escorbútico, aunque finalmente se embarcó en el Ferrol. En carta dirigida al ingeniero general, Juan Martín Cermeño, señalaba que hacía casi 20 años que servía al rey y estar convencido de que no sobreviviría a esta experiencia en las islas, solicitando un ascenso para que tuviera recursos para vivir su futura viuda.

En 1766 llegaba a Buenos Aires como refuerzo, inicialmente en el Callao. El puerto de Lima se había visto gravemente afectado por el terremoto del año 1746 que arruinó la población y las fortificaciones existentes. Para atender a ese aspecto se construyó una gran fortificación pentagonal abaluartada, el Real Felipe del Callao. Desde 1766 Carlos Beranger y Renaud, auxiliado por Antonio O’Brien, trabajó en esa gran fortaleza, en cuyo diseño intervino el mismo virrey, Pedro de Cevallos, que tenía amplios conocimientos matemáticos.

En 1767 desembarcaban de una flotilla en la que iba O’Brien los efectivos españoles necesarios para la recuperación del puerto de San Luis, como llamaban los franceses al puerto de la Soledad. Una vez en las Malvinas, la tarea del ingeniero consistía en llevar adelante la Real Orden de 1768 en la cual se disponía la construcción de viviendas para los colonos y la edificación de un fuerte que sirviera para la defensa de las islas. Esa última tarea había quedado sin terminar y se correspondía con el proyecto del fuerte San Luis que habían comenzado los ingenieros franceses.

Al pasar con su esposa a las Malvinas, O’Brien era ingeniero extraordinario y en 1767, según una Real Orden de 20 de mayo, el rey le concedía el ascenso a ingeniero ordinario, en “mérito a lo sacrificado de su destino”. Acompañaban a O’Brien en el viaje el subteniente del Real Cuerpo de Artillería Francisco de Orduña y un maestro de obras especializado en hacer tejas y ladrillos.

En 1771 O’Brien estaba realizando otras obras de almacenes y depósitos, reparando las antiguas construcciones afectadas por el duro clima de lluvias y vientos y construyendo la capilla, además de tres baterías. En estos trabajos era auxiliado por operarios de la Real Maestranza de Buenos Aires. Su obra fue fundamental para la consolidación del asentamiento de Puerto Soledad y la permanencia de los españoles en la isla, teniendo en cuenta las dificultades de comunicación y los altos costos que significaba el abastecimiento, la disponibilidad de materiales y las posibilidades de realizar construcciones perdurables.

Hacia 1772 había confeccionado mapas de la isla y era trasladado nuevamente a Galicia remitiendo desde La Coruña una descripción de las islas Malvinas. En la descripción de las citadas islas, redactada por O’Brien, Juan Zermeño en 1773 como ingeniero general del Real Cuerpo de Ingenieros, decía: “Solo he tenido dos canteros y ocho presidiarios […] Se ha hecho solamente las obras siguientes: Una Capilla de tepes con Avitación para los dos Capellanes y el Sacristán, dos quartos de ladrillo en la casa del Gobernador, una de piedra en la del Ministro de la R. Hacienda y de lo mismo desde los cimientos, un Almacén, una casa para el Thete. de Rey, otra para el oficial de Artillería y una Panadería con dos caxas de hornos, la una de ellas de quatro varas y media de luz y la otra de dos y quarta para el pan con Avitación para los panaderos y demás oficiales precisos”.

En cuanto a la capilla (Nuestra Señora de la Soledad) tenía una planta en forma de T con nave única y en su transversal se alzaba la sacristía y dos habitaciones para dos capellanes “religiosos franciscanos de estas islas”.

 

Bibl.: A. S. J. de Paula, “El Real Cuerpo de Ingenieros Militares y la cultura artística en el sur de América”, en Seminario de Crítica del Instituto de Arte americano e investigaciones estéticas, 56 (1995); P. Sanz Camañes, Las ciudades en la América hispana: siglos XV al XVIII, Madrid, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2004; C. Laorden Ramos, Obra Civil en Ultramar del Real Cuerpo de Ingenieros, Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, 2 vols.; C. Laorden Ramos, “Obras Civiles en América del Arma de Ingenieros”, en Revista de historia militar, 1 extra (ejemplar dedicado a “Los ingenieros militares en la historia de España. III Centenario de la creación del Arma de Ingenieros”) (2012), págs. 137-154; R. Gutiérrez (coord.), Arquitectura y planeamiento en las Islas Malvinas: 1764-1833, Buenos Aires, Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, 2020; J. Godoy, Nación, Fuerzas Armadas y dependencia: La defensa nacional y la emergencia industrial de una conciencia industrial en la Revista Militar desde la creación de YPF 1922 al 17 de Octubre de 1945, Buenos Aires, Editorial Punto de Encuentro, 2020.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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